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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de mayo de 2024.- La violencia digital prevalece en el mundo hasta en un 73 por ciento, es decir, siete de cada 10 personas la viven, alertó la profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Claudia Jaen Cortés.
Ese fenómeno, añadió la investigadora, incide más en las mujeres y grupos vulnerables.
“No hay límites geográficos para ejercerla, y puede perpetrarse en cualquier momento y espacio”, acotó.
En la conferencia “Violencia digital en las relaciones de noviazgo”, recordó que a diferencia de la que se ejerce cara a cara, esta se puede ejecutar de manera pública o privada a través de espacios virtuales.
Para ello, basta con que interactuemos en un teléfono móvil.
Abarca comportamientos que pueden ser amenazas, omisiones, acoso y abuso, cuyo propósito es controlar, deteriorar y dañar a la pareja o expareja, mediante el uso de recursos electrónicos.
La violencia incluye insultos, humillaciones, difusión de información personal, robo de identidad, invasión de la privacidad y vigilancia, así como la sextorsión y pornografía no consentida, ciberviolencia financiera o el acoso cibernético.
Como parte del monitoreo y control se exigen las contraseñas o el paradero de la pareja, se revisan sin permiso cuentas de las plataformas digitales en las que se participe; o se controlan sus actividades: “por qué le diste like a tal cosa”.
En tanto, la violencia sexual en medios digitales consiste en la coerción y acoso, uso malintencionado de mensajes de texto e imágenes sexualizadas (como distribución de fotografías o videos) que son autoproducidos y se envían o se reciben a través del teléfono celular o internet.
Jaen Cortés recomendó a las víctimas de este delito acercarse a instituciones como centros de atención psicológica para recibir contención emocional y, si se requiere, emprender acciones legales contra la persona perpetradora.
Para construir relaciones de pareja saludables propuso fortalecer las habilidades de comunicación, donde haya escucha reflexiva, asertiva y empática; usar estrategias de negociación; establecimiento de límites y fomento de la equidad; poner en marcha prácticas de solución de problemas y efectuar un inventario de recursos (familia, universidad, etcétera).