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El hundimiento de la Sheinbaum
La popularidad de la gobernadora de la Ciudad de México va en picada. Y el presidente López Obrador corre el riesgo de quedarse sin uno de sus activos, sin la opción futura de una mujer en quien confía plenamente.
Por eso la llegada de la Guardia Nacional, su última carta, su fuerza mayor. Que, sin embargo, magnifica el tamaño del fracaso en seguridad que vive la Ciudad.
Porque enviar efectivos armados, entrenados, que gozan de la confianza militar, que de hecho son militares, a la población que tiene el mayor número de policías del país es aceptar una derrota de proporciones épicas.
Que está originada en la necedad de la señora.
Porque nombrar y sostener a Jesús Orta a cargo de la seguridad de la capital del país ha sido suicida.
Es infinitamente sencillo entender que la seguridad de la CDMX estaba deteriorada, que se permitió la llegada de carteles de la droga, que Tepito se convirtió en un coto de poder criminal dotado de impunidad, pese a esta realidad, lo que ha conseguido la Sheinbaum es aterrador.
Porque lo que estaba mal se convirtió en una pesadilla de inseguridad, los secuestros, los crímenes violentos, los asaltos de todo tipo aumentaron exponencialmente. Tanto así que en estos seis meses parecería que entregaron el control a los criminales.
De este tamaño ha sido la incapacidad del jefe de la policía que llegó a su puesto sin ninguna experiencia, enviado de Marcelo Ebrard. Orta ha sido una lapida tremenda en la espalda de la colaboradora consentida de Andrés Manuel.
Orta llegó a descomponer lo que estaba mal. A destruir lo que Raymundo Collins había conseguido en cuatro meses. No tiene idea de nada de las funciones de seguridad. Descabezó a la policía, la dejó sin ningún jefe que pudiese controlarla. No sabe cómo conseguir resultados. Ha hecho un desastre inconmensurable hacía dentro de la policía capitalina que no reconoce su mando.
Agréguese la soberbia.
Orta Martínez es tan ineficiente que ni siquiera sabe qué va a pasar con la llegada de la Guardia Nacional: “No hemos todavía aterrizado el plan… hay criterios que estamos buscando que tienen que ver dónde nosotros vamos a patrullar en exclusiva, dónde ellos, y dónde nos complementamos”.
Es decir, seis meses después, no tiene el diagnostico. No ha leído los periódicos, ni escuchado los noticieros, no ha visto las denuncias cada día, todos los días, en redes sociales. No sabe de los crímenes, de los secuestros, de los asaltos, de la violencia cotidiana. No conoce lo que millones de mexicanos podríamos explicarle.
Debe ser difícil tener a cargo de la inseguridad a una persona tan profundamente incapaz.
La Sheinbaum ha perdido, en una proporción inversa a la de su mentor, aceptación social por este tema que agobia a sus gobernados, sin importar la clase social. La llegada de la Guardia Nacional a la CDMX que gobierna es el último “salvavidas” que el gobierno federal, el presidente López Obrador, pueden darle. Con Orta al “mando” se advierte un naufragio…
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