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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de diciembre (Quadratín México).- Con motivo del 159 aniversario del natalicio del escritor Salvador Díaz Mirón, el Ayuntamiento de Veracruz organizó el ciclo de conferencias “Estro Encendido”, que tendrá lugar mañana en la Casa Museo que lleva su nombre.
Es de mencionar que en esta casa, donde todos los miércoles se lleva a cabo el Círculo de Lectura itinerante “Salvador Díaz Mirón”, que imparte Glenda Castillo, el poeta y periodista veracruzano vivió hasta su muerte en 1928. En 1981, el edificio fue comprado por el Ayuntamiento veracruzano y rehabilitado para abrir sus puertas como museo.
Su acervo consta de varios documentos, mobiliario y objetos personales del poeta. Además, en la planta baja se encuentra un amplio espacio utilizado para exposiciones temporales de artes plásticas, un Auditorio utilizado por el Foro Literario, institución que promueve y difunde el trabajo literario, artístico y cultural de creadores independientes de la ciudad.
En la planta alta se encuentran seis habitaciones, una Sala de Usos Múltiples, el despacho de Díaz Mirón y una vitrina que resguarda su vajilla de porcelana.
Salvador Díaz Mirón, quien fue bautizado bajo el nombre de Salvador Antonio Edmundo Espiridión y Francisco de Paula Díaz Ibáñez, nació el 14 de diciembre de 1853 en el puerto de Veracruz, donde realizó sus primeros estudios. Fue hijo del periodista y gobernador Manuel Díaz Mirón.
Salvador siguió los pasos de su progenitor aunque con una fuerte inclinación hacia las letras. A partir de los 14 años se inició como periodista, y para 1874 ya era reconocido como poeta, cita el portal de Internet “los-poetas.com”.
La obra de Díaz Mirón, enmarcada dentro de la corriente del Romanticismo, se dividió en tres etapas. La primera abarcó de 1874 a 1892; la segunda de 1892 a 1901, y la tercera de 1902 a 1928.
Para 1874, se incluyeron algunas de sus piezas literarias en “El Parnaso Mexicano”, y en 1876, cuando colaboraba en el periódico “El Pueblo” fue deportado a Nueva York, Estados Unidos, por razones políticas.
A su regreso a México, trabajó para diversas publicaciones y dirigió “El Veracruzano”.
En 1878, representó al Distrito de Jalancingo en la legislatura de Veracruz, iniciando su carrera política al convertirse en diputado, detalla el sitio web “biografiasyvidas.com”.
En vísperas de las elecciones generales de 1892, fue hecho preso por el delito de homicidio. Tiempo después fue absuelto, al considerarse que actuó en defensa propia.
Entre 1912 y 1913, fue director del Colegio Preparatorio de Jalapa, y durante el gobierno de Victoriano Huerta se hizo cargo del periódico “El Imparcial”, pero en 1914 con la caída del dictador salió de México.
Díaz Mirón se trasladó a España, y desde ahí publicó en Estados Unidos y París su libro “Poesías”. Un año después, en Jalapa, publicó “Lascas”, un libro de gran éxito y que contenía un total de 40 poesías inéditas.
A este período corresponden obras literarias como: “El fantasma”, “Paquito”, “Nox”, “A Tirsa”, “A una araucaria” y “Claudia e Idilio”, entre otras.
Luego de una corta estancia en Santander, España, viajó a Cuba, donde impartió clases de francés, historia universal y literatura.
Carranza autorizó su regreso a México y la restitución de sus bienes. Posteriormente, en 1921, se rehusó a aceptar la pensión que le ofreció el gobierno del presidente Álvaro Obregón, y en 1927, rechazó un homenaje nacional organizado por un grupo de escritores.
Entre su vasta producción poética se conserva sólo una parte reducida, debido a que se perdió e incluso parte de ella fue destruida por el propio autor.
Las poesías completas de Salvador Díaz Mirón fueron publicadas en 1941 por Antonio Castro Leal.
De acuerdo con la crítica especializada, las mejores composiciones poéticas del escritor son: “Epístola”, “Sursum”, “A Gloria”, “A Byron”, “Oda a Victor Hugo”, “Voces interiores”, “Espinelas”, “Lance”, “Oración del preso”, “El fantasma”, “Beatus Ille”, “Pepilla”, “Vigilia y sueño” y “Nox”.
De la última etapa de producción de Salvador Díaz Mirón se conocen 24 piezas, aunque la realidad es que su producción fue mucho mayor y él mismo la pensaba reunirla en varios libros que no le fue posible publicar.
El 12 de junio de 1928, falleció a los 75 años, y dos días después sus restos fueron trasladados a la Ciudad de México, para darle sepultura en la ahora llamada Rotonda de las Personas Ilustres, por acuerdo del Presidente de la República.
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