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CIUDAD DE MÉXICO, 5 de enero de 2020. —En México el estudio de fenómenos naturales como los sismos ha cobrado relevancia, y gracias al avance tecnológico, que ha permitido obtener datos de mayor calidad y en menor tiempo, en un futuro no muy lejano se podrían tener datos en tiempo real, afirmaron expertas del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
De acuerdo a un comunicado, con más de un siglo a la vanguardia en estudios de sismos en México, el Servicio Sismológico Nacional (SSN), a cargo del IGf, cuenta con los mejores instrumentos y con la red de banda ancha más completa del país.
“En las 63 estaciones a lo largo del país se pueden registrar movimientos débiles y fuertes; en 43, que cuentan con GPS, es factible, además, medir de manera directa el desplazamiento”, subrayó Xyoli Pérez Campos, jefa del SSN.
En tanto, Ana María Soler Arechalde, jefa del Museo de Geofísica, también adscrito al IGf, puntualizó que uno de los objetivos es “crear conciencia de que vivimos en un territorio con alta sismicidad, afectado por volcanes y huracanes; estos fenómenos naturales seguirán ocurriendo y no debemos bajar la guardia; la población debe estar informada para responder de manera adecuada a los planes de evacuación”.
Pérez Campos recordó que en 2020 el SSN cumple 110 años de funciones, y 91 de pertenecer a la UNAM; en este tiempo ha establecido y mantenido una red de monitoreo sísmico en nuestro territorio, que opera con altos estándares de calidad y de manera continua, y que le ha brindado prestigio mundial.
Desde sus orígenes registra, almacena y distribuye datos del movimiento del terreno para informar a las autoridades y a la población en general, además de promover el intercambio de datos y la cooperación con otras instituciones de monitoreo e investigación nacionales e internacionales, resaltó.
En la actualidad, es reconocido por elaborar un catálogo con datos precisos sobre la localización y magnitud de todos los temblores que ocurren en el país, mismos que son compartidos con el Centro Internacional de Sismología; mientras que al Servicio Geológico de Estados Unidos, al Sistema Internacional de Alarma de Tsunami del Pacífico, así como a centros de investigación en Guatemala, Nicaragua y Texas, se les mandan datos en tiempo real, todo con fines de monitoreo, alertamiento e investigación.
El SSN, expuso, forma parte de la Federación de Redes Sismográficas Globales, que conjunta todas las redes del mundo; participa en reuniones, comités y en la elaboración de políticas que se siguen internacionalmente para almacenar datos y metadatos.
Estudio sismológico en la historia de México
Ana María Soler Arechalde recordó que uno de los mayores logros de la sismología mexicana ocurrió el 5 de septiembre de 1910, cuando se fundó el SSN y se inauguró la Estación Sismológica Central de Tacubaya, actualmente Museo de Geofísica.
La estación se edificó en esa zona porque los sismos no se sentían igual que en el centro de la ciudad; además, para tener un buen registro los instrumentos debían estar en un lugar aislado de cualquier vibración.
Tras rememorar que los primeros instrumentos fueron básicamente péndulos que no medían con exactitud la energía liberada por un sismo, la investigadora puntualizó que los expertos de la época tenían un plan ambicioso: instalar una estación con instrumentos tipo Wiechert en cada estado del país, pero la situación económica permitió establecerlos sólo en Chihuahua, Monterrey, Zacatecas, Mazatlán, Guadalajara, Veracruz, Oaxaca y Mérida. Con ellos inició la red sismológica de México.
Pérez Campos enfatizó que “en la actualidad México cuenta con más de 500 estaciones, aunque no todas pertenecen al SSN. Originalmente éste pertenecía al Instituto Geológico Mexicano, pero desde hace 91 años ambas instituciones forman parte de la UNAM. Ahora contamos con un plan de crecimiento de red de banda ancha, que se sumará a los esfuerzos para completar la espina dorsal del monitoreo sísmico en nuestro país”.
Diez años de difundir las ciencias de la Tierra
En 2010, la Estación Sismológica Central de Tacubaya se convirtió en el Museo de Geofísica. Este edificio representa un monumento porfiriano, con dos pabellones construidos exprofeso para albergar una colección de sismógrafos, siete de los cuales aún en condiciones de operar; es uno de los sistemas más antiguos de América, que ha funcionado por mayor tiempo y de forma continua.
En la nave uno se puede apreciar el sismógrafo tipo Wiechert de 17 toneladas, único en el mundo. En la nave dos se exhibe la evolución de los instrumentos que sirvieron para medir la radiación solar, los rayos cósmicos, el campo magnético terrestre, cambios en las estructuras volcánicas y en el clima espacial. Estos artefactos sirven para explicar a los visitantes los principios de los actuales instrumentos digitales.
En la estación central, que ahora funge como auditorio o sala de juntas, los expertos se reunían para analizar y revisar la información de los sismos, y en el sótano se resguardan herramientas que medían la gravedad en el planeta, las mareas y la topografía.
Finalmente, Pérez Campos reconoció que existen pocos investigadores dedicados al contexto sismológico en México. “Es necesaria la formación de nuevos cuadros y contar con presupuesto para que se abran más oportunidades; podemos mejorar mucho en datos y disponibilidad, pero si no hay expertos que trabajen con esta información y produzcan resultados y soluciones, no generaremos conocimiento”.
Para mayor información acerca de la sismología en México: www.geofisica.unam.mx/museos.html y www.ssn.unam.mx.