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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de noviembre de 2017.- Dos meses después de la sacudida que volvió a probar la vulnerabilidad de la Ciudad de México ante los desastres naturales, el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República llama a incluir de manera prederterminada a los terremotos en los seguros para bienes inmuebles.
Debido a que los seguros constituyen, en teoría, un apoyo económico que coadyuva a no disminuir considerablemente el patrimonio, el IBD expone que son pocos los mexicanos (personas físicas o morales) que tienen contratado una póliza de este tipo, para proteger sus bienes de las consecuencias negativas de distintas catástrofes.
En su investigación Seguros contra daños: una herramienta de prevención, indica que los sismos del mes de septiembre de 2017 pusieron en el radar temas diversos como los contratos de seguros contra daños.
“Los mexicanos no tienen la cultura de contratación de dichos seguros para proteger sus bienes inmuebles de daños ocasionados por catástrofes naturales; además, las aseguradoras, en sus pólizas básicas no incluyen la protección contra daños ocasionados por dichos desastres y la legislación tampoco coadyuva a que por ‘default’ se incluya dicha protección”, reza el documento Mirada Legislativa.
A pesar de los trámites y detalles de los seguros contra daños, el IBD subraya importante crear una cultura de prevención contra el riesgo para que, los particulares estén conscientes de que el desembolso que realizan para contratar una prima contra daños, documento que significar un alivio y una gran ayuda en el momento de sucesos catastrófcos como los terremotos.
Las condiciones generales y endosos de la póliza, que son los anexos al contrato, señalan que los riesgos que se pueden cubrir con un seguro de vivienda. Un seguro contra daños puede proteger la vivienda contra catástrofes como un terremoto o una erupción volcánica por los daños que se causen a raíz de dicho acontecimiento.
También puede cubrir los daños que se ocasionaron a bienes que se encontraban dentro de la vivienda. Dependiendo de la cobertura, se puede tener el beneficio el pago de renta de otra vivienda, en caso que la casa no pueda ser habitada por reparaciones remoción de escombro.
La primera Ley sobre el Contrato de Seguro en México se promulgó en 1935, donde se incluye el seguro contra daños.
Durante 2013, el gasto promedio realizado por los hogares que contratan seguros contra incendios, daños y riesgos para la vivienda fue de nueve mil 882 pesos. Específicamente, en casas independientes gastaron 12 mil 262, en vivienda en condominio vertical mil 533, vivienda en condominio horizontal mil 804 y otras viviendas cuatro mil 39.
Conforme al Anuario Estadístico de Seguros y Fianzas 2015, la composición de la cartera de daños se distribuyó de la siguiente forma: automóviles 50.5 por ciento, diversos 13.25, terremoto 10.9 por ciento, incendio 8.5 por ciento, marítimo y transportes 7.3 por ciento, responsabilidad civil, 6.1 por ciento; agrícola, 2.6 por ciento; crédito, 0.6 por ciento; crédito a la vivienda, 0.3%; y garantías financieras, 0.01 por ciento, según el reporte de 2015 de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En una escala de mayor a menor riesgo, México ocupa el lugar 95 de 171 países, de acuerdo con el World Risk Report 2016 de la Universidad de Stuttgart.
Además, tiene una susceptibilidad de 23.36 por ciento y se encuentra en rango medio en esta variable, entendiéndose ésta como las condiciones de exposición de comunidades que los hacen más o menos vulnerables a tener experiencias negativas provocadas por desastres naturales o cambio climático.