Teléfono rojo
Finalmente terminó la primera etapa de chismes, trascendidos, filtraciones y demás en torno al arraigo de los militares acusados por la Procuraduría General de la República de tener nexos con narcotraficantes.
Los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia Vargas, Roberto Dawe González y el teniente coronel Isidro de Jesús Hernández Soto fueron internados en un penal de máxima seguridad con lo que culminaron 80 tormentosos días de cuestionable arraigo.
Durante ese tiempo se tejieron las más inverosímiles historias de estilo policiaco, algunas rayanas en leyenda y otras, dichas por vacas sagradas del periodismo, que presumían de tener información fidedigna para cebarse en los militares caídos en desgracia.
De todo ese sainete de informaciones encontradas, de acusaciones y desmentidos, al final quedó la clara acusación de la PGR en contra de esos milites: delincuencia organizada, tráfico de droga, homicidio y haberles proporcionado protección a la organización criminal de los Beltrán Leyva, como a Edgar Valdez Villarreal La Barbie y Gerardo Álvarez Váquez, alias El indio.
Ahora sigue la segunda etapa, el proceso judicial en donde comenzarán, otra vez, los chismes, los trascendidos, las filtraciones, afirmaciones, desmentidos y, en medio, las vacas sagradas que presumen de saberlo todo. Bah!
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Una pregunta al aire:
¿Por qué sólo se pide la anulación de la elección presidencial y no todo el proceso en donde las izquierdas ganaron en Tabasco, Morelos, Guerrero y el Distrito Federal?
Preguntamos porque no sabemos, no para ver si son pentontos.
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Hay un saldo negativo al final del camino presidencial de Felipe Calderón que le quieren cobrar a fuerza de acusarlo reiteradamente de ser el principal causante de la debacle del 1 de julio y la caída al tercer lugar como fuerza política.
En el 2006 cuando inició su mandato había nueve gobernadores panistas en el país. Al terminar su mandato sólo hay cuatro. Sí, solo cuatro.
Pero también había 60 mil mexicanos más vivos, entre buenos y malos, entre mujeres y niños, entre militares, marinos y policías, entre víctimas inocentes que nunca supieron o nunca entendieron por qué murieron.
Pero ese es otro saldo que no le cobrarán los panistas. Ese se lo cobrará la historia.
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