Choca camión de carga contra combi en Zaragoza; deja a 10 lesionados
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de septiembre de 2017.- Momentos dramáticos se vivieron a las 7:52 horas de este sábado en la zona cero de Álvaro Obregón 286 luego de que la alerta sísmica estropeó los intensos trabajos de búsqueda y rescate de la brigada comandada por las Fuerzas de Defensa de Israel.
Casi 15 horas de arduas labores que se realizaron a marchas forzadas de viernes a sábado se vieron entorpecidas por un movimiento de magnitud 6.1 con epicentro registrado en Unión Hidalgo, Oaxaca, según el Sismológico Nacional.
Ruidos ocasionados por las plantas de luz hicieron poco perceptible el sonido que ya es una pesadilla para los capitalinos, luego de la emergencia que dejó la tragedia del 19 de septiembre.
Apenas pudieron avisarles a los rescatistas, primero con señas. Inmediatamente se hicieron apagar las fuentes de poder. La brigada de israelíes, japoneses y elementos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) abandonaron el lugar del derrumbe para resguardarse encima del techo de un edificio contiguo que ya ha sido apuntalado para evitar riesgos de colapso.
Familiares y voluntarios de las más de 40 personas que se creen atrapadas entre los escombros también despertaron asustados para trasladarse a una zona segura.
Retiran bloque de concreto en Álvaro Obregón
Durante esta madrugada las intensas labores de rescate en ningún momento fueron interrumpidas desde las 17 horas de este viernes, cuando se integraron expertos de Japón, bomberos de élite de Los Ángeles, el cuerpo de rescate de Ecuador, siempre respaldados por las Fuerzas Armadas del Ejército y la Marina.
A las 4 horas ingresó una mega grúa que removería el techo por bloques de concreto cortados con equipo especial traido por los ecuatorianos.
Concreto macizo y fierros retorcidos que causaban chispas se llevaron casi cuatro horas para cortar un bloque como si fuera una gran rebanada de pastel.
Apenas la grúa lo había retirado y se tenía la esperanza de que los rescatistas empezaran a ingresar a uno de los dos núcleos donde el escáner de los japoneses detectó calor. Pero tembló y todo se paralizó.