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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de enero (Quadratín México).- El rescate no sólo del río Nazas, sino también la vida comunitaria y económica para alcanzar mejores niveles de justicia social, equidad y bienestar de la población que se asienta en la comarca lagunera, es una de las propuestas que se hace en el estudio “El río Nazas. Historia de un patrimonio lagunero”, que recibió el Premio Fray Bernardino de Sahagún 2012.
El universitario Hernán Salas Quintanal, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, recibió esa distinción por el Instituto Nacional de Antropología (INAH), por el mejor trabajo de antropología social.
El estudio aborda el conflicto de la comarca lagunera (zona formada por algunos municipios de Coahuila y la ciudad de Torreón, y por Gómez Palacio y Lerdo, Durango), que se debe a la sequía y el deterioro ambiental que afecta a locales y campesinos de los alrededores.
En la región se observan tres procesos: una relación socioeconómica diferenciada; una relación peculiar entre sociedad y naturaleza y un vínculo único entre lo rural y lo urbano, porque se mezclan actividades agropecuarias y ganaderas con minería e industria.
El estudio señala que los distintos modelos productivos generan problemas ecológicos y sociales como desigualdad, desempleo, pobreza, recursos humanos desperdiciados y migración, entre otros, refirió.
Una de las propuestas es rescatar la vida del río Nazas, pero no sólo la natural, sino la comunitaria y económica, así como alcanzar mejores niveles de justicia social, equidad y bienestar para la población, considera Salas Quintanal.
“En la región hay ambientalistas, integrantes de la sociedad civil y académicos que trabajan para fortalecer una educación ecológica, porque la gente cree que el río es simplemente un caudal, pero en realidad es algo muy complejo que nace en la sierra, atraviesa varios poblados y llega a la comarca”.
“Hemos trabajado con niños para enseñarles la historia del afluente; se les explica por qué no ven circular líquido en la superficie, se les hace ver que hay una correspondencia entre el comportamiento social y uso de los recursos naturales y que éstos deben permitir que la población viva mejor. A eso le llamamos cultura del agua y su uso social”, dijo.
Otra propuesta es constituir redes de investigación e intervención. De hecho, existen varios conglomerados en los que participan gobierno, sociedad civil y academia, con el propósito de salvar el patrimonio natural, social y cultural que vive en la memoria de los habitantes de la región, apuntó el coordinador del Seminario Permanente Antropología y Nuevas Ruralidades.
“Lo social no está separado de la naturaleza, porque la cultura tiene que ver con cómo la sociedad se apropia de los recursos naturales y los utiliza para beneficio propio o para generar problemas de contaminación, sequía o socioeconómicos”.
El galardón, consistente en un diploma y un estímulo económico, fue entregado en el marco de la ceremonia de los Premios INAH 2012, en el Castillo de Chapultepec.
“Esta distinción es una de las más importantes en nuestra disciplina y significa una responsabilidad no sólo como investigador sino como docente. Al ser reconocido por su trabajo es necesario devolver este conocimiento a los demás y, en este caso, hablo tanto de la gente de la región como de los estudiantes universitarios”.
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