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COPALILLO, Gro., 1 de febrero de 2021.- En la comunidad de Tlalcozotitlán, municipio de Copalillo, existe un santuario de murciélagos donde la población indígena nahua, en lugar de temerles y satanizarlos como animales que propagan enfermedades respiratorias, los cuidan y protegen su hábitat natural.
Todas las tardes, más de siete mil 800 ejemplares salen de su cueva, cuyo fondo conecta con una cuenca subterránea del Río Balsas, y el espectáculo forma parte de un proyecto eco turístico micro regional que impulsan 14 comunidades circunvecinas. En el santuario, ubicado en un cerro tepetate, conviven nueve especies distintas de murciélagos.
De acuerdo con un estudio que realizaron biólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuya monografía fue consultada por Quadratín, se indica que de ese santuario sobresalen las especies laticaudatus, nyctinomopx, mormoops megalophylla y leptonycteris. A los pobladores de esta comunidad poco les importa la versión de que en Wuhan, China, una sopa de murciélago causó la pandemia del Covid 19. En esta localidad de alrededor de mil 66 habitantes (Censo Inegi 2020), los quirópteros no representan ningún peligro.
Desde el año 2005, el comisariado de Bienes Comunales buscó que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado, certificará este santuario como área natural protegida. A casi 16 años de promover y cuidar el murciélago, en Tlalcozotitlán, la comunidad aprovecha la existencia de estos animales voladores y los promueve como atractivo natural turístico. Todas las tardes, en punto de las 18:40 horas miles de murciélagos salen de la cueva en busca de alimento durante la noche.
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