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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de julio de 2020.- En un pequeño taller en Ixtapaluca, Estado de México, la familia Maya elabora cubrebocas cuyo uso es sin límite de tiempo y una forma de auto empleo.
Antes de la contingencia sanitaria y durante 23 años, Mariana Maya se dedicó exclusivamente a la confección de mascaras de luchador, su trabajo abastecía a los puestos de la Arena México, pero la pandemia paralizó el comercio.
Sin embargo, la habilidad para la costura y la calidad de sus piezas la llevó a innovar y crear este negocio familiar que genera una fuente de ingresos para al menos cuatro personas.
Por medio de redes sociales comenzaron con modestos pedidos, pero pronto se empezó a correr la voz y la demanda de cubrebocas, antifaz y mascaras aumentaron significativamente desde distintas entidades de la República mexicana y del extranjero.