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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de abril de 2018.- La demanda de más vivienda ejerce presión en el uso de suelo, sin considerar los problemas que ocasionará a futuro, pero “si se educa a la gente para que entienda el problema, se darán cuenta que entre más hijos tengan, mayores problemas habrá”, señaló Miguel Ángel Meneses Pérez, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
El especialista indicó que el crecimiento poblacional sin control tiene un impacto directo en el medio ambiente, principalmente en los procesos de deforestación y contaminación.
Aunque México no es un país con un incremento poblacional acelerado, la tendencia anual de 1.2 por ciento podría ser determinante en la demanda de servicios, pues se requerirán más viviendas, alimentos, servicios de salud, transporte, energéticos y, en consecuencia, se generará más contaminación, apuntó.
Uno de los principales inconvenientes es el deliberado cambio de uso de suelo en zonas boscosas y selváticas. “En esos entornos se provocan incendios para convertirlos en pastizales o para sembrar, o talan para construir viviendas”, aunque estas prácticas tiene ciertos riesgos, que no se notan hasta que sucede una tragedia.
“Quien devasta los bosques puede argumentar que se trataba de un área improductiva que ahora produce maíz que alimenta al pueblo, pero es realidad es un problema. Ejemplo de ello es lo que pasó en el poblado de Angangueo, Michoacán, entre 2010 y 2011: la población creció, empezaron a cortar árboles de los alrededores, llegaron las lluvias y no hubo una barrera que retuvieran el suelo, entonces sobrevino una inundación acompañada de un deslave”.
Pero esto es sólo parte del problema, pues la deforestación para uso agrícola o habitacional implica el agotamiento del suelo y la imposibilidad de recargar los mantos acuíferos que proporcionan nueve de cada 10 litros de agua para consumo.
A esto se suma la contaminación del agua y del aire, que pone en riesgo el equilibrio de los ecosistemas y la salud humana (daños fisiológicos y genéticos), lo que a su vez representa un alto costo para el sistema de salud en México.
Al respecto, indicó que las enfermedades pulmonares por contaminación del aire afectan a casi 20 millones de personas, y tan solo la atención a padecimientos como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el cáncer pulmonar cuesta al país 29 mil millones de pesos anuales.
Finalmente, el universitario remarcó que la educación y el control de la natalidad son fundamentales para evitar un desequilibrio ambiental.