La nueva naturaleza del episcopado mexicano
· Cirugía de emergencia para evitar una diáspora en Morena
· El dedazo presidencial premia lealtad sobre la popularidad
· Los disidentes serán reconvenidos: sometimiento o amago
La operación es intensa.
Por todas las vías, sobre todo por las malas y con presiones, se pretende evitar una crisis de grandes consecuencias en el partido oficial.
La mayor amenaza de diáspora para el Morena hasta ahora y también para preocupación de su amo y señor el presidente y de su heredera Claudia Sheinbaum.
El riesgo lo destapó el proceso de 54 inscritos para selección de aspirantes a ocho gubernaturas y a jefe de Gobierno de la Ciudad.
No debiera ser problema.
Firmaron un compromiso de disciplina, eufemismo de sometimiento al dedazo bajo el principio de 90 por ciento lealtad y 10 eficiencia.
En esa reunión la abanderada Claudia Sheinbaum les garantizó espacios a los perdedores o marginados.
Puestos federales o estatales, previo acuerdo con los futuros gobernadores o en dependencias nacionales si en sus entidades no se alcanza la victoria.
Morena como agencia de colocaciones.
DEDAZOS ANTICIPADOS
No fue necesario esperar convocatoria y encuestas.
Algunos no fueron inscritos a pesar de promesas de “piso parejo”, como la senadora Lucy Meza en Morelos y Plácido Morales, magistrado presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, en Chiapas.
Otros, al frente en los sondeos, decidieron creer en el discurso de democracia y se inscribieron una vez emitida la convocatoria morenista.
Si a Lucy Meza la desplazaron para dar espacio a la ex directora de la Lotería Nacional, Margarita González, en otros lados se pretexta la paridad de género.
En Morelos hay otro fenómeno: quien ganó es un político de sello priísta, Juan Salgado Brito, quien medido por el morenismo arrasó con 52 por ciento de las preferencias.
Margarita González y Rabindranth Salazar ni sombra le hacen, mucho menos las sotaneras Tania Valentina por el PT y Sandra Anaya, secretaria de Administración de Cuauhtémoc Blanco.
Problemas mayores habrá para imponer candidatos en Chiapas y en Puebla, donde son amos de popularidad los senadores Eduardo Ramírez y Alejandro Armenta.
El coordinador Ramírez siempre ha estado montado en su imagen: recuerda cuando hace seis años primaba por PRI-Verde y desde la SEP Aurelio Nuño lo amenazó:
-De mi cuenta corre que no seas candidato.
Se fue con López Obrador.
El ex presidente senatorial Alejandro Armenta lucha contra el desafecto presidencial -todavía lo recuerda en campaña en contra suya en 2006- y la cuota de género quizá a favor Olivia Salomón.
CARGOS O EXPEDIENTES
1.- Todos serán llamados a cuentas.
Está la oferta de Claudia Sheinbaum de incorporarlos a tareas partidistas, legislativas o bien a alguna de las administraciones, federal o estatales.
Si a pesar de todo persisten en su disidencia y su amenaza de abandonar Morena -y peor si es para unirse al Frente opositor y a Xóchitl Gálvez– tendrán su expediente non sacro a la vista.
Y 2.- la gobernadora Evelyn Salgado mostró sensibilidad.
Decidió suspender su segundo informe y concentrarse en la coordinación de limpieza, rescate y restauración de servicios en Acapulco tras el paso del huracán Otis.
El censo de damnificados y su apoyo es lo primero, prometió.
Vaya diferencia con la alcaldesa de Chilpancingo, Otilia Hernández, quien en plena desgracia hizo fiesta como si hubiera ganado una guerra universal.