Libros de ayer y hoy
En La Campal de Querétaro, Hay Mar de Fondo
En México el fútbol soccer no es deporte, es negocio
Los vándalos disfrazados de porristas que se violentaron en las tribunas del Estadio La Corregidora, en Querétaro, no deben quedar impunes, se les tiene identificados por nombre y apellidos o por sus apodos. La noche del pasado sábado la noticia se mundializó. La imagen de México se manchó de sangre y de salvaje violencia. Desde Europa, América Latina y Estados Unidos llegaron los diarios en primera plana, condenaron el suceso, incluyendo fotografías de la brutal agresión a espectadores que viajaron desde Guadalajara y a los simpatizantes del Atlas, radicados en el histórico rincón mexicano.
La investigación debe ser muy minuciosa, detallada y con resultados irrefutables. Los autores de la zacapela seguramente estaban bajo el efecto de drogas, ebrios y preparados para llevar a cabo su plan agresivo. La orden la dio, se supo, el jefe de la porra que “ameniza” los juegos del Querétaro. Unos policías uniformados abrieron una reja para que los atacantes salieran al espacio que ocupaban la porra –también llamada barra– del Club Atlas.
El encuentro entre las dos oncenas se desarrollaba normal. Ganaba Atlas por un gol, cero Querétaro. En el minuto 64, segunda mitad del partido, principió la batalla. Mujeres, niños, hombres, empezaron a correr buscando protección. Muchos llegaron hasta la cancha. Familias enteras despavoridas lanzaban gritos, pedían auxilio. Los jugadores de ambos equipos fueron enviados a los vestidores. El portero del equipo local, trató de calmar los ánimos y contener a los rijosos. Imposible. Ni la policía privada, nadie paraba a los vándalos.
Hernán Cristante, director técnico del Querétaro, intervino para auxiliar a las familias. Les llevó a los vestidores Pedía calma y les aseguraba que estaban protegidos. Los aficionados del Atlas fueron fácil blanco de los energúmenos que golpeaban con varillas, palos y sillas metálicas. Los de la “porra” Albiazul no se detenían ante nada y tiraban goles a diestra y siniestra. A un joven lo tiraron al suelo y cuatro sujetos lo tundieron a patadas en todo el cuerpo y en la cabeza.
Es un problema muy grave
Los hechos tienen tantas vertientes como áreas responsables. Los dirigentes del deporte, los gobiernos estatales y municipales y los encargados de los encargados de la seguridad en los Estadios y en todo. Circularon versiones que no son ciertas. Se pretendió politizar el asunto, como se está acostumbrando.
Empiezo por comentar que frente a un problema de esta magnitud y de su trascendencia internacional, las soluciones no deben restringirse a medidas “disciplinarias” en contra de quienes están al frente del Querétaro, porque son los menos responsables de lo sucedido. La Federación Mexicana de Fútbol y la Liga MX, son dos negocios donde acumulan ingresos millonarios, sin intervención de las autoridades hacendarias, a los magnates les importa un comino el deporte y eso lo demuestran armando “minitorneos” y una “liguilla” para obtener más dinero. Son los llamados #torneos cortos” en lugar de una temporada completa, como antaño,
Quienes están al frente de los gobiernos estatales dejan que el o los empresarios futbolísticos hagan su negocio. Hay casos en que los gobernadores no solo apoyan a esa rama del deporte, sino se convierten en propietarios de equipos. Ya se dispuso que todo evento de la Liga MX y de la Liga Femenil será a puerta cerrada. Cuando terminen su torneo, habrá acceso al público y preguntó ¿Ya no volverá la violencia de los porristas?
Los responsables, ¿serán procesados?
Como siempre escucho a la autoridad declarar que “se harán investigaciones hasta sus última consecuencias”; otra parecida “nadie quedará sin castigo, aplicaremos la ley” y la tercera, “caiga quien caiga”. Esas mismas autoridades que “abren carpetas de investigación”, proceden con lentitud, argumentan todo lo que usted se imagine y dejan que “el asunto se enfríe”, para mandarlo a “la reserva”.
La batalla campal ocurrió la noche del sábado 5 de marzo de 2022 y para este martes, 8 de marzo de 2022, la Fiscalía General del Estado, informa que ya tiene identificados a veintitantos presuntos responsables. ¡Qué bueno! ¿Cuándo piensan arrestarlos, el día que tengan un amparo federal para escabullirse de la justicia”.
Los autores de esta tragedia que mancha el nombre de México y que nos exhibe como un pueblo salvaje, aunque se trate de una muy reducida caterva de drogadictos o borrachos, no deben mantenerse en libertad. Lo importante es que la autoridad haga una investigación en torno cada uno de los malandrines, porque no operan solamente por su voluntad y deben estar conectados por grupos violento o de la delincuencia organizada.
La pregunta se bifurca. Primero, ¿aprehenderán a los sujetos identificados? ¿Los acusarán de homicidio en grado de tentativa, lesiones graves, daño en propiedad ajena, entre otros delitos? ¿La Fiscalía tiene las pruebas suficientes, documentales, testimoniales y las declaraciones de los afectados? Esto último es lo más importante para, como se dice ahora, “vincular a proceso al detenido”. Algo más, ¿se les otorgará la libertad bajo fianza?