Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
CIUDAD DE MÉXICO, 31 de julio de 2016.- La casa de Carmen Boullosa se convirtió momentáneamente en una estación del tranvía de San Petersburgo en la Rusia de inicios del siglo 20.
La actriz María Aura, con un vestido rojo carmín y un rostro pálido y angustiado, interpretó a la Bella Constantine, una nerviosa terrorista que cargaba una bomba, cuyo estallido fue fallido, pero que era el germen de la Revolución Rusa de 1917, la cual conmocionó al mundo.
En tanto, el actor y guionista Fernando Rivera Calderón leyó las líneas que correspondían a un maquinista del tranvía que llevaba a Constantine y que cansado por conducir el último viaje, quería apurarla, ignorante de las intenciones del personaje de la novela El libro de Ana, de la escritora mexicana, Carmen Boullosa, que también leyó unas líneas.
Fue una representación de escasos minutos, pero que los amigos de Boullosa que asistieron a la escenificación la noche del jueves 28 de julio celebraron con aplausos y sonrisas, así como con copas de vino, ofrecidos por la anfitriona.
Entre ellos estaba el autor de En los labios del agua, Alberto Ruy Sánchez, quien de buen humor pidió representar también la última escena, y galante, besó a Aura, hija de Boullosa y del fallecido escritor Alejandro Aura.
También acudieron la crítica literaria Margo Glantz y el periodista Jairo Calixto Albarrán, así como representantes de la editorial Alfaguara, sello que publicó la novela –ya disponible en librerías– y que es un ejercicio de imaginación sobre un libro que, de acuerdo con una mención que hace el escritor ruso León Tolstoi, autor de Ana Karenina, escribió el personaje que ha fascinado a lectores de todas las edades y países.
Boullosa habló con Quadratín sobre su nueva novela, que contiene elementos de convulsión social.
«Elegimos la escena porque es el principio de la novela, presenta un personaje que no es Ana Karenina pero que trae puesto un vestido que fue de ella, es una costurera, una terrorista, es uno de los personajes de la novela y es para picar, para intentar jalarlos a la novela que va a tener en el centro, en el corazón al libro que reescribió Ana Karenina al final de su vida”, explicó, emocionada.
“Tolstoi dice que ella escribió un libro y yo me imagino que ella lo reescribe cuando está al final de su vida, cuando está muy desesperada y cerca de su suicidio, ya en muy mal estado, entonces imagino que escribe un libro que es diferente que como aparece en manuscrito, y la novela tiene la historia de los hijos de Ana Karenina 30 años después de muerta, qué pasó con su hijo, con su hija, es eso y que ocurrió con su ciudad.
“Ahí está a punto de haber una manifestación enorme, los radicales no quieren que la manifestación ocurra, por eso es que tenemos a la terrorista poniendo una bomba que no le funciona, como vimos en el pasaje que leímos y la manifestación va a ocurrir y es el llamado Domingo sangriento, hay una matanza enorme ese día, se considera que ahí empieza la revolución rusa y la novela inicia exactamente antes de eso”.
– ¿Buscó entonces la inclusión intencional de un elemento de inconformidad social?
– Claro, claro, no hay nada más que eso, siempre hay un elemento social.
– ¿Por qué escogió ese momento en ese país?
– No se á a qué huele este país (México), pero huele también a algo parecido, la gente está muy descontenta, hay mucha violencia y me dio el momento, me parecía, para hablar del ambiente, son mundos muy diferentes, pero lo que yo quería hacer era escribir el libro de Ana Karenina y lo tenía que encontrar para poderlo escribir.
Boullosa, quien también es coautora del recientemente publicado estudio Narcoohistoria, que escribió con el historiador estadounidense Mike Wallace, sobre la guerra contra las drogas, dijo que Ana Karenina también tiene su propia narcohistoria.
“Ana Karenina tiene su propia narcohistoria porque es adicta al opio. No lo cuenta así directamente [Tolstoi] pero cuenta que todas las noches toma gotitas de láudano para poder dormir, el láudano está hecho a base del opio, y cada día requiere más y está más exaltada y no hay ninguna atención médica a esta situación.
“No están alertas que cada día Ana Karenina, divina, inteligente, maravillosa pues también tenía una adicción no atendida y la novela que ella escribe la hace totalmente bañada en opio, es la novela que tengo adentro, son cuentos para niños, de tradición popular pero ya alterados por su situación, el opio y la desesperanza”.
– ¿Eso alteró o enriqueció los cuentos escritos por el personaje?
– Los alteró, toda mi novela está alterada, así como hablan de corridos alterados mi novela es alterada toda ella -ironizó.
La autora compartió que ver la escena recreada en su casa la llenó de felicidad.
“Estoy feliz porque soy mamá de María Aura y amiga de Fernando y siente uno una cosa preciosa porque es una lectura en acción, un pasaje leído y parece que la novela tendrá así más lectores”, concluyó sonriente.