Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
Para salir del paso en los escenarios de las elecciones estatales de este año, lo más fácil sería decir que son de pronóstico reservado o que tendrán un final de fotografía, lo cierto es que han cambiado tanto los componentes políticos en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, que puede ocurrir cualquier cosa.
Lo que estamos apreciando es que el voto duro tradicional de los partidos se está ablandando y que la apuesta para ganar la están haciendo por el voto golondrino, mejor conocido como voto útil.
Sin duda, la elección mexiquense será entre Morena y el PRI. Pues como dicen los chiapanecos, lo demás es poesía. Veamos.
Josefina Vázquez Mota no tiene un escenario óptimo. El problema para doña Chepina comienza entre los panistas mexiquenses que no le tienen mucho afecto.
Suponiendo que los panistas del centro logren neutralizar al que dicen es dueño del PAN mexiquense, Ulises Ramírez, Vazquez Mota también tendrá que enfrentar los sistemáticas bombardeos por el sospechosismo de los recursos que recibió del gobierno federal la fundación que encabeza, Juntos Podemos, por unos 900 millones de pesos en los dos últimos años.
La hora de la verdad será cuando se sepa si doña Josefina es capaz de reunir más de los 600 mil votos que logró con muchas dificultades Felipe Bravo Mena. Y si pierde, no importa pues dicen que ya amarró un escaño en el Senado para 2018.
Pero aquí viene lo bueno. El vertiginoso despegue de la candidata de Morena, Delfina Gómez. Llama mucho la atención que en menos de tres meses las encuestadoras la colocaron casi de la nada en la primera posición. Lo único que explica este boom es que Delfina va del brazo de Andrés Manuel López Obrador y su popularidad es directamente proporcional a las expectativas del tabasqueño en 2018.
Lo sorprendente es que las encuestadoras aseguran que en tres meses doña Delfina Gómez duplicó sus intenciones de voto al pasar del 5 al 11.6 por ciento. No sólo alcanzó a sus posibles adversarios sino que los dejó muy atrás.
Pero la maestra Delfina Gómez necesita obtener al menos 3 millones y medio de votos para ganar, 400 mil más que los que obtuvo el PRI hace seis años. Lo único que respaldaría este escenario es el voto golondrino, el del PRD.
Por lo que toca a los priistas, la candidatura de Alfredo del Mazo Maza se sintetiza en que “ya le tocaba”. La disciplina tricolor llevó a los demás tiradores, más fuertes que el propio primo de ya saben quién, a sumirse. (Recuérdese la máxima de que hay tiempos para sumar, sumarse y sumirse). El punto es que los priistas han perdido punch y hasta ahora tienen el voto duro pero se les ha ido ablandando.
Si gana Delfina, dicen que AMLO se crecerá para el 2018. Pero si no, pues no.
Coahuila, a su suerte
El factor Moreira sigue pensándole tanto al PRI, que los han dejado a su suerte.
Los pronósticos anuncian que el PRI podría perder su dominio y entrar al mundo de la alternancia. Cosa curiosa a nivel partidos los sondeos le dan al PRI una ventaja de casi 16 puntos sobre el PAN, pero entre candidatos hay empate técnico.
El PRI estatal tiene sus veladoras prendidas para Miguel Ángel Riquelme que lleva como una losa en la espalda la controvertida gestión de los Moreira. Pero hay que reconocer que los Moreira han sido un hueso muy duro para los opositores.
Tampoco hubo alianza PAN-PRD en Coahuila y la parte difícil para las aspiraciones de Memo Anaya será superar los 720 mil votos que obtuvo Rubén Moreira hace seis años, pues Guillermo se quedó en 422 mil.
El PAN sacrificó la unidad albiazul para llevar otra vez a Guillermo Anaya como abanderado lo seguramente se traducirá en muchos votos golondrinos pero a favor de otro candidato. El PRD es casi inexistente en aquellas tierras y su participación es sólo decorativa.
¿Y qué creen? Si pierden los priistas, le echarán la culpa a los Moreira.
Nayarit, el volado
En Nayarit, los priistas están divididos y la decisión de Raúl Mejía de competir con las siglas de Dante Delgado ablanda el voto duro tricolor para convertirlo en golondrino. Manuel Cota es un candidato corporativo vía la CNC, su fuerte, pero tampoco la tiene fácil.
PAN y PRD quieren reeditar el episodio de su alianza en los comicios de 1999 con Antonio Echevarría, pero ahora con el vástago del ex góber del mismo nombre, por aquello de “hijo de tigre pintito”, aunque sus detractores no lo bajan de junior.
Se trata de una competencia muy chapada a la antigua, en la que no falta quien quiera llevar agua a su molino, como son los casos de Guadalupe Acosta (el poder es el poder); mientras que en el lado oscuro aparece Layín, Hilario Ramírez, el que roba poquito, el que le regaló un coche a Rubí en sus XV, el que regala dinero y que las encuestas lo ponen muy abajo en las preferencias. ¿Tóns?
Layín tendrá que reunir 16 mil 347 firmas para validar su candidatura independiente. Lo malo es que le ponen precio al voto útil.
Lavaderus est
1.- AMLO, junto con pegado
Los seguidores de AMLO en Tabasco fueron al mitin y luego al bailongo y ahí les dijo que el próximo presidente será tabasqueño y “choco”, como les dicen a los de por allá. Todo estuvo bien, los empresarios se han portado bien con él, nomás que siguen las mismas y viejas prácticas del acarreo, lo que deja mal sabor de boca. Como sea, lo que estamos viendo es que el 2018 está encima de nosotros. Y los contrincantes del tabasqueño no están ciegos ni mudos.
2.- Frases lapidarias del nuevo siglo.
“Ya ven lo que pasó anoche en Suecia”. Donald Trump.
¿Pues de cuál fumó? Vox populi.
3.- Ya está la renuncia de Cristina Díaz a la CNOP, falta la confirmación de ya saben quién.