Cerca de 4 mil registrados, para elección de jueces y magistrados
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de mayo de 2024.- Contrario a las proyecciones iniciales que daban a Claudia Sheinbaum, una ventaja de hasta 30 puntos, los últimos datos de Massive Caller —una firma que ha demostrado gran precisión en sus predicciones electorales—, revela un vuelco dramático en la contienda presidencial de México.
La encuesta más reciente indica que Xóchitl Gálvez, la candidata opositora, postulada por el PAN-PRI-PRD, no sólo ha cerrado la brecha significativamente, sino que ahora lidera la carrera por un estrecho margen.
Este sorprendente avance sugiere una elección extremadamente competida que podría culminar con la victoria de Gálvez en las elecciones del 2 de junio próximo, por encima de la abanderada de la coalición Sigamos haciendo historia (Morena-PT-PVEM), subrayando que, pese a todo, en el ámbito político mexicano, nada está decidido hasta que se cuenta el último de los votos.
José Carlos Campos Riojas, de 59 años, es un reconocido innovador en el campo de la demoscopía en México y fundador de Massive Caller, una casa encuestadora que ha revolucionado el modo de medir la opinión pública.
Su empresa se distingue por su utilización de herramientas tecnológicas avanzadas, como un sistema robótico que lanza miles de llamadas simultáneamente, permitiendo recabar datos de forma rápida y eficaz.
Este método elimina sesgos asociados al factor humano, ofreciendo resultados confiables y precisos.
En franca entrevista asegura que ésta ha ganado notoriedad no sólo en México sino a nivel internacional, con proyectos en países como Brasil, España, Perú y Argentina, extendiendo su reputación y metodología más allá de las fronteras nacionales.
Campos Riojas ha sido galardonado con premios como el “Reed Latino Awards” por el mejor uso de call center en campaña electoral y por la mejor aplicación de innovación digital en campañas, reconociendo su contribución al ámbito de las encuestas automatizadas en contiendas electorales.
Con una pasión que combina la programación y la política, ha logrado que su empresa sea considerada una de las casas encuestadoras más acertadas de México, transformando la forma en que se entienden las campañas y las preferencias electorales.
—Seguramente —más allá de la afiliación y simpatías que el electorado pueda tener por cualquiera de los tres aspirantes a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, Xóchilt Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano—, debió sorprenderle a mucha gente los resultados publicados el pasado 30 de abril por su empresa Massive Caller, que le otorga dos décimas de ventaja a la candidata de la oposición por sobre la de Morena, a poco menos de un mes de las elecciones. Usted indica que Gálvez tiene 38.9 por ciento de las preferencias, mientras Sheinbaum 38.7 y Álvarez Máynez 7.5 por ciento, con una franja de indecisos del 14.9.
Estos resultados que difieren de las clásicas encuestas que hemos leído en semanas anteriores, que mostraban una separación abrupta, de casi 20 puntos entre ambas, y favorecían siempre a la candidata oficial.
—Pues sí, algunas encuestadoras le daban muchos puntos de diferencia, pero creo que nosotros estamos haciendo un trabajo correcto, profesional y serio. Esperamos no equivocarnos. Esta experiencia de ser los únicos que traemos una historia diferente, ya la hemos vivido en otras elecciones y hemos salido avantes.
Esta reducción de la brecha entre las candidatas y el resultado final ilustran la dinámica y la volatilidad que pueden caracterizar las elecciones, donde las tendencias iniciales no siempre predicen el resultado final, pero los resultados al final nos han dado la razón y bueno, estamos aquí esperando que así suceda esta ocasión.
—¿Cuál fue la metodología que empleó para obtener estos resultados que prácticamente anticipan que va a ser una elección muy cerrada, como usted muestra, con un margen de error de sólo 4 o 5 puntos arriba o debajo de sus proyecciones?
—Utilizamos tecnología de encuestas telefónicas automáticas. Hacemos llamadas telefónicas; la computadora, hace las llamadas, reproducimos un audio y recopilamos la información a través del teclado telefónico; nos ha funcionado muy bien. Hay quien le quita valor, pero nos ha funcionado muy bien para poder hacer un pronóstico electoral correcto. En muchas elecciones hemos ya acertado con nuestros pronósticos con esta tecnología.
Diagnósticos diarios cambiantes
—¿Qué le lleva a considerar que Xóchitl Gálvez pudiera incluso mantener esa ventaja y ganar?
—Hacemos una encuesta diaria. Todo mundo está sorprendido, porque hace unos días ella salió dos décimas por arriba de Claudia Sheinbaum, y de hecho, en la más reciente, aumentó su ventaja por nueve décimas. Es decir, los analistas deberían observar—algo que vale la pena destacar—, es cómo hacemos una encuesta diaria y que además somos muy constantes en hacerla, esa es la historia que se va narrando. Es decir, hace dos meses —cuando inició la campaña—, Sheinbaum estaba por arriba de Xóchitl 8 o 10 puntos, pero hoy ya se cerró; es decir, Sheinbaum ya perdió esos 8 puntos de ventaja.Esa es la historia que vale la pena reseñar y explicar no sólo el hecho de que Xóchilt esté arriba; eso quiere decir que Sheinbaum perdió cuatro puntos por mes, y si esa misma tendencia sigue, Xóchilt terminará la elección cuatro puntos arriba. Eso es lo que, quien ve toda la historia, puede sacar como conclusión.
—Pero siempre está esa máxima, que no sé quién o cuándo se inventó y en periodo de elecciones dice que el resultado de una encuesta es sólo una fotografía del momento. ¿Está de acuerdo con esa con esa definición?
—Al cien por ciento. Es decir, es la foto de momento, y si hoy fueran selecciones, hoy estarían prácticamente empatados, no podemos definir un ganador. Podría ganar Sheinbaum por tres o cuatro puntos, o podría ganar Xóchilt por esa misma cantidad de puntos. Pero esa foto diaria ha cambiado: hace dos meses indicaba que Sheinbaum iba a ganar; hoy sugiere un empate.
—¿Cuántos años lleva trabajando y haciendo públicas las encuestas?
—Ocho años.
—Su filiación es panista, ¿verdad?
—Yo milité en el PAN durante 30 años, pero renuncié y dejé de militar cuando me dediqué a las encuestas, porque no es una actividad compatible ser encuestador y militante a la vez. Le digo que dejé la militancia atrás y ahora ya sólo me dedico a hacer encuestas.
—Sí, porque precisamente ese es el asunto que a muchos les preocupa y que sus resultados difieren del de otras encuestadoras. ¿Cuántas empresas considera que son importantes, más o menos del calibre de la suya, en México?
—Mira, yo les llamo con sorna, “clones”, y habrá más o menos unas 20, que han visto el éxito de la tecnología que yo hice popular, la encuesta telefónica automática, la cual me han tratado de copiar. Por eso digo que son clones de Massive Caller.
—¿Usted inventó este método o lo copió de EU o Europa?
—Digamos que yo lo validé en México; las encuestas telefónicas automáticas ya se hacían en otras partes del mundo, pero en México fui el primero en el 2016 y dije este método es válido para hacer pronóstico electoral. Y ahora ya hay 20 más clones que hacen lo mismo que yo, y están ahí publicando también sus encuestas.
Impacto social y político de las encuestas
—No sé si en otros países, pero por lo menos la experiencia en México, es que dicen que estas sirven —más que para dar una medición real del momento en que se encuentran determinados candidatos—, para inducir al voto. ¿Está consciente de que este esta perversidad se ha registrado?
—Sí, por supuesto, es un uso que se les da, pero yo lo uso para poder ir narrando cómo va la elección. Y bueno, en este caso, que estamos hablando de la elección presidencial, es evidente que la brecha entre las dos punteras se ha ido cerrando. Esa es una historia. Algunos dirán: ¿te pagan por decir eso? Por supuesto que pueden decirlo, verdad, pero en mi caso, nada más alejado de la realidad.
La historia que voy narrando, es lo que yo detecto de las simpatías ciudadanas. Y bueno, va a llegar el día de elección, y entonces, al final de la jornada, demostraré si tuve razón o no; aún no lo sé; yo espero que sí, porque en el pasado reciente he sido muy certero. Eso es lo que me avala.
—¿Cuántas elecciones ha pronosticado certeramente en los últimos cinco o diez años?
—Realmente no tengo en este momento la contabilidad, quizá 400 o 500 procesos, aunque pueden ser muchos, muchísimos más, pero mi tasa de aciertos es de casi 95 por ciento. Déjame decirte algo importante desde el punto de vista estadístico: la encuesta —si tú analizas mi encuesta actual—, dice los resultados presentan un margen de error de tres, 4 por ciento. Para el ejemplo vamos a decir que este sea del 4 por ciento. Entonces, si yo publico una encuesta que vaticina que el candidato “A” obtendrá el 40 por ciento de los votos, entonces en el resultado esperado, puede ser válido que ese candidato obtenga realmente entre el 36 y el 44 por ciento. Y luego, más abajo, hay otro dato importante —que muchos no toman en cuenta—, que dice: “nivel de confiabilidad del 95 por ciento”.
Entonces, hipotéticamente, si nosotros, la encuesta sobre esta elección la hiciéramos 100 veces, el 95 por ciento de las veces el resultado estaría dentro entre ese margen de 36 y 44. Sin embargo, habría un 5 por ciento de los casos en los cuales el pronóstico fallaría. Es decir, de cada 100 elecciones analizadas he acertado en 95, y quizá en menos en cinco, mi pronóstico ha sido erróneo. Está dentro de lo aceptable estadísticamente. Ningún encuestador te puede presumir que acierta en el 100 por ciento de sus pronósticos; es imposible.
Massive caller, vigente desde 2012
—Me imagino que a lo largo de su vida ha tenido ofrecimientos de que por ejemplo alguien le llegue a decir: “oiga, quiero una encuesta a modo”.
—Especialmente durante los procesos electorales, todos los días me llegan sugerencias, algunas muy directas, otras muy sutiles, pero con eso trabajamos todos los días, forman parte del show.
—Y me imagino que las ha rechazado todas.
—¿Que te puedo decir? Te diría que sí, pero de repente hay algún pecadillo menor, bastante menor, pero que ninguna manera es este caso que hoy nos ocupa. Yo creo que todos los encuestadores en algún momento hemos recibido ese tipo de sugerencias o invitaciones. Algunas muy directas en el sentido de “cuánto me cuesta para que me saque en primer lugar”, y otras bastante sutiles, del tipo: “te voy a contratar el servicio, pero por favor, pues como somos amigos, ahí te encargo, cuídame”, etcétera. Hay de todo y algunos de nuestros clientes de repente igual nos dicen: “oye pues ya soy tu cliente, te estoy comprando encuestas que nos piden” y te dejan ir la sugerencia en el sentido de que los apoyes. Con eso vivimos todos los días, los encuestadores.
—Asegura que sus encuestas tienen un 95 por ciento de éxito y si lo vemos de esta manera, prácticamente está vaticinando quién será el ganador de la contienda y así se producen dos cuestiones: una, que la gente ya no vote, porque usted ya dijo quién ganaría, y otra, que quizá sí acuda a las urnas, a votar por el candidato que usted dio como virtual ganador.
—Sí, por supuesto. Las encuestas son una herramienta que puede usarse de manera positiva, para que la ciudadanía tenga información certera de qué está pasando y también, claro, de manera negativa para encauzar el sentido del voto ciudadano; conformarse en decir: “pues ya ganó tal candidato, ya no puedo hacer nada”.
La idea de establecer mi empresa surgió después del 2012. Acuérdate que antes de esas elecciones todas las encuestadoras traían una historia en el sentido de que Peña Nieto iba a ganar la elección por más de 20 puntos; todas las encuestadoras en su momento —habrá alguna excepción seguramente—, cantaban la misma canción: “Peña Nieto va a ganar por 20 puntos”. ¿Y qué pasó entonces? Que la realidad era que Peña Nieto sólo estaba a 6 puntos de diferencia de AMLO en el 2012 y no a 20 como todas las encuestadoras decían.
La sensación final, previa a la elección, era “pues ya ganó Peña Nieto”. Claro, yo me acuerdo de esa experiencia y me dije: vamos a ver qué puedo hacer para brindarle a la ciudadanía una herramienta con información veraz sobre lo que está pasando, y es lo que estamos haciendo. Pudimos hacer eso, y además hacerlo como un negocio del cual pudiéramos vivir.
Entonces, creo que en ese sentido somos muy exitosos, porque ofrecemos un servicio social para que la ciudadanía tenga una herramienta que la lleve a decir “Massive Caller, que ha sido muy acertada en el pasado, dice esto, y yo creo que por ahí va la cosa”.
—Volviendo al tema original, está consciente de sus resultados de este miércoles han sido una sorpresa para mucha gente, incluso para los propios seguidores o simpatizantes de Xóchitl, que la supuesta ventaja de más de 20 puntos no lo es tal.
—Sí, estamos plenamente conscientes de que eso sí, estamos haciendo un trabajo serio y profesional; pero no tenemos el 100 por ciento de seguridad, —sino el 95—, de que el resultado final va a ser exactamente como nosotros lo estamos planteando, aunque está la probabilidad de que fallemos y eso nunca es cero. Pero hacemos un trabajo serio y profesional y ahí sí meto las manos al fuego por mi trabajo.
—Dígame ¿qué factores pudieran incidir en el resultado, para que hubiera una diferencia abrupta —de no sólo tres, cuatro o cinco puntos hacia arriba o hacia abajo—, sino que, por ejemplo, finalmente fueran 15 puntos de diferencia hacia una u otra candidata.
—Puede ser que existan fenómenos por los cuales los ciudadanos no están diciendo la verdad o no la quieren externar; es decir, hay elecciones en México o en otros países, que demuestran eso. Yo te puedo decir, por ejemplo, que, en la elección del 2021 en Baja California, todas las encuestadoras traíamos arriba al PAN; todos decimos que iba a ganar el PAN por 8, 10 o 12 puntos, y finalmente ganó Morena por 14 puntos, creo. Todas las encuestadoras nos equivocamos, algo nos falló. Pudo haber sido que el ciudadano no quiso decir realmente por quién iba a votar. Eso mismo pasó con Donald Trump cuando le ganó a Hillary Clinton. Todas las encuestadoras decían que ella lo vencería y al final ganó Trump.
Es decir, puede haber eventos fuera de control. Ya pasó en EU, ya pasó aquí y recientemente ocurrió en Argentina, donde la mayoría de los encuestadores pronosticaron que iba a ganar el candidato del kirchnerismo y finalmente ganó Javier Milei. Entonces, sí hay eventos en la ciudadanía que las encuestadoras son incapaces de detectar y no pueden transmitirlo.
—“Transmitirlo”, dice usted. ¿En el argot de casas encuestadoras, cómo le llaman a ese tipo de movimientos?
—Más bien es un fenómeno social que las encuestas no detectan. Así de simple. Hay movimientos sociales, hay conversaciones en la sociedad que las encuestadoras son incapaces de detectar y medir, y entonces se equivocan todas.
—Me imagino que también influyen en la modificación abrupta de los pronósticos electorales —sobre todo en México—, la cooptación, la compra de votos o la presión que seguramente ejercerá el crimen organizado, sobre todo al interior del país, para modificar los resultados electorales.
—Sí, pero esos fenómenos, digamos que están fuera de lo que es mi ámbito de competencia. Son imposibles de medir, pero sí, son fenómenos que pueden modificar el sentido del voto de los ciudadanos.
—Sé que usted originalmente estudió ciencias computacionales. ¿Por qué se interesó en este tipo de actividades como encuestador?
—Fui regidor en Monterrey de 1997 al 2000 y luego director de gobierno del 2000 al 2003. Y después dejé de buscar puestos políticos y emprendí mi negocio; claro, seguí con la militancia, pero dejé de vivir de la política, digamos, y me dediqué a m-
—Está más contento de este lado que del otro.
—Sí, porque vivir de la política es muy incierto, sobre todo cuando pretende ser un político honesto. Los políticos deshonestos viven muy felices de la política ¿no? Pero si quieres ser un político honesto, es muy difícil tener un bienestar económico a largo plazo, porque cada tres o seis años te juegas la vida dependiendo de si gana o no el candidato o el partido en el que estás. En ese sentido hay mucha incertidumbre. Yo preferí mejor no seguir por ese camino y optar por la vía empresarial.
—Esta pregunta incide mucho en el ámbito de las preferencias personales. Hay que reconocer que uno no puede ser ajeno al cien por ciento en cuanto a simpatías personales o de partido y se pueden tener simpatías por un candidato; uno desearía que él o cualquiera de ellas ganara, pero no siempre se dan así las cosas. ¿Alguno de los 3 candidatos goza de su preferencia y desearía usted que ganara?
—A mí, más bien me gustaría ganar como empresa encuestadora, me gustaría acertar; es decir, si acertamos el resultado como empresa —y como lo que es el desarrollo profesional—, ese sería mi triunfo electoral y yo estoy centrado en eso, porque a eso me dedico, a hacer un buen pronóstico, a tratar de leer el sentir ciudadano de la forma más fiel posible, acertar en ese sentido.
—Más allá de lo que diga su corazón y sus preferencias personales…
—Sí, más allá de lo que diga mi corazón y obviamente voy a ir a votar y voy a hacerlo por un partido, como cualquier ciudadano, como cualquier persona, que simpatiza con tal o cual partido o candidato. Pero más allá de eso, por encima de todo, está el compromiso profesional de hacer un buen pronóstico, como lo he hecho. Por ejemplo, a mí me acusan de que tengo corazón azul, de que soy panista, pero en muchas elecciones he pronosticado el triunfo de Morena, por ejemplo.
De hecho, ahorita estamos analizando más o menos 500 elecciones; estamos midiendo la presidencial, las 9 gobernaturas, las 32 senadurías, cerca de 120 municipios, 300 distintos federales y muchos distritos locales. En la mayoría de esas 500 elecciones aparece Morena arriba, porque es la realidad, porque en muchos distritos federales o locales va arriba y así lo publicamos. Obviamente, lo que llama la atención, es la elección presidencial y por eso estamos hablando nosotros. Somos una empresa seria que hace un trabajo profesional.
—He seguido sus pronósticos y por ejemplo vi los que tiene en cuanto a las alcaldías de la ciudad de México, en los que muestra que la coalición PRI-PAN-PRD va adelante en las preferencias electorales.
—La coalición va adelante en 9 o 10 alcaldías. Hace tres años nosotros fuimos muy certeros en el pronóstico; estuvimos midiendo las alcaldías y teníamos creo que cinco alcaldías a favor del PAN y las otras 11 creo eran a favor de Morena. Pero entonces vino el accidente de la línea 12 del Metro y cambió el sentido del voto del ciudadano y así lo reflejamos en la siguiente encuesta publicada. Hubo alcaldías como la Cuauhtémoc, donde estaba Morena arriba y a la siguiente semana se dio el cambio; lo que dijimos sucedió en las urnas y entonces pronosticamos el triunfo de la oposición en nueve alcaldías, tal como fue.
En lo que respecta a Xochimilco, la elección estaba empatada, pero ya en la mesa, el tribunal dio el triunfo a Morena, pero nuestro pronóstico fue acertado, porque dentro del margen de error, fue igual el pronóstico acertado. Entonces, esperamos igual ahora no equivocarnos y creo que ya presentamos que 11 alcaldías de 16, van a favor de la alianza PAN-PRI-PRD.
También hemos pronosticado el avance muy claro de Santiago Taboada candidato a jefe de gobierno, desde hace algunas semanas; ya lo traemos arriba en nuestra encuesta y ha ido avanzando muy bien, con 3 o 4 puntos arriba sobre Clara Brugada.
—¿Mantiene algún tipo de relación o cercanía personal o profesional con Claudia Sheinbaum o Xóchilt Gálvez?
—No de tipo personal, pero tengo muchos amigos en todas partes y de todos los partidos. Por ejemplo, estos últimos días, ha sido una constante la comunicación con quienes me echan porras y me dicen: “ve, lee o escucha lo que dije de ti” y yo sólo les respondo que muchas gracias. Pero también hay otros amigos, de Morena, que me tiran, me refutan y también me dicen: “te vas a equivocar”, y nos reímos de eso. Claro, por eso digo que he hablado lo mismo con los equipos de Claudia Sheinbaum, de Xóchilt Gálvez o de Jorge Álvarez Máynez. Hablo con todos, y me reúno con todos. Y si alguien quiere criticarme por ello, pues fácilmente va a encontrar fotos o videos donde estoy reunido con las personas importantes que manejan sus campañas. Hablo con todos, y me reúno con todos, esa es la verdad.
—¿Ellos le han pagado algún tipo de encuesta?
—Mira: yo tengo una política que es nunca hablar en público de mis clientes. Yo soy una empresa privada y con todos mis clientes tengo una cláusula de confidencialidad de manera explícita o implícita que está en relación con esto. Obviamente tengo clientes de todos los partidos políticos, pero te repito, en público no hablo nunca de mis clientes.
—Me imagino que no solamente realiza estudios o encuestas político-electorales, sino también aquellas que se refieren a la aceptación o muestreo de algún producto comercial, de perfumes o joyas, por ejemplo…
—Sí, también en el mercado privado hacemos encuestas, pero con productos o temas sobre los cuales la ciudadanía en general ya tiene conocimiento. Por ejemplo, yo no puedo hacer encuestas sobre cuánta gente quiere comprar una joya, porque es un mercado de nicho, de lujo, al cual sólo el 2 o 3 por ciento de la población tiene acceso o la posibilidad de comprar ese tipo de artículos. Entonces telefónicamente no les puedo “llegar”, porque es un nicho muy pequeño, pero sí puede “llegarle” a gente con temas en los cuales la ciudadanía tiene una opinión.
Te pongo un ejemplo: yo puedo hacer una encuesta sobre el tabaco, porque todo el mundo tiene una opinión. Yo le pregunto: ¿fuma o no fuma? Y ahí puede responder si fuma o no, y si dice que sí, podríamos seguir preguntándole qué marca de cigarros fuma, cuántos cigarrillos fuma al día, por qué fuma o si ha tenido enfermedades a causa del cigarro; puedes hacer mil preguntas. Y si te responde de inicio que no fuma, igual puedes hacer 20 preguntas también sobre el por qué no fuma o si fumó en el pasado.
Y te pongo otro ejemplo: si tú me dijeras “quiero un estudio sobre las personas que consumen puros”, seguramente no le entraría, porque el panorama se reduce poblacionalmente y el mercado, su nicho, es muy pequeño y mi sistema ya no funciona ahí.
—Deme una definición actual de “encuesta”; cómo podemos entender el significado de esta herramienta en los tiempos actuales, en pleno apogeo de la Inteligencia Artificial, de la cual seguramente ustedes echarán mano.
—Muy concreta: es una herramienta que sirve para hacer un pronóstico del sentir ciudadano.
—Dígame, ¿en qué se diferencian los encuestadores que hoy hacen uso de la electrónica y los teléfonos, como es su caso, de aquellos encuestadores tradicionales que durante décadas han hecho su labor casa por casa, o persona a persona?
—Bueno, tenemos varias ventajas y desventajas. ¿Cuáles son las ventajas de nuestro método con respecto al método tradicional? Primero, en que realmente somos muy baratos, y segundo, en que somos muy rápidos. Yo puedo tener una encuesta en tan sólo 10 o 15 minutos, mientras que una encuesta tradicional “urgente”, se tarda mínimo una semana. El costo de las mías es bastante irrisorio comparado con lo que cuesta una encuesta tradicional. Básicamente esas son dos de las ventajas: la rapidez y el bajo costo.
Ahora, ¿qué desventaja tenemos? Que no competimos con las encuestas tradicionales, y no podemos darle profundidad a una encuesta o que yo puedo hacer dos, tres, máximo cuatro preguntas y la gente cuelga en el teléfono. Una encuesta tradicional puede hacer una encuesta con mucha profundidad; puede hacer 50 preguntas, algo que nosotros no podemos. Y entonces digamos que competimos en un cierto nicho de mercado, y en el otro nos complementamos.
—Es interesante saber eso, pero además considero que los encuestadores tradicionales también se enfrentan en estos momentos a la violencia en México para hacer su labor; sé de muchos que por esta razón hoy ni siquiera pueden acceder o arribar a los lugares que tienen asignados para hacer su trabajo, como antes.
—Ciertamente, la violencia es algo que les complica mucho su trabajo a los encuestadores tradicionales.
—Más allá de la de la cuestión de las encuestas, como ex político y como empresario ¿podría darme su opinión sobre el estado general del país?
—Desafortunadamente, como hago encuestas, me abstengo de emitir ese tipo de opiniones; me las guardo para mí. De hecho, me han invitado a escribir en periódicos, pero he declinado amablemente esa oportunidad. Acepto entrevistas como la tuya, pero mi conversación se centra en las encuestas, sus resultados y sus pronósticos.
—¿Qué ocurre cuando le informa a un cliente que su campaña y su esperanza de triunfo está por debajo de sus expectativas?
—Cuando les entrego sus resultados, si los pronósticos no les son favorables, algunos me han llegado a preguntar “¿y ahora qué hago?”. Y entonces les respondo que lamentablemente no los puedo ayudar y que, en todo caso, contraten a un consultor político, porque ese no es mi trabajo. Yo sólo les doy el resultado numérico de lo que percibimos; no estoy en el negocio de consultoría política. Así es.
Análisis de casos específicos
—En el caso de las elecciones del Estado de México, donde triunfó Delfina Gómez, de la coalición «Juntos Hacemos Historia», conformada por Morena, PT y el Partido Verde, sobre Alejandra del Moral, de la coalición «Va por México» —integrada por el PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza—, las encuestadoras le dieron a la primera una ventaja anticipada de entre 20 y 25 puntos. Sin embargo, usted publicó en Massive Caller los resultados de su encuesta, que fue la más cercana a cómo se presentaron finalmente los resultados electorales e indican que Gómez, obtuvo un total de 3 millones 226 mil 31 votos, el 52.6 por ciento del total, mientras del Moral, logró 2 millones 734 mil 96 votos, equivalentes al 44.6 por ciento de la votación. Esto fue una diferencia de aproximadamente 8 puntos porcentuales entre ambas candidatas.
—Sí, esa elección fue muy similar a la actual entre Sheinbaum y Xóchilt. Empezamos a medir la elección cuando inició la campaña y creo que la ventaja de Delfina sobre Alejandra andaba en el rango de los 10 o 12 puntos y nosotros con nuestro pronóstico, concluimos que finalmente serían siete puntos de ventaja. El resultado oficial fue de 8 puntos de diferencia entre las dos, pero la mayoría de las encuestadoras le otorgaban ventaja de entre 15, 20 y 25 puntos, más o menos, las mismas que hace poco decían que Claudia Sheinbaum va a ganar por 20, 30 o hasta 40 puntos. En el estado de México, nosotros estuvimos muy acertados, pues solamente diferimos de un sólo punto entre nuestras predicciones y el resultado oficial.
—Siempre hay mitos y leyendas negras en torno a las elecciones La propaganda que desalienta la participación de la gente, aunque al interior los partidos sí tengan los resultados verdaderos. ¿Dígame quién patrocina las encuestas que ustedes publican?
—Las patrocino yo. Publico únicamente el resultado sobre quién va arriba en las encuestas, y quién va a ganar o por quién los encuestados van a votar. Pero eso, digamos, es la última cara, porque atrás de ello hay mucha información que generamos —que es la que vendemos a las campañas y a los consultores—, sobre cómo votarán los jóvenes, los adultos, los adultos mayores, por sexo, por edad, por nivel socioeconómico, por zona geográfica, etcétera. Y a los dirigentes de campañas, esa información les sirve para tomar decisiones importantes.
—Muchos han hablado —desde el punto de vista electoral—, que esta elección de junio próximo la van a decidir los jóvenes. Personalmente no estoy tan convencido de ello, porque he visto que los jóvenes actualmente no están participando de manera formal o activa o estén muy preocupados por los resultados electorales o me equivoco. ¿Qué opinión tiene al respecto?
—Ese es uno de los mitos. Estadísticamente está comprobado —y el Instituto Nacional Electoral (INE) tiene estudios al respecto—, que, de los jóvenes, sobre todo de aquellos quienes la obtuvieron por primera vez, votan más o menos el 60 por ciento; y lo hacen porque están emocionados. Luego, hay una curva pronunciada, a la baja, en torno a la participación de quienes tienen 21 y hasta 27 años; más o menos su nivel es casi del 40 por ciento. Después, a mayor rango de edad, el porcentaje empieza a subir un poco. A los 30 años ya votan más. El grupo de edad —que representa casi el 70 por ciento de quienes llegan a votar—, se ubica entre los 50 o 60 años. Por eso te comento que es un mito eso de que los jóvenes son quienes definen la elección. Quienes realmente llevan el peso de un proceso electoral son las clases medias y los adultos mayores.
—Es un buen dato, sobre todo porque así los lectores tienen una idea de en quiénes realmente recae el peso de la votación o dónde se genera el mayor número de votos y en qué grupos de edad. Pero dígame, ¿las mujeres votan igual que los hombres?
—Realmente no existe una gran diferencia entre el voto de las mujeres y el de los hombres.
—Finalmente, quiero preguntarle algo que considero fundamental, especialmente desde una perspectiva ética y profesional en el contexto de las encuestas electorales. Considerando la influencia que pueden tener sus resultados en la percepción pública, antes de las elecciones, deme su opinión en el sentido de si considera éticamente recomendable o no, limitar o prohibir la publicación de encuestas durante los periodos electorales. La preocupación subyacente es que el conocimiento anticipado de estos resultados puede desalentar la participación de los votantes, afectando potencialmente la dinámica electoral.
—No. Creo que eso afectaría varias libertades que tenemos los ciudadanos y las empresas, como son la libertad de emprender, la libertad de generar información, la libertad de expresión y la libertad de los ciudadanos a recibir información diversa.
Sin embargo, sí creo que valdría la pena qué existiera una especie de «registro de resultados» un «índice de calidad» que podría avalar el INE, al fin de que los ciudadanos pudieran comparar el historial de cada casa encuestadora, y así tener elementos para generar confiabilidad.