
Malinche y el mestizaje: nuevo enfoque desde el Año de la Mujer Indígena
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de noviembre de 2019.- Pudo haber nacido en algún rincón de todas las alcaldías de la Ciudad de México, pero Somos Voces decidió y le tocó surgir aquí, en zona Rosa, un lugar donde reivindicar ya no solo es una necesidad, sino también una regla.
El espacio que cobró fama como Voces en tinta y que hoy es Somos Voces, alberga una librería, un foro cultural y una cafetería, todos con el compromiso de la diversidad e inclusión.
Cuando inició como una propuesta lésbico feminista buscaba traer material bibliográfico, literatura especializada en temas de género, diversidad sexual, derechos humanos, masculinidad y feminismo, que son básicamente los temas con los que trabajan.
Con el paso del tiempo y lo bien que hicieron su labor, ahora los jóvenes que integran este lugar saben del compromiso y labor que tienen todos los días.
Maai Ortiz, uno de los artífices del proyecto y quien coordina el foro de Somos Voces, relata que todo el espacio se rige sobre esos temas:
«Bajo estas líneas de trabajo nosotros programamos distintas actividades, cursos, talleres, presentaciones de libros, conferencias, exposiciones… y sede de aproximadamente 10 grupos».
Atendiendo principalmente a grupos lésbicos, bi, trans o gais de distintas generaciones, también quieren generar una oferta cultural y artística para la población heterosexual, porque la idea también es sensibilizar y llevar esa información relacionada con la inclusión, discriminación, familias, infancias, etc.
“Tratamos de yuxtaponer, la diversidad sexual está siempre atravesada por la cuestión de la religión, de lo político e incluso lo étnico», cuenta entusiasta Maai.
Todo esto los lleva a reflexionar sobre cómo se atraviesa la diversidad sexual de que estamos en todos lados.
«Si solamente lo pensamos en una cuestión de la orientación o una preferencia sexual, nos vemos muy limitados. Ser gay implica muchas cosas y de alguna manera lo que buscamos es no cosificar las identidades sexogenéricas de las personas, sino entender que como seres humanos tienen una religión y una posición política, trabajan en ciertas actividades…».
Pero además es un centro en el que se buscan alianzas con instituciones educativas como universidades que se acercan o maestros que piden a sus estudiantes investigar temas que a veces solo encuentran en esta librería.
Incluso, dice Maai, se dan a conocer de boca en boca por los mismos visitantes que ven la cafetería, el foro y también a través de las alianzas con festivales o los proyectos antecedentes como el Festival Mix.
Aunque quisieran expandirse debido a que están desbordados en las solicitudes para presentar obras o proyectos dentro del foro, la idea de quedarse en zona Rosa les causa satisfacción por ser precisamente el lugar donde pueden hacer la diferencia.
«Una de las cosas que consideramos es que no queremos convertirnos en un gueto, estamos de acuerdo que es necesario estar en zona Rosa, un lugar tan emblemático históricamente para la comunidad LGBT; sin embargo, lo que quisiéramos también es expandirnos a realizar otras actividades, por eso colaboramos con otros organismos públicos y privados para poder realizar presentaciones, por ejemplo públicas.
«No podemos esta solamente encarcelados y metidos aquí en nuestras cuatro paredes y en nuestra pequeña isla de derechos, necesitamos salir y trabajar con las poblaciones que están más vulnerabilizadas; entonces la idea de Voces es también en ese sentido, salir a los estados», externa y detalla.
Todo para fuera
En el clóset nada debe quedarse cuando se tiene que mostrar afuera la capacidad que existe y eso la librería lo tiene bastante presente.
Para dar difusión y que más gente se acerque al lugar, Alejandro González se encarga de la parte de logística y difusión de Somos Voces.
Aunque el público es bastante diverso, quienes le dieron forma en un principio eran entusiastas de 30 años para arriba, pero últimamente también se han integrado más jóvenes, de entre 20 y 30 años interesados en la cultura que ofrece el espacio ubicado a unos pasos de Metrobús Hamburgo.
«Uno de los objetivos de aquí es también impulsar los talentos independientes. Muchos autores, que tenemos, en su vida han trabajado con una editorial, que por ser temática LGBT no los aceptan tan fácilmente o no saben cómo tratarlos”, señala.
En Somos Voces pueden llegar autores y mostrar sus textos para que el equipo que trabaja en la parte editorial los revise y juntos busquen alternativas para publicarlos.
“Lo padre es que comparten, todos los que asisten, las experiencias no solamente de lo que van a encontrar en el libro sino cómo surgieron; entonces es también un deleite escucharlos».
Una familia
«Desde que llegué, se convirtió en mi segunda casa porque justamente me permitían ser yo, sin juzgarme ni verme, y justamente lo que me gusta es que aprendes de tantas personas que, así no las conozcas, se hace un ambiente en donde te permites conocer a personas, y te permiten conocerlas y conocerte a ti y aparte informarte de todo: conoces sobre VIH, sobre educación sexual, sobre homosexualidad…».