Juego de ojos
Ricardo Anaya y Javier Corral, almas gemelas de la corrupción
José Luis Camacho Acevedo
¿Por qué razón Ricardo Anaya y Javier Corral son almas de la corrupción?
El candidato presidencial de la coalición que encabeza el Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya Cortés, ha sido descubierto como un lavador de dinero en varios videos donde su socio, Manuel Barreiro, y ahora el hermano de éste, Raúl, hablan de triangulación de fondos que consiguen de empresarios nacionales y extranjeros para apoyar la campaña de Anaya y remunerar esos apoyos desde una hipotética presidencia de la república que encabezaría el joven maravilla.
Ese comportamiento plagado de ambición e ilegalidades, ha propiciado que en la coalición Por México al Frente se hayan dado casos de inconformidades entre sus integrantes y hasta de señalados distanciamientos de distinguidos personajes de ese moribundo Frente.
Los rumores de que Dante Delgado está decidido a que en varias entidades de la república, entre ellas su natal Veracruz, los militantes de Movimiento Ciudadano se pronuncien el 1 de julio a favor de Andrés Manuel López Obrador, son cada vez más insistentes.
O militantes de la importancia del gobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis se pronuncien por una “urgente refundanción del PAN” a partir del 2 julio, anticipando de esa forma la muy presumible derrota de Ricardo Anaya, están siguiendo la ruta de tener un plan B.
Panistas como Mendoza Davis parecen estar mostrando confianza y afinidad al candidato de la coalición Por México al Frente, que encabeza José Antonio Meade Kuribreña, a quien el mencionado mandatario peninsular, sin decir su nombre pero retratando claramente su perfil, son la evidencia que la conducta del candidato presidencial de Por México al Frente ha creado una de las más graves y grandes escisiones en el partido fundado por Manuel Gómez Morín, sin duda un personaje que fue congruente con sus ideales y honesto a carta cabal.
¿Por qué razón Javier Corral mantiene como rehén político al priísta Alejandro Gutiérrez?
Por la misma razón que Ricardo Anaya a convertido a los ideales del PAN en mensajes de propaganda mercantil.
Tanto Corral como Anaya pretenden ejercer un poder patrimonialista, autoritario y lleno de sombras de corrupción.
El caso de Alejandro Gutiérrez es un ardid político de Corral contra el presidente Enrique Peña Nieto, a quien su amigo Ricardo Anaya ha llamado con explicable insistencia que es un corrupto.
Una insistencia que en los últimos días está buscando distraer la atención de un electorado pasmado ante el cinismo que se advierte en el último video que presenta a Raúl Barreiro como un mercader del ejercicio del poder.
Javier Corral trata de agudizar el señalamiento de corrupción al peñismo que hace Ricardo Anaya para evitar que se le siga condenando por estar transgrediendo las leyes al no acatar las resoluciones de la Corte en el sentido de que traslade a Gutiérrez Gutiérrez a un penal de la CDMX.
Si Gutiérrez cometió un delito del orden federal, pues que se le juzgue conforme al debido proceso y no se le convierta en moneda de cambio político de Javier Corral quien ve que su amigo Ricardo Anaya se encuentra ya políticamente en el fondo del precipicio y trata de convertir el caso en una bandera contra un gobierno que ya se va.
Una bandera que tiene que mantener como escudo ante la llegada a la presidencia de López Obrador o de Meade Kuribreña, quienes han demostrado su rechazo a las prácticas autoritarias y facciosas de Javier Corral Jurado, a quien no le irá nada bien ni con el triunfo del priísta o del candidato de Morena.
Ese el clima de tensión político que han creado tanto dentro del PAN, como en el proceso electoral que renovará los poderes ejecutivo y legislativo federales en 1 de julio próximo, Ricardo Anaya Cortés y Javier Corral Jurado.
Todo indica que sus estrategias disruptivas están destinadas a tener un sonoro, y para el caso de Corral, un peligroso fracaso.
En política nada es para siempre.
Y los tiempos de Anaya y de Corral como ofensores de sus enemigos, están a punto de terminarse.