Abanico
Lo que no hace Sheinbaum
La Ciudad de México tiene el 25 por ciento del total de contagios por Covid 19 del país, y en consecuencia su gobierno ha prolongado la emergencia, que incluye aislamiento.
Sin embargo, después de dos meses de encierro, sigue sin estudiarse el origen de los contagios. Sin hacer un verdadero análisis de cómo se contagia la gente. ¿En el Metro? ¿En el mercado? ¿En reuniones familiares? ¿Encerrada en un edificio?
Si la mayoría de la gente ha permanecido dentro de sus casas casi dos meses, resulta inexplicable el número de contagios, ese permanente pico de la epidemia que impide el retorno a una seudo normalidad, sobre todo el retorno a actividades económicas que permitan que cientos de miles de personas no se mueran de hambre, literalmente.
¿Dónde sigue el contagio? Porque si los enfermos son los que viajan en Metro, deberían simplemente cerrar el Metro. Punto. No hay Metro, y por tanto no hay contagios. Otro tanto tendría que darse con los tianguis, los mercados. Pero, siempre, el punto de partida es conocer dónde se han contagiado las personas.
Estamos muy ocupados contando muertos, alegando que las cifras no son ciertas, siguiendo las contradicciones de Hugo López-Gatell, revisando los hospitales, pero no estamos, todos, siguiendo los contagios.
¿Cuántos mexicanos han, hemos, estado en su casa, encerrados, con muy pocas salidas únicamente al supermercado? ¿Cuántos de estos mexicanos que han seguido la cuarentena draconianamente han enfermado? Y, insisto, sobre todo saber dónde se enferman, cuál es la rutina de las personas contagiadas, si coinciden en un edificio, en una misma cuadra, en una oficina.
La señora Sheinbaum ha decretado que el semáforo rojo seguirá hasta el 15 de junio. Lo que no hace, y que debería hacer, es investigar el contagio. Porque a juzgar por el número de enfermos cada día, que llenan funerarias y hospitales, el confinamiento no ha servido. O no ha sido suficiente.
Necesitamos, todos, saber dónde nos enfermamos. Y el gobierno tiene la obligación de cerrar esos núcleos de contagio, sean mercados o bancos o lo que sean. Lo peor que puede pasarnos es que nos estemos contagiando encerrados, sin saberlo…
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