Asignan 157 mil mdp para proyectos ferroviarios en 2025
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de marzo de 2021.- Alonso Aguilar Ibarra, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, indicó que de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente el consumo diario promedio de agua en un hogar es de 150 litros por persona, aproximadamente. Esto tiene un costo de cinco a 15 pesos, que incluye el precio de extracción, potabilización y distribución por domicilio; además, está subsidiado en alto porcentaje.
El problema de la subvención, resaltó, es que se aplica igual para todos; es decir, el líquido llega a la población de bajos y altos ingresos al mismo precio, todos son beneficiados por igual. Hay poblaciones que carecen de agua, pero la deben pagar, además de comprar, en ocasiones, pipas de agua.
El especialista resaltó que el bienestar de la población se ve afectado al carecer del recurso. En contraste están aquellas personas de altos ingresos con casas grandes, con jardines, para quienes el agua es prácticamente gratuita por su bajo costo.
Ante ello, Aguilar Ibarra sugirió establecer un subsidio diferenciado; es decir, que las personas de bajos ingresos y poco consumo paguen menos, y las de mayores ingresos tengan tarifas altas por su elevado uso; “esto sería lo más justo, desde el punto de vista social, y lo más eficiente desde la perspectiva económica”.
Además, el “subsidio diferenciado permitiría asegurar el derecho al agua de las personas de menores ingresos para que gocen de una vida digna”.
Al respecto, el universitario puso como ejemplo las ciudades de Tijuana y Ensenada, en Baja California, donde la población tiene menos subsidio y debe pagar más. Es un sistema de menor intervención del gobierno y, por tanto, los usuarios se ven obligados a pagar más y a cuidar el vital líquido.
El especialista en Economía Pesquera destacó que en la Ciudad de México más de 40 por ciento del suministro de agua potable se pierde por fugas en la red hidráulica; también una parte importante se dispendia por fugas en los hogares, lo cual con frecuencia pasa inadvertido; ese líquido se va directo al drenaje.
Desde el punto de vista de la economía ambiental, el experto señaló la importancia del agua como insumo para la producción y el consumo de la sociedad, pero también como receptor de emisiones contaminantes que provienen de actividades agrícolas, ganaderas y del propio uso urbano.
De acuerdo con cada país, la industria agropecuaria junto con la ganadería intensiva, son los sectores con mayor demanda de agua para su funcionamiento. En México estas actividades requieren de 70 por ciento del líquido que se extrae.
En ese sentido, dijo, que contar con agua suficiente para producir alimentos y vestido es importante porque se preservan empleos y la seguridad alimentaria, “eso también tiene efectos económicos porque tiene que ver con el bienestar de la población”.
Para Aguilar Ibarra la iniciativa de cosecha de agua de lluvia implementada en la Ciudad de México debería generalizarse en el país, porque con esta medida se disminuiría el consumo de agua potable en una cantidad importante de hogares y contribuiría a que otros cuenten con el líquido.
Sin embargo, acotó, lo importante es tener más áreas verdes porque son el mejor instrumento para recargar los acuíferos a través del agua de lluvia; con ello habría mayor recurso disponible para extraer de los acuíferos, contar con agua a futuro y evitar traer mayor cantidad del vital líquido del Sistema Cutzamala y de otros lugares.
Se trata de un reordenamiento urbano, restaurar algunas áreas o utilizar tecnologías como las empleadas en la UNAM donde los estacionamientos de algunos edificios tienen una especie de adoquines que permiten la refiltración del agua al acuífero.
El académico del IIEc aseveró que el mantenimiento de los ecosistemas, junto con la regulación climática y la conservación de la biodiversidad, son aspectos clave para la recarga de acuíferos. “Es necesario frenar la expansión urbana, eso es de vida o muerte en el futuro”.