Especialistas de La Raza salvan ojo a bebé con quimio intraarterial
CIUDAD DE MÉXICO, 12 de julio (Quadratín México).-La sal es esencial en la sazón de los platillos mexicanos, pero además hay una demanda natural de nuestro cuerpo para consumirla pues el cloruro de sodio que contiene es vital para mantener el equilibrio de los fluidos en el organismo, es decir de la relación del agua con las sustancias que rodean a las células; sin embargo su exceso es causa de una de las enfermedades más graves, la hipertensión arterial que puede derivar en infartos y derrames cerebrales.
Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), “se calcula que alrededor de 20 millones de mexicanos padecen de hipertensión; la mayoría no lo sabe porque esta enfermedad sólo presenta síntomas en estados muy avanzados y, por ende, de mayor gravedad”.
Pero además de las arterias y corazón, el exceso de sodio en el organismo daña a los riñones, hígado e incluso pulmones.
Estudios de instituciones médicas, tanto en México como en España, refieren que el principal problema es que la sal se aplica en prácticamente todos los alimentos, incluso en postres, y el cloruro de sodio que contiene se acumula con el sodio que contienen otros alimentos, incluso el agua contiene ese elemento, lo cual es causa de que las personas padezcan de hipertensión arterial.
Sobre la polémica, el Instituto Nacional de Nutrición apunta que el cloruro de sodio contribuye a mantener en equilibrio los fluidos del cuerpo, en especial en la sangre, lo cual a su vez, permite una buena transportación y absorción de nutrientes por el organismo.
También participa en la expulsión del anhídrido carbónico (dióxido de carbono) de los pulmones.
Es también relevante la intervención del cloruro de sodio en la digestión pues dentro del estómago se transforma en ácido clorhídrico el cual sirve para procesar los alimentos.
Incluso los impulsos nerviosos y la actividad cardíaca dependen del equilibrio entre los fluidos de nuestro cuerpo.
Cadenas de excesos
Nuestro cuerpo necesita como mínimo 220 miligramos de sodio al día, lo cual equivale a la décima parte de la sal que cabe en una cucharita cafetera; el problema es que no sólo se consume la sal con la cual se sazonan los alimentos básicos, sino además se agrega la obtenida de otros alimentos que utilizan sodio como conservador, como son los embutidos, enlatados, los quesos llamados “maduros” como el manchego, así como sazonadores, frituras, salsas embotelladas de tomate o la inglesa, aderezos para ensaladas, así como productos congelados, incluso el agua contiene sodio.
Al respecto, el doctor Antonio Cabrera Marino, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, explicó que si bien los riñones son los responsables de eliminar el exceso de sodio, su concentración en el organismo puede ser tan alto que esto resulta imposible y ello da paso a las alteraciones metabólicas.
El especialista explicó: “el sodio conservado –dentro del organismo- retiene el agua y así aumenta el volumen de sangre; entonces los vasos sanguíneos se saturan de agua volviéndose más sensibles a la estimulación nerviosa que los contrae, y como tienen que pasar más sangre por los mismos conductos cada vez más estrechos, por cierto, la presión de sangre aumenta acelerando el ritmo del corazón, ya que debe impulsar más sangre a todo el organismo.
“Además, el exceso de sodio incrementa la cantidad de agua en los tejidos celulares y fuera de ellos, causa de hinchazón y edema. Tal sobrecarga de fluidos puede someter al corazón a un sobreesfuerzo y contribuir a desencadenar una insuficiencia cardíaca congestiva la cual afecta de forma retrógrada a los pulmones y hasta el hígado”, precisó.
Consejos para disminuir el consumo de sal
Para poder autoregular nuestro consumo de sodio, los especialistas recomiendan disminuir las cantidades aplicadas en las comidas, sustituyéndolas con condimentos como el jengibre, epazote, cilantro, perejil, entre otros.
En el caso de los quesos es posible recurrir a alternativas como el queso panela o fresco. En cuanto a los productos procesados, lo mejor es restringirlos al máximo posible.
Se debe evitar al máximo posible consumir los cubitos de consomé concentrado y la salsa de soya, pues ambos contienen altas concentraciones de sal.
Es necesario revisar el contenido de sodio en los paquetes de alimentos procesados por pieza o porción pues, por ejemplo, diez galletas saladas contienen hasta 320 miligramos de sodio.
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