Obispos de México: Un nuevo horizonte/Felipe de J. Monroy*
Aquí les va de nuevo.
Vale recordar que Enrique Peña Nieto es Jefe de Estado y de Gobierno. Está en sus manos resolver muchos de los problemas que aquejan a México.
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¡Vale! Comenzamos otro año, con renovados sueños, ilusiones y esperanzas.
Con renovados ánimos y bríos, pero sobre todo, con la mirada fija en el promisorio futuro.
Por eso iniciamos este espacio con una serie de recomendaciones y observaciones que, con esperanza, esperemos que alguna vez hagan caso quienes dirigen los destinos de nuestro México.
Y a quién más podemos dirigirnos si no al nuevo gobierno que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto, a quien le decimos:
No, señor Presidente, usted no puede permitir que siga existiendo un sindicalismo tan corrupto y ofensivo para la sociedad actual de México, con personajes como los que dirigen el SNTE, la FSTSE, a los Petroleros, el STUNAM…
No, señor Presidente, usted no puede permitir que siga existiendo un Poder Judicial tan corrupto y podrido, en donde 99 por ciento de los casos que llegan a sus manos no se resuelven, aunque el Presidente de la Suprema Corte se haga el ofendido. Su estructura, aún con su mentada Judicatura, que él mismo preside, siguen siendo los mismos. Están podridos por dentro.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que se siga tratando a nuestros campesinos, hombres y mujeres, como infantes, sin derechos verdaderos y plenos sobre la “propiedad” de la tierra. En pleno Siglo XXI siguen siendo víctimas de agiotistas, coyotes, fraccionadores, mineros y toda la fauna nociva que se ha aprovechado durante años y años de ellos por su ignorancia, pobreza y atraso.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que el Poder Legislativo siga funcionando como hasta ahora. Sus prácticas legislativas son ridículas, y son leales a sus propios intereses, con una fidelidad perruna a quienes los pusieron ahí. Es un Poder que tiene harto al pueblo. Sus integrantes son repudiados y rechazados por la sociedad en general. Lo más más grave es que se han vuelto unos cínicos. Nada de lo que se diga de ellos les importa. Hacen lo que les viene en gana, para eso es el fuero, ¿no?
No, señor Presidente, usted no puede permitir que sigan impunes ex gobernadores que se enriquecieron al amparo de sus cargos, como los fideles herrera, los yarringtons y demás que al no haber hilo conductor desde el Centro hicieron y deshicieron a su antojo.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que el burocratismo frene el desarrollo del país. Es aberrante que aún en estos tiempos existan oficinas de gobierno que trabajan con mecanismos y políticas del siglo pasado.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que siga en aumento la desilusión de nuestros jóvenes que cuando buscan su primer empleo, estúpidamente lo primero que se les pide es experiencia.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que continúen las corruptelas para poder abrir negocios y crear empleos. Es evidente que el tráfico de influencias es una de las prácticas que más lastiman a la sociedad.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que continúe la migración de hombres y mujeres valiosos para el país, máxime si se trata de gente preparada, de verdaderos cerebros que mucha falta hacen aquí.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que las cosas sigan igual o peor. Usted fue elegido para gobernar, para proteger a los mexicanos, no para permitir que ser agredidos por las disque fuerzas del orden parapetadas en la PGR, en la Policía Federal, y algunos miembros de la Armada y el Ejército.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que sigan pululando los llamados cárteles de la droga, los zetas, los chapos, los golfos, o como se llamen. Ya basta de que todos sepamos lo que pasa y todos hagamos como que no pasa nada.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que el país siga ensangrentado y que continúen las ejecuciones a mansalva, a pesar de que los medios ya no den cuenta de ello porque el tema, de tan frecuente, ha dejado de ser noticia de portada
No, señor Presidente, usted no puede permitir que siga el desmesurado crecimiento de los lavaderos de dinero que son las cadenas de los grandes casinos en el país, que están prohibidos por la Constitución, pero que a los gobiernos panistas le valió y permitieron la apertura y crecimiento de esos congales que por un tiempo fueron los principales centros financieros de campañas políticas de alcaldes, gobernadores y hasta aspirantes a la Presidencia.
No, señor Presidente, usted no puede permitir que se siga jugando con las ilusiones y el destino de millones de mexicanos que votaron por usted, y los que no también, usted es el Presidente de todos, quiérase o no. Se esté de acuerdo con usted o no. Usted gobierna para todos.
No, señor Presidente, usted no sólo es el jefe del Poder Ejecutivo y del Gabinete que lo ayuda a gobernar; también es jefe de las instituciones nacionales, es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y todo lo que indica el Artículo 89 de la Constitución Política Mexicana.
Por eso consideramos que todo lo aquí expuesto no es una desmesura.
Son temas que están en sus manos resolver.
Todo lo que se necesita es voluntad política y, a veces, un manotazo en el escritorio.
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Nos leemos la próxima
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