Abanico
Morena contra Morena, no necesitan enemigos
LOS TRIUNFOS NO SON DE MORENA, SON DE SU FUNDADOR Y LÍDER
Si tres morenistas no coinciden en criterio y no armonizar para tomar una trascendental decisión, tres mil reunidos para “elegir” a su candidato presidencial, seguramente que se enfrascarán en una batalla nunca vista y al final, como siempre el Número Uno decidirá quién es la persona que podría sustituirlo en 2024.
Bastaron cuarenta y ocho horas para que en todo el País se “descubriera” que el Movimiento de Regeneración Nacional, con su llamada cuarta transformación y registrado como partido político con las siglas MORENA, presenta una cadena de irregularidades, elementales, básicas, de primaria.
Lo que vivieron los morenistas en sus reuniones estatales para nombrar a los consejeros al congreso nacional que celebrarán los días 17 y 18 de septiembre próximo, demuestra la incapacidad de manejo político, la falta de experiencia en organización interna y la nula facultad conciliatoria.
El fundador y dueño de Morena minimizó lo sucedido sábado y domingo cuando, dijo, acudieron 2.5 millones de mexicanos a votar. El colimense que trabaja como presidente de Morena aseguró que “tres millones de ciudadanos participaron en una jornada cívica, pacífica y ejemplar”. Es considerable la diferencia de cifras
De acuerdo con las versiones periodísticas y lo que se subió a las redes sociales, hubo enfrentamientos físicos entre mujeres y hombres, quemaron papelería, destruyeron urnas y mobiliario, golpearon con bats de beisbolista. Hubo los acarreos de “voluntarios” que recibieron papelitos con los nombres de las personas por las que deberían de votar.
FDN, PRD Y MORENA, LO MISMO
MORENA tuvo un abuelo y un padre que terminaron su vida en corto tiempo. Tuvieron dos mandos con experiencia, avezados en organizar grupos para intervenir en política. Ambos triunfaron. Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quienes cobijaron al también exPRIista, como ellos, y ahora sin ellos el tabasqueño despacha como Presidente de la República.
En 1988 se impuso el candidato presidencial del Frente Democrático Nacional, “cuando se cayó el sistema”, pero no defendieron el triunfo. Transformado el Frente, en mayo de 1989, en Partido de la Revolución Democrática en 1997, desplazó del Distrito Federal al PRI. Desde entonces el gobierno y las legislaturas federal y local de la Ciudad de México quedaron bajo el control del PRD y en este sexenio, lo tiene Morena. En ambos comicios el candidato fue el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Los políticos-políticos perdieron su fuerza en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado. A finales del gobierno de José López Portillo principió el movimiento tecnócrata que floreció con los presidentes carlos salinas de gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León. Se abandonaba el principio del nacionalismo revolucionario e imperó el neoliberalismo, consistente en la privatización de las empresas paraestatales, el despido masivo de trabajadores del Estado, recorte del presupuesto público (salud y educación, principalmente) y la implantación de topes salariales. Parece que hoy hay algo de eso en cuanto a recortes y salarios.
Eso provocó la disidencia y fueron Porfirio y Cuauhtémoc con otros personajes, como Rodolfo González Guevara, Gonzalo Martínez Corbalá y otros de esa época (1986). Surgió la Corriente Democratizadora y todo terminó, en 1987, con la expulsión de Muñoz Ledo y de Cárdenas Solórzano. Conjuntaron a los grupos de izquierda en el Frente Democrático Nacional, FDN, que fue la base para fundar el PRD con “12 Tribus” que habrían de disputarse el poder político y económico.
Porfirio dejó el PRD en 1999 para ser candidato presidencial apoyado por el Partido Auténtico de la Revolución Democrática y Cuauhtémoc decidió salirse en 2014.
El 5 de mayo de 1989 aparece el PRD y no tardó en constituirse como una verdadera fuerza de oposición, pero la ambición interna lo acabó. Las renuncias estuvieron a la orden del día y el partido del Sol Azteca cambió cuando el tabasqueño de Macuspana le da vida a su Movimiento de Regeneración Nacional y en 2014 obtiene el registro oficial como MORENA.
Pues bien. La presencia del Frente Democrática Nacional fue breve y tiene una plena justificación, pues fue un órgano de transición. Al entrar a la lucha política el Partido de la Revolución Democrática, sorprendió a medio México. Tuvo una fuerza incontenible, reflejo de la experiencia de la pareja atómica. Porfirio y Cuauhtémoc, Cuauhtémoc y Porfirio. Ganaron gubernaturas, senadurías, diputaciones federales, Congresos Locales, presidencias municipales.
Ah, pero la felicidad no duró lo suficiente. Los padres de la criatura dejaron sus espacios. Se enfrió el calor romántico. En 2012 el tercer presidente nacional del PRD anunció su salida, en la Plaza de la Constitución, para dedicar su tiempo al partido que él fundó y que lo apoyó para ser Presidente de la República. Dejó al PRD porque las dirigencias de las 12 tribus no lo dejaron ser el único mandamás. Los perredistas se dispersaron. Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva junto con Guadalupe Acosta Naranjo, de hecho lo minimizaron políticamente hasta dejarlo convertido en un partido que buscó ser parte de una trialianza.
El tabasqueño no se dobló, anduvo de un lado para otro hasta que organizó su Movimiento de Regeneración Nacional y el cerebro lo iluminó para denominarlo MORENA. Piensen, estimados visitantes de este diario digital, ¿por qué esas siglas? Las dos veces que postuló candidato presidencial (2006 y 20112) perdió y esa es otra historia.
SE AUTODESTRUYEN LOS MORENISTAS
Desde el comienzo el partido político MORENA tuvo, tiene y tendrá, un solo capitán, un solo mando. La primera, la segunda, la tercera palabras y hasta la última para decidir los caminos a recorrer, la ha dicho, la dice y la dirá el fundador y líder que, sin dejar de hacer campaña, en la tercera postulación logró que su sueño se convirtiera en realidad: ganó arrolladoramente en las urnas, la Presidencia de México.
MORENA por unanimidad de los consejeros del Instituto Nacional Electoral obtuvo su registro oficial el 9 de julio de 2014. El tabasqueño fue primer presidente nacional hasta 2017. La distinguida empresaria y lideresa entre sus compañeros industriales, la defeña Yeidckol Polevnsky Gurwitz (Citlali Ibáñez Camacho, su nombre original) ocupó el liderazgo durante cuatro años. Alfonso Ramírez Cuéllar, de Río Grande, Zacatecas, diez meses en 2020 presidió el Comité Nacional Morenista y le entregó el mando al colimense Mario Delgado Castillo, en noviembre de 2020.
Ni la dama como tampoco el zacatecano como tampoco ahora el colimense puede decir que la libertad es una característica para ejercer la presidencia de Morena, cuya “definición ideológica” abarca las siguientes vertientes: Antineoliberalismo, Movimiento de Izquierda, Democracia Participativa y Centro Izquierda. A ello sume las diversas corrientes que están inmersas en el partido, buscando posiciones políticas o nombramientos en la administración.
La lucha entre los militantes obedece al enunciado en las últimas líneas del párrafo anterior. En los cortos 5 años, Yeidckol, Ramírez Cuéllar y el actual dirigente morenista han afrontado problemas internos. Cada uno en su momento pusieron toda su capacidad para salir adelante, aunque lo sucedido sábado y domingo pasados son reveladores de las pugnas, la división de los grupos que demandan derechos y prerrogativas. No precisamente los llamados “corcholatas”, sino sus simpatizantes.
Están programadas dos reuniones nacionales. La principal será los días 17 y 18 de Septiembre. El congreso nacional donde se delimitarán todas las acciones para los comicios estatales del 2023 y los federales del siguiente año el de la sucesión, cambio de senadores y diputados, varios gobernadores y presidencias municipales.
El partido en el poder tiene barreras que no fácilmente derribarán.
La más seria es que NADA, NADA, NADA, relacionado con las nominaciones de candidatos podrá oficializarse si no tiene el VISTO BUENO de quien todos los días tiene su programa televisivo “La Mañanera”, ya sea en Palacio Nacional o en donde se encuentre de campaña político-electoral.
Otro obstáculo que destaca es que Morena carece de una estructura nacional y ello quedó demostrado en el fin de semana.
Dedicar el tiempo a lanzar cargos, presentar acusaciones, dividir a los mexicanos, no les permitió ver que para una campaña electoral se requiere contar con comités seccionales, comités vecinales, comités distritales, comités municipales y comités estatales; en la Ciudad de México son los vecinales, los distritales y los de alcaldías. Con ello se restringe mucha la pelea callejera, los golpes con bates y las acciones de violencia como robo de urnas, urnas embarazadas, acarreo de “voluntarios” que tanto criticaron los morenistas cuando no tenían poder político y dinero suficiente para sus eventos.