Claudia Espino, la propuesta de Taddei a la Secretaría Ejecutiva del INE
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de julio de 2016.- El diputado del Grupo Parlamentario del PRD, Rafael Hernández Soriano, celebró que el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, haya firmado el decreto que prohíbe el matrimonio de mujeres menores de 18 años y que entró en vigor a partir de este día: “Esta acción es una medida importante no sólo de carácter jurídico, sino plenamente con visión social, porque se nos están casando nuestras niñas y niños por razones económicas o de seguridad que contraen matrimonio con personas mayores, mientras que las y los menores no cuentan con la madurez biológica ni emocional que luego trae consigo diversos tipos de problemas”, acotó el legislador.
Recordó que este paso que se da en la capital del país, es en cumplimiento de los Acuerdos del Milenio 2015, donde entre otros figura el de erradicar la pobreza, lograr la enseñanza primaria universal, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y reducir la mortalidad infantil.
El también secretario de la Comisión de la Niñez, señaló que es necesario que de manera paralela esta acción vaya acompañada una campaña permanente dirigida a las y los menores sobre las implicaciones que les puede significar, no sólo jurídicamente contraer matrimonio, sino lo que va a representar hacerlo muy jóvenes.
Entre muchas de las consecuencias está la pérdida de estudios, el alejamiento de su familia y amigos, pero sobre todo, el quebranto de su niñez, de su infancia, periodo importantísimo que tienen que pasar para alcanzar la madurez que es importante para el resto de sus vidas.
Hernández Soriano recordó que con la Ciudad de México, de los 32 estados de la República, son 10 ya las entidades donde se establece como edad mínima los 18 años para poder contraer matrimonio, tal como lo establece la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en su artículo 45.
En tal sentido, urgió al resto de las entidades del país a armonizar sus códigos civiles, debido al alto grado de matrimonios adolescentes que trae graves consecuencias de carácter social, incluso para las mismas familias y el Estado mismo.
Según datos del INEGI, de 2010, 434 mil niños, niñas y adolescentes se casaron o están en unión libre; de ellos, 32 mil tienen entre 12 y 14 años, mientras 402 mil fluctúan entre los 15 y 17 años, es decir, todos menores de edad.