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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de septiembre (Quadratín México).- En el sexenio de Felipe Calderón el poder adquisitivo del salario mínimo cayó 43.1 por ciento, para registrar una pérdida acumulada, en 25 años, del 79.11 por ciento, informó el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el estudio, se refiere que hace 25 años, con un salario mínimo diario se compraba el equivalente al 163.80 por ciento de la Canasta Alimenticia Recomendable, para consumir casi dos. En agosto pasado, con la percepción referida, sólo se podía consumir el 33.95 por ciento de la misma, agregó el medio noticioso.
Para recuperar su capacidad, y mantener el incremento promedio de cada año –entre cuatro y cinco por ciento- tendrían que congelarse los precios de diversos productos durante 47 años, según publicó Milenio en su portal de internet.
Así, hasta 2059 los ingresos serían suficientes para cubrir las necesidades de los hogares mexicanos, estimaron Luis Lozano Arredondo, Irma Otero Fonseca, Javier A. Lozano Tovar, David A. Lozano Tovar, Jaime Vázquez, David Moctezuma, Mario Antonio Quintana de la Vega, Frida Itzel Villalobos Guzmán, Cristóbal Reyes Núñez y Lizbeth Martínez Martínez, integrantes del CAM.
En el reporte, establecieron que en diciembre de 2006 con una percepción mínima era posible adquirir 4.2 kilogramos de huevo. En agosto pasado, el volumen cayó a 1.69, es decir, 2.51 kilogramos menos, un desplome de más del 50 por ciento.
En el caso de la tortilla, en el lapso referido se dejaron de comprar 2.17 kilogramos con el mismo ingreso; con relación a las piezas de pan, la pérdida fue 16; de frijol, tres kilogramos; de leche, 1.26 litros, y de aceite, 940 mililitros.
Los especialistas utilizaron como referencia el salario mínimo diario en la zona geográfica A del país -equivalente, en agosto pasado, a 62 pesos con 33 centavos-, y los precios de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR), artículos para el consumo diario de una familia mexicana conformada por cuatro personas -dos adultos y dos jóvenes- con la consideración de aspectos históricos económico-sociales, hábitos, costumbres y de dieta.
La UNAM explicó que fue definida y construida en su metodología, estructura, ponderación y contenido por Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Su precio, determinado con la colaboración de estudiantes, profesores e investigadores de la UNAM, ascendió en agosto pasado a 824 pesos con 25 centavos.
En 2012, el aumento acumulado del precio ponderado diario de los productos que la integran asciende a 12.6 por ciento, con tendencia a la alza, y por encima del incremento directo a la percepción por día, registrado durante el año, de 4.2 por ciento, equivalente a dos pesos con 51 centavos, al pasar de 59.82 pesos a 62.33. El aumento quedó pulverizado, al ser rebasado en 8.4 por ciento.
El salario mínimo nominal en los seis años aumentó 28.06 por ciento, mientras que el precio ponderado diario de la CAR lo hizo en 125.37 por ciento. Así, los incrementos a la percepción fueron insuficientes, al acumular en ese periodo 13 pesos con 66 centavos, mientras que el precio de la canasta avanzó 101 pesos con 34 centavos.
Para adquirir los alimentos nutricionalmente recomendados que constituyen la CAR, el salario mínimo diario general tendría que ser de 183.59 pesos, sin considerar gastos en vivienda, salud, transporte, educación, entre otros rubros, estimaron.
En el periodo referido, el precio de las gasolinas registró una tendencia a la alza. La magna, de consumo mayoritario en el país, aumentó 36.22 por ciento, con impacto directo en las familias, que destinan 24 por ciento de su ingreso mensual al energético.
Respecto al diésel -utilizado por el transporte de carga-, el estudio refiere un incremento, hasta agosto pasado, de 45.24 por ciento.
En 2012, hasta el mes de agosto, el precio de la magna reportó un incremento acumulado de 6.42 por ciento, y el del diésel fue 6.19 por ciento, por encima del aumento oficial al salario mínimo diario.
En 1987, las familias mexicanas sólo requerían del ingreso de un integrante; hace 12 años, la tendencia para aminorar las carencias cada vez mayores, consistió en que los jefes de familia optaran por tener dos empleos, o bien, que trabajara otro integrante. Actualmente, se requiere que colaboren hasta tres personas.
De acuerdo con datos del INEGI, publicados en la ENOE (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo), en 2011, 13 millones 210 mil mexicanos laboraron más de 48 horas a la semana, para percibir ingresos suficientes para vivir. En teoría, trabajaron seis días de la semana con jornadas laborales de ocho horas.
En el cuarto trimestre del mismo año, la mitad de la población ocupada percibió de cero a dos salarios mínimos diarios. En total, casi 22 millones de mexicanos recibieron un máximo de 119 pesos con 64 centavos por jornada, concluyó Milenio.
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