Abanico
Nadie duda del inminente triunfo de Xóchitl Gálvez.
Se ha impuesto desde su rechazo a las puertas de Palacio Nacional hasta al rebasado tope de firmas de simpatizantes en el Frente Amplio por México.
Pero ese primer triunfo no garantiza a la hidalguense de origen y sentimiento indígena un futuro holgado hacia adelante en los sucesivos procesos pendientes.
Al contrario: le vienen tiempos muy difíciles.
Lo suficiente para, dado su carácter y valentía con los cuales ha enfrentado los ataques de Andrés Manuel López Obrador y los obstáculos internos, ver todavía muchas batallas.
Si descarrilan, sus negociaciones podrían poner en riesgo en primera instancia la propia candidatura de Xóchitl Gálvez y en segunda la vigencia del frente.
El dato es simple:
La puntera de todas las encuestas es vista por el panismo tradicional como una persona ajena, aunque haya ocupado la alcaldía Miguel Hidalgo bajo la bandera de ese partido.
A ese pensamiento pertenece gran parte de la estructura orgánica panista organizaciones ciudadanas acompañantes.
No nada más eso:
La aparición y el crecimiento inesperado de Xóchitl vinieron a modificar los planes para ir a la contienda electoral del 2024 candidaturas definidas.
Los principales: Santiago Creel para la Presidencia, Santiago Taboada para jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Jorge Romero para encabezar al PAN, Marko Cortés de líder de la fracción en el.
Y así…
NEGOCIACIÓN DIFÍCIL
En aquellos planes no cabían posiciones para los demás partidos del Frente.
El acuerdo fue darle mano al grupo de Marko Cortés en la candidatura presidencial, sin imponerse al PRI de Alejandro Moreno y el PRD de Los Chuchos.
Pero como al interior del panismo se le ve como extraña, el bloque formado por El Yunque y otras ultraderechas como los opositores al aborto, impulsan su rechazo.
Situación difícil porque quieren a uno de sangre azul como Santiago Creel.
Xóchitl ya negocia: es necesario formar candidaturas ganadoras a todos los cargos y por supuesto Creel tiene espacio, pero para líder senatorial.
Eso no frena, para nada, a Santiago Taboada para la Ciudad de México y a otros naturales a gobernadores en los nueve estados.
Pero viene la disyuntiva:
Ella opina para obligar a respetar el peso específico de cuadros locales al margen de su militancia -panista, priista, perredista y aún emecista-, o ella desesperaría.
Y eso la colocaría en otras alternativas: o hace valer su liderazgo o renuncia y se va de candidata independiente, con el riesgo de dinamitar el Frente.
HAY TIRO EN PUEBLA
Si a nivel nacional ya se prevé tiro entre gobiernistas y oposición, en Puebla el escenario también se prefigura atractivos.
El alcalde de la capital del estado, Eduardo Rivera Pérez, ha medido su popularidad y en las encuestas es competitivo a través del Frente Amplio Opositor por México.
Si lo arropan PAN, PRI, PRD y algún partido local -él debe negociar con MC- será un contrincante de cuidado para la corcholata gubernamental.
Por este frente encabezan las preferencias Alejandro Armenta -pese a comportamientos cuestionables de colaboradores suyos- y el ex secretario de Gobernación, Julio Huerta, muy arriba de Ignacio Mier.
El tema es saber si toca hombre y no mujer.