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CIUDAD DE MÉXICO, 23 de diciembre de 2017.- Una paradoja de la vida contemporánea es que la mayoría de los padres de familia trabajan por su hijos, pero por esa razón casi no están con ellos, cuenta Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
El dilema es dinero o presencia, educación de calidad o más tiempo de juego, vacaciones o estar más presente en su vida cotidiana:
«Por cuestiones económicas – laborales mamá y papá se alejan de sus hijos y eso no es bueno porque en muchos casos no sólo se pierden de una de las etapas más hermosas de todo ser humano, la infancia sino que a futuro estos niños podrían presentar problemas emocionales al respecto».
De acuerdo con la experta, es fundamental que cada temporada de fin de año los padres dediquen tiempo y calidad de convivencia con sus hijos pequeños y adolescentes:
«No es Santa Claus ni los Reyes Magos, los niños están felices porque finalmente estarán con sus padres. No es adornar los arbolitos de Navidad, ni las cartas que se escriben a los Reyes Magos, ni mucho menos debería ser el ambiente de consumismo que es viral y que caracteriza a esta época….
“Lo que despierta la felicidad es la unión con los seres queridos, cuando los menores y sus padres -por unos días- estarán más juntos y contentos que en ninguna otra época. Lo demás es un aderezo», indica la especialista.
Sotelo Arias explica que el debate no debe ser si los niños deben creer o no en Papa Noel o los Reyes Magos, ya que desde el punto de vista psicológico éstos tienen su peso y razón de ser.
Primero representan una tradición que despierta ilusión en los niños, desarrolla la creatividad y la confianza en sí mismos y los demás. «En el momento que dejan de creer en estas figuras trasladarán la ilusión en sujetos fundamentales: sus propios padres», señala.
La psicóloga de CEEPI alerta sobre que las malas relaciones familiares suelen agudizarse en esta época:
«Si algo anda mal en familia, por la convivencia, se puede poner peor. De ahí viene una causa de la frustración navideña que muchas personas experimentan. Lo mejor es ser sinceros y en lugar de crear escenarios hostiles es momento de solucionarlos en la medida de lo posible. De lo contrario siempre será bueno acudir con un especialista de la salud mental».