Navidad y tinieblas
Toda la gente se pregunta: ¿Y la autoridad?
¿No habrá alguien que ponga un alto a la ola de violencia que se está gestando a partir de la confrontación entre las huestes de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador?
En medio de ellos, Soriana y sus clientes, indefensos y bajo constantes ataques de militantes perredistas, aunque lo nieguen los dirigentes.
La cadena de almacenes Soriana de pronto se vio inmersa en un inusitada guerra entre partidos y candidatos presidenciales por su probable participación en una operación de compra de votos por medio de tarjetas de monederos electrónicos a favor del PRI.
Nada de eso ha quedado plenamente comprobado.
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La tarde de ayer se difundió profusamente la toma de una sucursal de Soriana en Chicolopan, en el Estado de México, y la retención contra su voluntad de clientes, privados ilegalmente de su libertad (léase secuestro), y nadie hizo nada.
El grupo de asaltantes fue encabezado por Gerardo Cervantes, candidato perredista perdedor de la alcaldía.
La evidencia existe, y la niegan a pesar de que está a la vista de todos.
López Obrador dice “serénense, no me culpen”, mientras deja hacer a su gente.
Cuánta hipocresía refleja en sus palabras y su actitud.
Cuánto odio y resentimiento anida en su alma y con sus velados dichos y arengas conducirá a una tragedia y finalmente se lavará las manos.
Todo así lo indica.
¿En dónde quedó el amor?
Pero… ¿y el Jefe del Estado México, garante de la paz y la tranquilidad del país?
Bien, en su gira del adiós…
Ha de pensa como su antecesor: ¿Y yo por qué?
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