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Yerahmiel Barylka – corresponsal QMX
JERUSALÉN, 29 de marzo (Quadratín México).-Lentamente se van revelando nuevas informaciones acerca de la difícil situación por la que atraviesan los refugiados que se vieron obligados a dejar a Siria –su país natal-, para encontrar refugio en los países vecinos.
Ellos optaron por abandonar sus hogares frente a los bombardeos, los saqueos y las violaciones a las que fueron sometidos tanto por fuerzas leales al doctor Bashar el Asad, como por los distintos grupos de la oposición que luchan por derrocarlo.
Su situación se volvió insostenible y prefirieron lanzarse a la incertidumbre y a las dificultades de adaptación que esperar más sufrir en su tierra.
La mayoría pensó que la guerra civil en Siria finalizaría en pocos días o acaso semanas, pero no imaginó que podría extenderse por más de dos años.
Turquía fue uno de los primeros países que abrieron campamentos para salvaguardar a los perseguidos. Más por su oposición al régimen de Asad que por su solidaridad con los rebeldes.
Sin embargo, el flujo fue mayor que las posibilidades de absorción en mínimas condiciones de salubridad, alimentación, educación para los niños y ocupación para los adultos.
Los campamentos ubicados en Turquía, no cuentan con todos los elementos necesarios para satisfacer las necesidades de los desplazados y ya registraron la muerte de 16 jóvenes.
Este miércoles estallaron graves incidentes entre refugiados sirios, que exigen mejorar sus condiciones, y efectivos del Ejército turco, lo que provocó la muerte de un joven, y graves heridas a tres hermanos de entre 7 y 19 años que se hallaba en una tienda de campaña quemada por los manifestantes en Suleiman Shah, en Akcakale.
Las consecuencias de esos incidentes, son según la información que trascendió, son contradictorias.
Por un lado se habla que Turquía deportó entre 600 y 700 refugiados sirios y que tomaron la decisión de seguir con las expatriaciones, al grado que el Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), expresó su profunda preocupación y describió eso como peligroso.
Por otro lado, el ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía ha sostenido que sólo entre 50 y 60 personas han decidido regresar voluntariamente a su país. La declaración dice: “Si se han producido las deportaciones a Siria iría contra los principios del Derecho Internacional. Recordamos a los albergados que tienen el compromiso de respetar la ley en Turquía”, frase última que suena más como amenaza que como ayuda para la memoria de los perseguidos.
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