Teléfono rojo
La celada estaba tendida.
Muchos brazos se extendieron para aprisionar y arruinar de antemano el éxito en las votaciones del Frente Amplio por México.
Ayer le informamos sobre la falta de recursos y hoy le damos más riesgos, evitados con la operación de Alejandro Moreno, Alito, para dar su apoyo a la filopanista Xóchitl Gálvez sobre la priísta Beatriz Paredes.
La gran ventaja de la hidalguense bastaba para resolver la contienda mediante la declinación de la tlaxcalteca, pero hubo fenómenos colaterales.
La logística de PAN, PRI y PRD era muy limitada para montar centros en los 300 distritos -dos por cada uno- en lugares identificables y seguros.
La gente lo sabe:
Tanto en zonas urbanas como en poblados y rancherías se usan lugares comunitarios: centros cívicos, delegaciones municipales, escuelas…
Ahí comenzó el problema:
La SEP de Leticia Ramírez, por instrucciones propias o muy superiores, negó planteles escolares.
NI ESCUELAS NI PLAZAS
Ante tal situación, los miembros del Frente buscaron alternativas.
En cientos de lugares sólo quedaba una alternativa: las plazas públicas, pero aun ellas les fueron negadas por autoridades municipales morenistas por no solicitarlas con suficiente anticipación.
Y por si fuera poco, los reportes llegados al comité organizador y a las cúpulas partidistas –Alejandro Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano– y de las agrupaciones ciudadanas involucradas hablaron de algo peor.
-Nuestros representantes han sido amenazados…
¿Por quiénes?
En algunos lugares por caciques locales aliados o dirigentes morenistas, por miembros de los ayuntamientos o bien por personas intimidantes.
¿Cómo lo hicieron?
Amagaron con robar y quemar urnas, amenazar votantes, generar balaceras y aterrorizar a los asistentes, población civil de buena voluntad pero inerme.
Quién sabe cuánto habrá pesado este riesgo.
Al final no fue necesario correrlo y se evitó mucho: una logística insuficiente, un presupuesto no contemplado, una movilización improvisada y quién sabe si violencia y muerte.
LECCIÓN AL MORENISMO
1.- El oficialismo critica a la oposición pero ha recibido una clase cívica.
El FAM sorteó el encumbramiento de Xóchitl Gálvez sin sobresaltos ni divisiones, pero Morena no logra superar su propia crisis de desorganización, mañas, encuesta sin representantes de las corcholatas, con inconsistencias…
Avanza entre mil tumbos y severamente cuestionada por el ex canciller Marcelo Ebrard.
Ya veremos al final cuánto pesarán estos errores de los dirigentes Mario Delgado y Alfonso Durazo, presidentes del partido y del Consejo Nacional.
Por ese desorden aumenta el plan b: ante el operativo para encumbrar a Claudia Sheinbaum y perjudicar a Ebrard, el jefe único puede optar por quien sube y sube en las preferencias, Adán Augusto López.
El amigo de la infancia, confidente y máximo operador de López Obrador.
Y 2.- en ambas cámaras escandaliza la presencia de José Luis Moyá, quien se promueve como zar de la transparencia y especialista en solicitudes de información y recursos de revisión.
¿Quién es él?
Ex funcionario inhabilitado dos veces por la Secretaría de la contraloría General de la Ciudad de México (en 2001 y 2007) y fracasado aspirante al IFAI en 2014.