Teléfono rojo/José Ureña
Por Bryan LeBarón
El pasado fin de semana, el Presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una visita más de cortesía, que de trabajo, y mucho menos de rendición de cuentas, a la comunidad de La Mora, en Bavispe, en el Estado de Sonora.
En este lugar, el 4 de noviembre del año pasado, fue masacrada una parte de mi familia, entre ellos, mi prima Ronhita y sus niños, fueron interceptados por un grupo de sicarios, y desde la sierra los acribillaron, dejando el camino de terracería que une nuestras comunidades, llenas de cenizas, y con sangre inocente derramada.
Este hecho fue por demás conocido, no sólo en el país, sino también en el mundo, y destaca por su crueldad, por la sorprendente capacidad de los criminales de sembrar el terror en una comunidad, por mostrarnos que no se van a detener ante nada; pero también, evidenció una incapacidad institucional para brindar seguridad y garantizar la vida a los mexicanos.
El Secretario de Seguridad Pública que estaba al frente de esta labor era y es, hasta el momento, Alfonso Durazo, originario de la región, y quien unos días previos había señalado que no le disgustaba la idea de ser candidato y gobernador de Sonora.
Hasta el momento, el mérito más grande que tiene es estar en los afectos del Presidente, por eso nos sorprendió ingratamente, cuando en medio del templete, señaló a “un funcionario ejemplar, dedicado al trabajo, un profesional”, no dudamos en ningún momento de que sea un hombre de buena voluntad, pero de ahí, a ser un servidor que ha ofrecido resultados, está muy lejos. Posiblemente no sea su culpa, es un entramado complejo, pero tampoco se ha visto una voluntad férrea.
Debemos reconocer que el Presidente y el propio Durazo fueron a inaugurar un cártel de la Guardia Nacional, tal y como se había comprometido el mandatario; pero fue totalmente insensible que lo utilizara como escenario para un acto político, a veces creo que pierde la magnitud del evento que ahí se suscitó, y todo lo mide en función de ganancias o pérdidas en su popularidad o pragmatismos electorales.
Quiero señalar que hace un mes, el propio Durazo nos recibió, junto con mi primo Julián, mi tío Adrián y más familia, ahí le mencionamos que la policía de Galeana, donde se encuentra la comunidad LeBarón, estaba bajo el yugo de una policía municipal criminal, por lo que tuvimos que tomar literalmente su cuartel y desarmarlos.
Le anunciamos el plan y le pedimos al Secretario que nos apoyara, sin embargo, hasta el momento seguimos esperando ese refuerzo que necesitamos para no estar expuestos. No queremos que nos vayan a instalar otro cuartel una vez que ya haya ocurrido alguna desgracia.
Regresando al punto de la visita, algunos miembros de la familia, limitados por el propio Presidente, sostuvieron un encuentro privado con López Obrador, pero no se notificó ningún avance significativo de la investigación o algo que no fuera ya conocido por nosotros y por lo medios.
Le entregamos un pliego petitorio que esperamos atienda lo más pronto posible, le pedimos al Presidente que no lo vea como una exigencia más de las víctimas, sino cómo posibles soluciones para atender el problema de seguridad en la Región.
Pedimos la indemnización como parte de reparación integral del daño. Queremos que a los 20 huérfanos de la masacre se les repare el daño, si así se le puede llamar, pero no podemos dejar de pensar que nosotros sólo somos uno más dentro las millones de familias víctimas en este país. Por eso queremos que ese recurso sea para que se siga protegiendo a los defensores de derechos humanos, periodistas y víctimas, aún y cuando el gobierno desaparezca los Fideicomisos.
Hasta este momento no podemos aplaudir ni felicitar el trabajo del gobierno. Lo haremos el día que todos los responsables de la masacre sean detenidos y sentenciados, cuando dejen de empeorar las cifras de seguridad, cuando podamos salir tranquilos a la calle y haya justicia para todas las víctimas.
Les aplaudiremos el día que las masacres sólo sean un mal recuerdo de nuestra historia como país y no la nota -roja o electoral- principal de cada día.