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DAD DE MÉXICO, 31 de enero (Quadratín México).- Si el gobierno federal no aplica políticas estrictas para cerrar las puertas de la Cruzada Nacional contra el Hambre a los apoyos “asistencialistas” de la industria de la denominada comida “chatarra”, se provocará creciente aumento de obesidad entre los más pobres del país y, en consecuencia, se pondrá en mayor riesgo de contraer enfermedades como diabetes, hipertensión, cardiovasculares, entre otras.
Así lo advirtieron organizaciones no gubernamentales, al referir que productos como pastelitos; refrescos, jugos y néctares; frituras; cereales industrializados y otros, tiene altos contenidos de azúcares, grasas y carbohidratos, que no aportan nutrientes al cuerpo, pero sí provocan altas concentraciones de glucosa, colesterol y triglicéridos en la sangre, causa de las más graves enfermedades en el país.
Ante este riesgo, el especialista Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INNSZ), llamó a las autoridades a evitar que la Cruzada Nacional contra el Hambre se convierta en una “puerta asistencialista” para la obesidad infantil y el consumo de productos “chatarra” en las comunidades pobres del país.
Sostuvo que el riesgo es real, pues existen antecedentes como el programa Oportunidades y las tiendas Diconsa, donde las aportaciones económicas fueron utilizadas por las familias más necesitadas en la compra de comida industrializada, por su bajo costo.
El fenómeno de la obesidad en poblaciones marginadas, precisó, comenzó hace 30 cuando se reforzó la entrega económico de los apoyos a estas comunidades, y prueba de ello es que en 1999 los índices de sobrepeso en éstas correspondían al 60 por ciento de las presentadas en el ámbito urbano, y en la actualidad es del 90% comparada con las zonas urbanas.
Por su parte, Víctor Suárez, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), reprochó el que se abra la posibilidad de utilizar a la población con pobreza alimentaria como “pretexto” para apoyar a las grandes empresas agroproductoras, las cuales son las principales beneficiarias de los apoyos al campo.
En lo anterior coincidió Xaviera Cebada, del Poder del Consumidor, al referir que las acciones de la Cruzada contra el Hambre deben enfocarse a la producción de y consumo de alimentos frescos, naturales, nutritivos y adecuados a la población, y no de productos industrializados.
Esto, subrayó, porque el alto consumo de alimentos chatarra está fuertemente asociado a la malnutrición generalizada en el país, además de que no beneficia a los pequeños productores agrícolas”.
Por su parte, Adelita San Vicente, de la campaña sin Maíz no hay País y Semillas de Vida, alertó que con esta Cruzada se puede permitir la siembra de semillas transgénicas, e incluso ha trascendido que se han solicitado a las autoridades del actual gobierno permisos para la siembra en dos millones de hectáreas en los estados de Sinaloa y Tamaulipas con la participación de la empresa Monsanto.
Ante tales denuncias, Constanza Gómez Mont, de Contrapeso, demandò del gobierno impulsar la alimentación saludable, pues “la salud no es negociable, especialmente la de los niños. La simulación no puede continuar; es necesario un liderazgo del gobierno”.
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