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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre de 2024.- Tras votarse en lo general, el Pleno del Senado de la República avaló en lo particular la reforma constitucional para que las autoridades estén obligadas a impulsar el desarrollo comunitario y regional de los pueblos y comunidades indígenas y mejorar sus condiciones de vida y bienestar común.
La propuesta presidencial aprobada por unanimidad de 127 votos a favor fue remitida a los congresos estatales para su aval y establece que será mediante planes de desarrollo que las autoridades fortalezcan la economías de los pueblos indígenas y fomenten la agroecología, los cultivos tradicionales, en especial, el sistema milpa, las semillas nativas, los recursos agroalimentarios y el óptimo uso de la tierra, libres del uso de sustancias peligrosas y productos químicos tóxicos.
Al reconocerlos como sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio, se adopta las medidas necesarias para reconocer y proteger el patrimonio cultural, la propiedad intelectual colectiva, los conocimientos y las expresiones culturales tradicionales de los pueblos y comunidades indígenas.
Garantiza y fortalece la educación indígena, intercultural y plurilingüe mediante la alfabetización y la educación básica, media superior y superior estatal, gratuita, integral y con pertinencia cultural y lingüística.
Reconoce las formas organizativas de las comunidades indígenas residentes y las personas indígenas migrantes en los contextos de destino en el territorio nacional; garantiza los derechos laborales de las personas jornaleras agrícolas, trabajadoras del hogar y con discapacidad; mejora las condiciones de salud de las mujeres y vela por el respeto de sus derechos humanos.
En la presentación del dictamen, la presidenta de la Comisión de Puntos Constitucionales, Ernestina Godoy Ramos, enfatizó necesario y urgente terminar con la discriminación estructural e histórica que han enfrentado estos sectores de la población.
La lucha por los derechos de los pueblos originarios ha transitado por un camino “largo, sinuoso y siempre cuesta arriba”, debido, entre otros factores, al racismo y al colonialismo, subrayó.
Hoy hacemos un esfuerzo por desmontar, desde nuestro mandato constitucional, esta estructura de dominación y exclusión que ha perdurado entre nosotros, a pesar de las transformaciones sociales que han tenido lugar en nuestra historia”, manifestó.
Y destacó que los senadores están “histórica y moralmente obligados” a deconstruir esas añejas estructuras de colonialismo interno, para construir un país distinto, que esté la vanguardia en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos.