Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Diciembre para recordar a tres personajes
Jorge Herrera Valenzuela
Los Intereses Personales y La Ambición Por El Poder Atropellan a La Constitución y Abaten a la Democracia
El último mes del Calendario Gregoriano representa el cierre de 365 días o uno más, cada cuatro años, por ser bisiesto.
Durante los treinta un días el movimiento de la gente se acelera. Desayunos, comidas, cenas, brindis y “posadas”. El intercambio de regalos, las fiestas en los lugres turísticos.
Muchos recuerdos brotan en los hogares. Los abrazos y los buenos deseos navideños. No es una tregua, pero el ánimo de las personas aligera enemistades y malos entendidos. Se dan perdones.
En esta Nochebuena, en la Navidad y en la despedida del 2023, habrá muchas, tal vez miles de familias que la pasen muy tristes. En 47 municipios de Guerrero y en el Puerto de Acapulco, sin los servicios indispensables, sin alimentos, sin recursos y sin un techo, recordarán esos días amargos.
El comentario de esta primera semana de fin de año, es para referir la partida de este mundo de tres personajes, que en el ambiente artístico y en el político destacaron, poniendo en alto el nombre de México y heredando acciones que en política están borradas.
EL CHARRO CANTOR
Murió el 5 de diciembre de 1953 en Los Ángeles, California. Lo atacó cirrosis hepática, no consumía bebidas alcohólicas. Padre de una hija de su primer matrimonio y padre adoptivo de otra cuando era pareja de la estrella Gloria Marín.
Muchas veces le escuchamos cantar: “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”, composición del moreliano Chucho Monge. Un numeroso grupo de mariachis la interpretó en el funeral, en el Lote de Actores, Panteón Jardín, en el D.F.
Jorge Negrete, guanajuatense de nacimiento, debutó en los sets cinematográficos de Hollywood en 1937 y en ese mismo año filmaría su primera película mexicana, “La Madrina del Diablo” y la última sigue en la cartelera del Canal De Película, “Dos Tipos de Cuidado”. Con la sonorense María Félix, el debut fue en la cinta “El Peñón de las Ánimas”.
La vida de un hombre que vivió 42 años y seis días, pues nació el 30 de noviembre de 1911, fue la de un auténtico Charro Cantor, ídolo de las mujeres, admirado por su voz en la interpretación del género ranchero. Destacado actor. Líder sindicalista en su gremio, fundó el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana y la Asociación Nacional de Actores, la ANDA.
En sus años mozos fue alumno del Heroico Colegio Militar donde obtuvo el grado de Teniente de Caballería.
Su figura como actor le permitió compartir créditos con las afamadas actrices y los galanes de la época, así como con los Pedro Infante, Pedro Armendáriz, los Hermanos Soler e inclusive creo que con su primer suegro, don Julio Villarreal.
Carmelita González, Yolanda Varela, Mimí Derba, José Elías Moreno, Carlos Orellana y Arturo Soto Rangel, entre sus últimos compañeros de reparto.
Por cierto, en 1940, Jorge contrajo matrimonio con la actriz Elisa Christy y procrearon a Diana. El matrimonio duró dos años. Elisa vivió 99 años y 8 meses, murió en 2018 en la Ciudad de México. Era hija del actor español-mexicano Julio Villarreal, cuyo nombre real era Julio Crochet Martínez y su esposa Elisa Asperó. La esposa de Negrete se llamó Elisa Crochet Asperó.
Gloria Virginia también fue hija del guanajuatense. La adoptó al ser pareja de la inolvidable Gloria Marín.
El Charro Cantor en 1952 se casó con María Félix, en una residencia de la Hacienda de Catipoato, en Tlalpan. También fue pareja, durante un año, de la bellísima Elsa Aguirre, quien recién cumplió 93 años y sigue guapa.
El nombre completo de Jorge, fue Jorge Alberto Negrete Moreno. Sus padres fueron el Teniente Coronel David Negrete Fernández y doña Emilia Moreno Anaya. Tuvo dos hermanos, David y Rubén (murió al nacer) y tres hermanas, Consuelo, Emilia y Teresa.
“EL VIEJITO” DEL SIGLO XIX
El último Presidente de México que nació en los finales del Siglo XIX fue el veracruzano porteño Adolfo Ruiz Cortines, porque aparentaba ser de edad mayor a los 62 años que había vivido. Cierto, ninguno de sus antecesores rebasaba los cincuenta años al asumir el cargo. El general Lázaro Cárdenas rindió protesta a los 39.
“El Viejito” le empezaron a llamar en la calle. El ingenio y el humorismo del pueblo, siempre presente. Ese señor que su calvicie y su adusta figura lo “presumían” anciano, frecuentemente le preguntaba al hombre de toda su confianza, Don Pepe Castañeda, “¿y ahora que dicen, en la calle, del Viejito?” Le gustaba saber las respuestas y se regocijaba. Reía, reía y reía.
Tuve oportunidad de “cubrir la fuente presidencial”, como reportero suplente. Así llegué a conocer personalmente a Don Adolfo y en 1958 estuve en la primaria “El Pípila”, frente a Los Pinos, cuando depositó su voto en elecciones presidenciales.
Don Adolfo fue uno de los que participaron en el Movimiento Armado de 1910 y llegaron a la Presidencia de la República. Estuvo a las órdenes del ingeniero militar Alfredo Robles Domínguez y también de Jacinto B. Treviño. Combatió en la Batalla de El Ébano, en San Luis Potosí; fue oficial de órdenes en un cuartel de la División del Sur y otra misión, la de pagador a los elementos de una brigada. Solicitó su baja en 1926, tenía el grado de mayor.
El joven Ruiz Cortines que tenía conocimientos de contabilidad trabajó con el presidente Venustiano Carranza. Después de la noche del asesinato, 21 de mayo de 1920, el veracruzano fue encargado de rescatar y resguardar las barras de oro, los valores de la Federación y el efectivo que iba en una caja o cajón, dentro de un vagón. Recuérdese que don Venustiano iba rumbo al Puerto de Veracruz para instalarse.
Todo fue contabilizado a detalle y Ruiz Cortines lo entregó en la Federación. .Pasaje importante en nuestra historia, poco conocido.
Después siguió en la política. Colaboró al lado de Robles Domínguez, en el Departamento Central (gobierno de la Ciudad).
Su carrera política comienza en 1937 como diputado federal. Después secretario General de Gobierno en Veracruz. El presidente Ávila Camacho lo nombra Oficial Mayor de Gobernación y de ahí a gobernador en Veracruz, entregando el cargo a su paisano Ángel Carvajal Bernal. Es secretario de Gobernación y sucede en la Presidencia de México a otro de sus paisanos, Miguel Alemán Valdés. Colabora con el presidente López Mateos.
Estuvo casado con Lucía Carrillo Gutiérrez y procrearon a Adolfo, Flor, María Cristina y Lucía Carrillo. Divorciado, en 1941 contrajo matrimonio con María Izaguirre y no tuvieron hijos. Ella tenía una hija y un hijo.
Don Adolfo Tomás Ruiz Cortines pasó a la historia, entre otros puntos, porque firmó el decreto otorgando el derecho para que la mujer votara y fuese nominada a puestos de elección popular.
En sus días en Palacio Nacional se llegó a decir que era admirador de la curvilínea michoacana Lilia Prado, actriz de la Época de Oro del Cine. Además se comentaba: “Como ha rejuvenecido el presidente”
Don Adolfo murió de arterosclerosis. Vivió 83 años, 27 días antes de cumplir los 84.
EL INOLVIDABLE “CHEL”
Imposible olvidar sus enseñanzas, no solo en la política sino en la cultura universal. Como jefe, un hombre enérgico pero extremadamente humano. Su carácter, como su origen, campechano.
Don Rafael Rodríguez Barrera, uno de los contados políticos non, diplomático tres años representándonos en Israel, catedrático universitario, orador como los mejores, tribuno parlamentario con habilidad para los debates. Sencillo, pecaba de modesto y con mayúsculas y en negritas, HONESTO.
Un problema cardíaco le cortó la vida el 3 de diciembre de 2011. Dejó un hueco, aún vacío.
Concluidos sus estudios profesionales, con la inquietud de ingresar a la administración pública, comenzó como servidor público y, en pocas palabras, cumplió su más caro sueño, entrarle a la política. El joven Rafael recibió su nombramiento a nivel municipal. Responsable de policía y tránsito
Nada detuvo a “El Chel”. En 1963 es electo presidente de la capital de San Francisco de Campeche. Empezó a demostrar su capacidad para gobernar y se ganó el reconocimiento de sus coterráneos, quienes lo vieron desarrollarse a nivel estatal y a los 36 años de edad triunfó en las urnas como candidato a gobernador.
Ya en 1965 los campechanos, con su voto, lo llevaron a la Cámara de Diputados y en una segunda ocasión le tocó ser el orador para recibir al presidente chileno Salvador Allende, en la antigua sede del Poder Legislativo.
Subsecretario de Asuntos Agrarios y titular de la secretaría de la Reforma Agraria, en el equipo del hoy extinto ingeniero Luis Martínez Villicaña. También asumió la Subsecretaría de Gobernación para Asuntos jurídicos y Asociaciones Religiosas.
En el Partido Revolucionario Institucional, el ahora vapuleado PRI, don Rafael es el único militante que ocupó la Oficialía Mayor, la Secretaría General y la presidencia del comité ejecutivo nacional. Además también tuvo otros cargos partidistas a nivel nacional.
Su último encargo lo cumplió, como él sabía, de primera. Tres años de Embajador de México en Israel. Fue tan brillante su labor que el gobierno israelita le rindió un homenaje al término de su misión. Así era al jefe que más extraño y bondadoso amigo.
Le sobreviven la profesora Socorrito Cabrera y sus hijos el médico Rafael, sus hermanos Oscar y Carlos, así como la muy estimada Cristi. Por supuesto, muchos nietos.
Una de muchas anécdotas.
Su primera gira como titular de la SRA fue a Chihuahua donde el delgado era el zacatecano Cliserio Herrera Herrera.
Al estar en el avión, de regreso a la Ciudad de México, nos dice a sus colaboradores: “Bueno, ahora soy el Secretario. Nuevas reglas. Un chupito y vamos a hacer concurso de cultura”. Supuestamente jugamos a identificar ilustres personajes, con máximo de 10 preguntas. Simplemente, nos vapuleó. El pagaba 10 pesos al que le ganara y él, nada más cobraba un peso, si lo derrotábamos. No le ganamos ni uno y se moría de risa.