La nueva naturaleza del episcopado mexicano
La capacidad de atracción de inversiones locales y extranjeras está íntimamente relacionada con la garantía de seguridad. Y en ese sentido, la Ciudad de México tiene ventaja.
Los principales indicadores al respecto, tanto los reales como los de percepción, están alineados entre sí y respecto a las cifras de Inversión Extranjera Directa (IED).
Al primer semestre del año, los delitos de alto impacto disminuyeron 59 por ciento respecto al mismo periodo de 2019, y la percepción de seguridad, medida por el INEGI en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del segundo trimestre de 2024, mejoró 40 puntos con relación al punto más alto o el peor momento que fue el primer trimestre de 2018 durante la administración de Miguel Ángel Mancera.
Datos capaces de conformar una atmósfera de certidumbre a las operaciones y procesos empresariales, revelados en cifras récord en IED. En los primeros tres meses de 2024 se captaron 20 mil 313 millones de dólares, el 59 por ciento de ellos en la capital nacional.
Frente a las reservas de la American Chambers por la seguridad en algunos puntos del país y en torno a delitos como el robo a transportistas o ante la incertidumbre por la inversión de Tesla en Nuevo León, la correlación entre seguridad real y percibida fortalece el atractivo de la CDMX.
Sin garantías para el patrimonio de los inversores se diluye cualquier ventaja geográfica o industrial frente al nearshoring. Una noción presente en la reunión del Consejo Económico, Social y Ambiental (CESA) de la CDMX, presidido por Enrique de la Rosa, donde María de la Luz Hernández Trejo, directora general de Desarrollo Económico de la Secretaría de Desarrollo Económico, fue clara al definir la incertidumbre jurídica como el talón de Aquiles hasta la anterior administración.
Hay resultados ejemplares en la capital nacional, favorecedores de un mejor clima para las inversiones: el robo a transportistas cayó 96 por ciento y el secuestro 85 por ciento. Las expectativas de profundización de los avances con Clara Brugada, en continuidad con lo realizado primero por Claudia Sheinbaum y posteriormente por Martí Batres, fortalecerán la atmósfera de seguridad.
Quedan zonas de vulnerabilidad más allá del Valle de México donde será necesario trabajar y de cuyas gubernaturas se torna necesario una evaluación que permita delinear estrategias para disminuir la incidencia en delitos patrimoniales y mejorar la percepción.
La capacidad de atracción está alienada con la seguridad.