Teléfono rojo/José Ureña
Primera versión:
El gobierno mexicano traicionó y entregó a Estados Unidos al general Rafael Cienfuegos como trofeo de la lucha contra el crimen.
Con el mismo propósito su titular fue a la Casa Blanca en julio a cruzar elogios con Donald Trump.
Propósito:
Como la visita del tabasqueño, así se ayudaría al magnate en su empeño de reelegirse como presidente.
Resultado:
Pero como perdió, uno de los primeros actos del demócrata Joe Biden lo liberaría y lo entregaría a su vecino.
Ante la falta de sustento para el proceso a Cienfuegos, los dos presidentes se adelantaron para evitar un mayor ridículo internacional.
Segunda versión:
Tras la detención, México amenazó a Estados Unidos con condicionar los esquemas de colaboración mutua.
Una de ellas es la participación de diversos organismos de inteligencia estadunidenses –DEA, FBI, ICE– en el país.
A este rumor se sumó el periódico The Washington Post.
Propósito:
Presionar a la justicia estadunidense para liberar al divisionario hoy rehabilitado políticamente y cuyo destino es la libertad.
Resultado:
Estos rumores fueron desmentidos por Marcelo Ebrard por inverosímiles.
Tercera versión:
La presión de las Fuerzas Armadas nacionales fue intensa al gobierno de la república y amenazaba desbordarse con consecuencias imprevisibles.
Propósito:
Obligar al gobierno a negociar, Marcelo Ebrard y Alejandro Gertz Manero como operadores, la entrega del militar de cuatro estrellas.
Esta información fue, con datos duros y suficientes sobre el estado de ánimo de la milicia, la proporcionada aquí ayer en Teléfono Rojo
Resultado:
El jefe del control político del Senado de la República, Ricardo Monreal, abundó sobre esta realidad con un lenguaje más político:
-Sí, puede ser que esta detención de quien fuera el jefe de las Fuerzas Armadas recientemente, pudo haber causado malestar, más que en la tropa, en la élite. Es decir en los capitanes, generales, tenientes, coroneles…
Ratificamos lo señalado ayer en este espacio.
Pero cada quien su versión.
El embargo al Banco Accendo
Banco Accendo y su dirigente Javier Reyes están por imponer marcas.
No se tienen antecedentes de una institución crediticia embargada por orden judicial con el apoyo de la fuerza pública.
Los actuarios, a quienes rompieron citatorios, acudieron respaldados con 20 policías antimotines a sus oficinas en Paseo de la Reforma.
Ante el desacato, el juez 62 de lo civil de la Ciudad de México, pidió apoyo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Aun así, hubo resistencias y motín para escándalo del público, de clientes del banco vecino Ve por Más y de personal de la Embajada de Japón.
Al final los agentes impusieron el orden y lograron algunas detenciones mientras los funcionarios judiciales rompieron cerraduras y se cumplió el embargo por deudas superiores a los cien millones de pesos.
El problema no termina en esto.
La justicia tiene listas órdenes de aprehensión contra varios ejecutivos de Banco Accendo y pronto habrá más noticias.
O mayores escándalos.