Visión financiera/Georgina Howard
Atención, Ni Apellido Marital Ni Marido y Mujer
La Epístola de Melchor Ocampo, Obsoleta
La Esposa Con su Nombre y Apellidos de Soltera
Ahora, se Anotan Dos Palabras: Los Cónyuges
16 Matrimonios de Mujeres y 5 de Hombres, Marinos
La Mañana Dominical del 2 de Junio de 2024 Con Nuestro Voto Marcaremos El Camino a la Reconciliación de los Mexicanos y a la Reconstrucción de la República Mexicana.
La modernidad, es…¡la modernidad! El amor y el romanticismo sexualmente son igualitarios. Como dijo en una película el actor cubano Enrique Herrera, en el Siglo XIX, “Lo Que Va de Ayer a Hoy” o bien las aventuras del romanticismo en la cinta “México de Mis Recuerdos” con Fernando Soler y Don Susanito Peñafiel y Somellera.
Vivimos en un mundo diferente al de los bisabuelos, abuelos y padres. Para bien o para mal las cosas han cambiado radicalmente, de manera especial en la alta sociedad como en la clase media.
Lo que antes era motivo de ruborizar, dejó de serlo. Los vestidos de las damas hasta los tobillos, solo en las galas los vemos en este siglo. Allá por los años setenta del pasado siglo, la moda eran los pantalones ajustados que hacían lucir piernas y trasero de las damas. En las playas ya tenían arraigo lo bikinis y minibikinis.
Las citas de presuntos novios, uffff, requerían del permiso paternal. Las mamás “alcahueteaban” a las hijas. Le permitían recorrer la cortina, entreabrir la ventana y esperar a no ser sorprendida por el furioso papá. El encuentro primero era en la puerta de la casas o del edificio. Después, “con permiso”, pasaba el novio a la sala y a determinada hora era el consabido grito: “Ya es hora de despedirse”.
La esposa al casarse civilmente firmaba, después de su apellido paterno, agregando la preposición “…de…”, como si pasara a ser propiedad del esposo. Para siempre era la señora de… ¿Verdad que los tiempos cambian?
Sin duda alguna, uno de los personajes más relevantes del Siglo XIX lo fue el hijo de Maravatío, Michoacán, asesinado en Tepeji del Río, Hidalgo. Liberal por los cuatro costados. Siempre institucional al intervenir en el marco jurídico propiciado en la Reforma Juarista.
Melchor Ocampo, abogado, científico y político liberal, es el autor de una Epístola que durante más de 150 años era leída al celebrarse un matrimonio civil, antes de estamparse la firma de los contrayentes.
De 1859 a la presente centuria, en 2007, la pareja era declarada marido y mujer, luego de la imprescindible la lectura de un texto de ocho párrafos que la modernidad determinó eliminarla. ¿Por qué?.
Sencillamente por la igualdad de géneros y por la aprobación de que hoy dos personas del mismo sexo pueden unirse.
El 23 de julio de 1859 el presidente Benito Juárez expidió la Ley del Matrimonio Civil. Estaba en el Puerto de Veracruz, sede del Poder Ejecutivo Federal. En el artículo 15 de la mencionada norma se incluyó la muy tradicional y famosa Epístola de Melchor Ocampo, de la que reproduzco dos de sus párrafos.
El modo moral para formar una familia, debía ser por la unión civil entre un hombre y una mujer, afirmó Melchor Ocampo, cuyo nombre completo conozco por primera vez: José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad Ocampo Tapia.
“El hombre, cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar y dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como la parte más delicada, sensible y fina de sí misma, con la magnimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, esencialmente cuando este débil se entrega a él y cuando por la sociedad se le ha conferido“.
“La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la comprensión, la perspicacia y la ternura, debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a las personas que nos apoyan, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo”.
Hace 16 años, el Congreso de la Unión aprobó eliminar la lectura de la Epístola en la boda civil. El fundamento legal: la igualdad de derechos y obligaciones de la mujer y el hombre.
El uso, añadido o agregado del apellido paterno del marido al nombre de la esposa, considerado como una persistencia de poder patriarcal, tiene variaciones en la aplicación en México, en Estados Unidos, así como en Noruega, Reino Unido y Suecia, por ejemplo.
En nuestro País los movimientos feministas, que no descansan, en sus demandas igualitarias como ciudadanas y como seres humanos, dieron un paso más. Al tramitar la credencial de elector, mediante la entrega de copia certificada del Acta de Nacimiento, se transcribe el nombre completo de soltera. Ya no aparece la preposición “de” ni el apellido del marido. Nadie protestó.
“Por costumbre, después del año 2007, algunos de los Oficiales del Registro Civil también conocidos como “jueces”, continuaron leyendo la combatida Epístola. Los críticos no consideraron que fuese emitida en una época diferente a la que vivimos. No faltaron los que calificaron a Melchor Ocampo de “conservador” y hasta de “retrógrada”. Desconocedores de la Historia de México.
Vale la pena enterarnos de lo siguiente, sin juzgar si está bien o no el poner el apellido del sexo fuerte antes de la representante del sexo débil. Da risa, pero así son las cosas. Como decía el maestro Luis G. Basurto, “Cada Quien Su Vida”.
En el Reino Unido desde hace un siglo dejó de tener vigencia el aplicar la preposición “de”.
Las esposas en los Estados Unidos de América, nuestras vecinas, adoptan el apellido de su esposo y lo mantienen aunque se divorcien y vuelvan a contraer matrimonio. Un ejemplo, Jacqueline Bouvier fue conocida, mundialmente, como Jackie Kennedy desde el día que firmó el acta de matrimonio con John F. Kennedy.
Si escribo el nombre Hillary Diane Rodham, pocos la identificaron como Hillary Clinton, primera dama, con el presidente William Jefferson Clinton, Bill Clinton. Es interesante saber que ella fue la primera norteamericana que buscó ser presidenta de su País.
Se desempeñó como Secretaria de Estado con el presidente Barack Obama. Abogada, conferencista y escritora.
La esposa del Presidente de México no usa el apellido de él. Ella es Beatriz Gutiérrez Müller. Declinó ser Primera Dama.
En su curriculum aparece como egresada de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, doctorada en teoría literaria por la Universidad Autónoma Metropolitana. Escritora, periodista, profesora e investigadora.
Con 67 votos aprobó el Senado de la República la reforma de seis artículos del Código Civil Federal para “no incurrir en discriminación a las parejas del mismo sexo” y que “puedan disfrutar de todos los derechos humanos que nuestra Constitución nos otorga”.
En esa firma consideraron los legisladores, en el pleno del pasado 4 de este mes, que dan “cumplimiento a los principios de igualdad y no discriminación”.
En la Ley Juarista quedó asentado que el matrimonio solo era permitido o autorizado entre hombre y mujer. Era ese vínculo el que daba origen a la formación de una familia.
Al paso de los años y las luchas por una libertad para que se unan hombre con hombre y mujer con mujer, no podía subsistir la redacción de “los declaro marido y mujer”. Se modificaron los términos y en adelante en las actas de matrimonio se anotarán dos palabras: “los cónyuges”. De tal manera que “los cónyuges” ejercerán derechos, cumplirán obligaciones y realizarán trámites como lo hace un matrimonio heterosexual.
Através de las redes sociales y en el apartado correspondiente al diario Milenio, nos enteramos que en la Secretaría de Marina hay 21 matrimonios igualitarios, acatando los principios de los Derechos Humanos y cumpliendo con las disposiciones legales.
Alfonso Mendoza y Miriam Martínez, director de Igualdad de Género de los Derechos Humanos y jefa del Departamento de Capacitación de Derechos Humanos, respectivamente, ambos de la Secretaría de Marina, revelaron que hay 16 parejas igualitarias de mujeres y 5 de hombres en las filas de ese cuerpo militar.
Los funcionarios de la Semar mantienen estrecha comunicación con diversos organismos, entre ellos el Institucional de Mujeres y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.