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CIUDAD DE MÉXICO, 02 de noviembre de 2018.- El color naranja representado por la flor de cempasúchil, impregnó este Día de Muertos cientos de panteones en todo el país, donde familias enteras, duermen, comen y hasta bailan con sus difuntos.
Una tradición extraña para visitantes, pero que, una vez la conocen, quieren ser parte de la fiesta, una de las más importantes y esperadas por los mexicanos.
Pero para los locales, en las grandes ciudades y en los pequeños poblados de territorio nacional, celebrar a los que ya no están parece acercar con jolgorio a quienes, como dice una frase típica: se nos adelantaron.
Y es este día, cuando miles de personas acuden a los panteones a poner una ofrenda y pasar el día con sus seres queridos, una tradición que forma parte de la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El Día de Muertos muestra la fusión entre la cultura prehispánica y la religión católica que llegó con la conquista.