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Abanico
La Comandanta en La Marcha de La Lealtad
Jorge Herrera Valenzuela
En la celebración del 112 aniversario de La Marcha de la Lealtad, el inicio de la sangrienta Decena Trágica, son varios los aspectos que, en esta ocasión, destacan como inéditos.
El primero, es que el recuerdo de la mañana trágica del 9 de febrero de 1913, por primera vez lo presidió una mujer, reconocida como Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas de México, aceptada por su “valentía, sensatez y amplio nacionalismo”.
Militares y marinos reconocieron, por voz de los altos mandos militares, a la Primera Presidenta de México, como la máxima autoridad del Ejército y la Armada, incluida la Fuerza Aérea Mexicana.
Para la historia, este domingo 9 de febrero de 2025, registra el evento en la explanada del Castillo de Chapultepec, sitio residencial del que salió el presidente Francisco Ignacio Madero González hacia Palacio Nacional.
Montaba su caballo y lo escoltaron cadetes del H. Colegio Militar, enterado de la sublevación dirigida por el general Manuel Mondragón. Entre los jóvenes estaban José López Portillo y Rojas y Felipe Adolfo de la Huerta Marcor. Padre de un presidente y un presidente interino, respectivamente.
La doctora Claudia Sheinbaum Pardo llegó en un vehículo militar descubierto, acompañada de los titulares de la Defensa Nacional y de Marina.
En otro transporte la seguían la Secretaria de Gobernación, el Canciller Juan Ramón de la Fuente y Omar H. García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
DETALLES ENTURBIADORES
Es de comentarse y caer en la especulación, dos detalles singulares.
La presencia del general Salvador Cienfuegos Zepeda y la ausencia de la representación del Poder Judicial Federal.
Cienfuegos Zepeda fue secretario de la Defensa Nacional en el régimen del atlacomulquense-español Enrique Peña Nieto. La DEA lo detuvo el 15 de octubre de 2020, en el aeropuerto de Los Ángeles, California. Iba de paseo con su familia.
Lo acusaron de estar ligado a los narcotraficantes mexicanos y una juez declaró que era un delito grave, sin embargo, dos días después tuvo que acatar la orden para dejar en libertad al militar. Se cerró el expediente.
Pronto estaba de regreso el general Cienfuegos Cepeda. Tranquilo en su residencia fue enterado de que el gobierno mexicano estaba comprometido a investigarlo.
El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, el 14 de enero siguiente declaró que no había delito que perseguir en contra del exsecretario de la Defensa Nacional. Todo mundo feliz, particularmente en Palacio Nacional y en una residencia española que adquirió el mexiquense.
La presidenta Sheinbaum Pardo justificó la asistencia del referido exfuncionario, porque se invita todos los que han sido directores del Heroico Colegio Militar. Agregó que, tanto en Estados Unidos como en México, el general está exhonerado.
GUERRA SIN CUARTEL
Sabemos de antemano que la División de Poderes, constitucionalmente establecida desde 1917, “está en pausa oficial”, desde el día en que el presidente tabasqueño no pudo imponer, a una licenciada en Derecho, acusada de plagiar una Tesis Profesional para recibir el título correspondiente.
La situación se agravó cuando en el Teatro de la República, en Querétaro, la Ministra Presidenta Norma Lucía Piña Hernández, no se levantó de su asiento para recibir al Presidente de la República. Era un 5 de febrero.
Se desató más fuerte el enojo presidencial, el Jefe del Ejecutivo Federal jamás aceptó su derrota en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ni lo ocurrido durante la ceremonia conmemorativa de la Constitución Política de 1917.
Le tundieron a la ministra Piña Hernández desde las tribunas legislativas, en todo lugar donde aparecían los militantes del partido en el poder. La orden de Palacio Nacional, “ni el teléfono le contesten” y desde hace dos años la titular del Poder Judicial, es “persona non grata”.
En el evento de este año, en Querétaro, estuvieron invitadas, sin representación, las tres ministras afines al régimen. Una de ellas, en diciembre pasado, brindó con sus amigos y dijo que lo hacía “porque voy a ser la presidenta de la Corte”. Este ocurrirá allá por agosto de este año.
La Primera Presidenta de México mantiene “la guerra sin cuartel” contra los actuales integrantes del Pleno, exceptuando al trío de su partido. La historia habrá de juzgarla por anular al Poder Judicial.