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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de abril de 2025.- Ante el resultado biotecnológico de revivir a tres cachorros de la especie Aenocyon dirus, conocido popularmente como Lobo terrible, es necesario considerar una serie de paradojas éticas y ecológicas que llevan a pensar con qué objeto se ha traído a la vida a esta especie del Pleistoceno, cuestionó el doctor Miguel Ángel Reyes López, investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
El también jefe del Laboratorio de Medicina de Conservación del Centro de Biotecnología Genómica (CBG) del IPN destacó que ante la presencia de estos animales cabe cuestionar si existe un hábitat adecuado para ellos pues, según los datos históricos acostumbraban cazar presas grandes, que ya no existen en la actualidad.
Otra de las preguntas, inquirió el doctor en Ciencias Químico Biológicas, es si pasarán toda su vida en cautiverio o si serán liberados en algún momento, violando con ello las leyes que regulan la introducción de animales salvajes en la vida silvestre de cualquier nación, dado que tendrían que competir con otros depredadores endémicos.
“Lo que han llamado desextinción tiene que ver con un proceso científico complejo, cuyo método incluye técnicas moleculares de ingeniería genética, como la CRISPR-Cas9 y clonación, entre otras, para traer a la vida a una especie declarada como extinta, aunque es necesario monitorear la evolución porque estas técnicas no han logrado asegurar una larga vida para los especímenes”, señaló.
El uso de una combinación de herramientas biotecnológicas modernas y de fertilización in vitro, destacó el politécnico, es un gran logro científico que podría ser utilizado para otras problemáticas genéticas, como lo es el uso de ellas para atender enfermedades genéticas en humanos o en otros seres vivos.
Para la doctora Cynthia Elizalde Arellano de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), del IPN, una especie extinta no hay manera de recuperarla ni de revivirla y en el reciente caso de los lobos terribles, aseguró que se trata de un híbrido en el que se han mezclado fragmentos del ADN de restos fósiles de lobos terribles con material genético de lobos grises.
La especialista en mastozoología -que se refiere al estudio de los mamíferos- reconoció que este experimento científico dio como resultado un gran avance genético, no obstante, es necesario observar el crecimiento de estos ejemplares, dado que una parte importante de la identidad de una especie es el comportamiento que, en el caso particular de los lobos, se aprende cuando crecen como parte de una manada.
Desde el lobo terrible hasta los actuales lobos se agrupan en manadas, argumentó la doctora Elizalde Arellano, ahí aprenden la socialización, además de que sus padres, y madres y los demás miembros del grupo, les enseñan a reconocer a las presas con las cuales conviene alimentarse y cómo cazarlas.
“Particularmente las crías de lobo duran por lo menos dos o tres años con sus madres, mientras aprenden la técnica de cacería y la afinan, algunos pueden permanecer en la manada o buscar otros lobos para formar su propia manada cuando crecen. El punto es que, si no adquieren el comportamiento de cazadores, no pueden llamarse lobos terribles”, aseguró.
La docente politécnica resaltó que es muy posible que el futuro de los llamados lobos terribles sea una vida en cautiverio, puesto que su lugar en la naturaleza del mundo actual ya no existe como cuando ellos dominaban el planeta. Se trata de un caso en el que se han ignorado completamente las reglas de la selección natural, que indican qué especie puede sobrevivir dadas sus características y las condiciones ambientales.
“Cuando una especie está extinta, está perdida, y la extinción es para siempre”, concluyó.