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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de junio de 2018.- La propuesta del candidato Andrés Manuel López Obrador en materia de política social es el programa de apoyos económicos para jóvenes que quieren estudiar o trabajar pero no encuentran oportunidades, al cual ha llamado “Jóvenes Construyendo el Futuro” y está incluido en su Proyecto de Nación 2018-2024.
El tema de los jóvenes ha sido central en la narrativa de cambio de López Obrador, quien ha vinculado esta propuesta no sólo con el acceso a la educación, sino como un vehículo para reactivar la economía y combatir la criminalidad, bajo el lema “becarios sí, sicarios no”.
El programa atendería a jóvenes entre 15 y 29 años, mediante acciones en el ámbito educativo (Jóvenes con Escuela) y laboral (Jóvenes con Futuro).
“Jóvenes con Escuela” atendería anualmente a 300 mil jóvenes que buscan continuar sus estudios de educación media superior y superior, otorgándoles un apoyo mensual de un salario mínimo (alrededor de 2,400 pesos).
Mientras que “Jóvenes con Futuro” se compone de seis acciones que van desde apoyo para jóvenes en labores del campo, actividades comunitarias, fomento a la educación y deporte, personas con necesidades de capacitación, emprendedores y un esquema para incluir a los recién egresados al servicio público. En conjunto, se atendería hasta a 2.6 millones de jóvenes al año con un apoyo de hasta 1.5 salarios mínimos al mes (alrededor de 3,600 pesos).
El problema de la falta de oportunidades para los jóvenes en México
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) 2016, en México existen alrededor de 8.1 millones de jóvenes, entre 15 y 29 años, que no estudiaron la educación media superior y estarían en condiciones de cursarla, ya sea porque tienen secundaria terminada o porque la comenzaron pero no la acabaron.
Por otro lado, 921 mil jóvenes, en el mismo rango de edad, que forman parte de la población económicamente activa, se encuentran desocupados y están buscando un empleo.
Además, de acuerdo con la ENIGH 2016, 43 por ciento de los jóvenes entre 15 y 29 años vive en situación de pobreza y 48% tiene ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
Los jóvenes que sí tienen trabajo formal también enfrentan condiciones precarias: el actual sistema de pensiones individualizado (reformado en 1992) requiere de un ahorro voluntario mayor a las contribuciones mínimas para que los jóvenes que actualmente son formales puedan tener pensiones dignas, al ser por aportaciones individuales (AFORES).
Quiénes sí y quiénes no.
Con información de la ENIGH 2016, Oxfam México calculó varias poblaciones susceptibles de ser atendidas por el programa.
De los 8.1 millones de jóvenes entre 15 y 29 años que no cursaron la educación media superior, 2 millones están en un rango de edad “ideal” para cursarla -entre 15 y 19 años- y un millón de estos jóvenes es pobre. El programa “Jóvenes con Escuela”, que atendería a 300 mil jóvenes al año, sería insuficiente para cubrir a todos los jóvenes en pobreza que están en condiciones de estudiar la prepa y más si se considera que el componente también abarca la educación superior.
En cuanto al programa “Jóvenes con Futuro”, el apoyo con mayor número potencial de beneficiarios es el de “Jóvenes reconstruyendo el campo”, dirigido a actividades agropecuarias, madereras y de rescate ambiental. De acuerdo con la ENIGH 2016, existen aproximadamente 3.7 millones de jóvenes en pobreza en el ámbito rural, pero no es claro que el programa vaya dirigido a ellos, ya que el Proyecto de Nación menciona a estudiantes o técnicos con carreras afines, mientras que un gran número de jóvenes en pobreza padece rezago educativo, por lo tanto, no son potenciales beneficiarios del programa. Esto sin tomar en cuenta a los jóvenes que no completaron la educación básica y que por lo tanto, tampoco son beneficiarios potenciales de “Jóvenes con Escuela”.
Por otro lado, el componente de brigadas de acción comunitaria y jóvenes por la esperanza está dirigido a actividades en beneficio de la comunidad. Si bien es cierto que estas actividades pueden tener impactos favorables más allá de lo económico (como mejorar el tejido social y promover espacios públicos de convivencia mejores) no es claro que dicha intervención genere capacidades para entrar al mercado laboral y tener un resultado sostenido, rompiendo el ciclo de precariedad que enfrentan estos jóvenes.
La propuesta de AMLO, ¿es financieramente viable?
De acuerdo a los cálculos del documento del Proyecto de Nación 2018-2024, el costo total máximo del programa -considerando 2.9 millones de jóvenes en sus dos componentes- rondaría los 109 mil millones de pesos. Sin embargo, estimaciones del Proyecto de Nación asumen que en realidad la población que utilizará dicho apoyo es de 1.8 millones (no todos los jóvenes se afiliarían al programa). Es por ello que el costo estimado estaría en realidad alrededor de un rango entre 73 mil y 109 mil millones de pesos. Este monto sería sólamente el costo de las transferencias a beneficiarios. El costo total del programa podría crecer si se generan otras acciones que impliquen mayores costos administrativos.
El monto requerido para financiar este programa es relativamente grande en comparación con otros ya existentes. De acuerdo con el Inventario de Programas Sociales del CONEVAL, el presupuesto de Prospera -el tercer programa social más importante del país, después del IMSS y los subsidios de la SEP a organismos descentralizados- fue de 82 mil millones de pesos en 2018.
El equipo de López Obrador ha dicho que parte del gasto será financiado con ahorros de austeridad y combate a la corrupción, con lo cual calcula tener recursos adicionales por 500 mil millones de pesos.
Por otro lado, si se utilizara el presupuesto de programas similares ya existentes, sería difícil financiar la intervención propuesta por López Obrador. Con base en el Inventario de CONEVAL, Oxfam México ubicó siete programas que tienen como población objetivo o dentro de alguno de sus componentes un apoyo directo a los jóvenes en materia educativa, de combate a la pobreza, apoyo a emprendimiento o de certificaciones para el trabajo: 1) Fondo Nacional del Emprendedor, 2) Programa Nacional de Becas, 3) Programas y acciones de la Política Laboral, 4) Programa de Apoyo al Empleo, 5) Articulación de políticas públicas integrales para la juventud, 6) Programa de atención a jornaleros agrícolas y 7) Subsidios a programas para jóvenes. El monto conjunto de estos programas es de 17 mil millones de pesos.
Cinco condiciones para asegurar el éxito
En su proyecto nación, el candidato toma a un grupo de programas en Alemania, Argentina, Colombia y Brasil como muestra de éxito. La principal similitud entre estos radica en la modalidad dual, es decir, en la combinación de aprendizaje teórico en aulas con entrenamiento práctico en empresas. Entre los programas citados en el proyecto, el más exitoso es el de formación dual en Alemania. No obstante, de los 2.6 millones de jóvenes que busca atender la propuesta del candidato, únicamente 250 mil formarán parte de los programas de capacitación que guardan similitudes con el proyecto alemán.
Aunado a lo anterior, de acuerdo con experiencias internacionales en la implementación de sistemas duales, para que un programa de este tipo cumpla sus objetivos, se deben tomar en cuenta cinco elementos:
La adopción de un sistema dual (combinar trabajo y estudio) deberá ser gradual. El programa de formación dual en Alemania comenzó a mediados de los 1800’s y gradualmente se han creado normas legales, se forjaron creencias en la sociedad, se establecieron principios pedagógicos y estructuras institucionales que actualmente son la base del sistema.
Atender otras condiciones estructurales de los mercados de trabajo: Mientras que otros países desarrollados cuentan con niveles de informalidad menores y sistemas de protección social más comprensivo, en México persiste una precariedad laboral asociada a estos factores. Es por ello que se deben generar políticas complementarias que aseguren una inserción laboral de calidad, particularmente para las mujeres, ya que la actual propuesta no considera barreras de género en la entrada al mercado laboral, ya que el acceso es menos para mujeres.
Definir previamente los sectores en donde se aplicará el programa. Los programas duales en los países antes mencionados suelen centrarse en sectores técnicos, donde el entrenamiento práctico es la parte esencial para poder desempeñar el empleo. Centrar el programa en estos sectores tendría el doble de beneficio de certificar trabajos mayoritariamente manuales, contribuyendo a que se formalicen y que quienes los desempeñan reciban tanto protección social, como mejores sueldos.
Comprometer al sector privado. Para que el programa funcione, deberá haber un sector privado para dar un verdadero entrenamiento de calidad, adoptar los objetivos de insertar a los jóvenes en puestos de trabajo con responsabilidades reales y aceptar las certificaciones como muestra suficiente de preparación. De hecho, el programa funciona en los países antes mencionados al ser también altamente beneficioso para el sector privado: las empresas que proveen el entrenamiento se ahorran los costos de reclutamiento y también evaden el riesgo de contratar a un trabajador que en la práctica no cuente con las habilidades necesarias para el empleo.
Se deberá evitar la creación de estigmas ante quienes forman parte del programa. En países como Corea del Sur el estigma se ha creado al ver a los aprendices, como aquellos que no se esforzaron lo suficiente para entrar a las escuelas de mayor prestigio. Desde sus comienzos el programa deberá ser planteado como respuesta a todos aquellos jóvenes a los que el sistema dejó atrás y no de forma contraria.