Corrupción neoliberal
¿Cuándo vamos a entender a López Obrador?
Andrés Manuel es absolutamente congruente. Previsible. Hasta necio.
Por lo tanto, no hay mínima sorpresa en su gobierno. No existe una declaración, un evento de gobierno que no haya sido anunciado. Día a día ha hecho lo que se comprometió a hacer por muchos años, por varias campañas, por infinidad de mítines.
Entonces por qué tantos brincos frente lo que ya sabíamos…
Su prioridad, personal y de su gobierno, es terminar con la corrupción. Y tal vez en ese afán, se ha llevado a programas que eran útiles, hasta indispensables para muchos cientos de miles de mexicanos vulnerables.
Por ejemplo, los comedores comunitarios.
Es decir, un programa donde metió las manos Rosario Robles, uno de los muchos proyectos ‘sociales’ que fueron caja chica electoral, que permitieron una robadera sin límites en el anterior gobierno. Como muchos otros que, aparentemente, estaban ahí para beneficio de quienes menos tienen. Sí, seguramente beneficiaban a muchos, pero también eran un espacio de corrupción oficial. De esa ‘costumbre’ política que tanto fomentó Peña Nieto.
Tendrán que surgir programas sociales que cumplan con estos propósitos, o formas novedosas de sustituirlos. No hay duda sobre esto. Lo que la población demanda tendrá que ser respondido a cabalidad por el gobierno. Ese es el primer compromiso. Sí, pero sin robadera.
Quiero suponer que eso nos va a llevar tiempo.
Así como lo estamos viviendo, tan complicado para miles, muchos miles de mexicanos que quedaron en medio de estos cambios, así nos fue anunciado. Y por eso ganó la elección presidencial Andrés Manuel.
Lo que sigue es darle tiempo a su gobierno.
A su gobierno de seis años. Punto.
Porque así dijo siempre que iba a ser. Presidente por seis años. Si no hay un rechazo popular que revoque su mandato a la mitad.
¿Qué va a ir en la boleta electoral? Es obvio. Va a ir, esté o no esté su nombre. Morena es una entelequia. No existiría sin López Obrador. Es, definitivo, su partido político. Primera persona del singular.
¿A qué le tienen tanto miedo?
Dice un proverbio chino que es muy afortunado aquel a quien le toque vivir tiempos revueltos. Y estos lo son. Todo está cambiando. Todo se está destruyendo porque era un miasma. Corresponderá en los meses, años por venir comenzar a construir nuevas instituciones, nuevos programas de gobierno, nuevas formas de vivir, nuevas maneras de entender la realidad. Así nos corresponde. Así contarán los jóvenes que fue este tiempo.
Que a muchos no les gusta… ¿Por qué iba a gustarles esta verdadera transformación de la realidad? ¿Por qué tendrían que aplaudir la pérdida de sus privilegios?
Aceptemos, también, que por el momento mucho de esta transformación es una masa informe, es un caos, es una revoltura de realidades. Y que, a muchos, millones de mexicanos, no nos ha alcanzado el tiempo para tomar aire, para asimilar, para mirar hacia el futuro despojados de todo aquello que por los años de los años supimos inamovible…
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