Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
La antropofagia consume al PRI.
Ayer fue notificado Ulises Ruiz sobre el proceso de expulsión abierto por el Comité de Alejandro Moreno, Alito.
No es nuevo ni consecuencia de las recientes protestas y bloqueos de la sede en Avenida Insurgentes Norte.
Es un tema pendiente desde la llegada del campechano en agosto de 2019.
El ex mandatario oaxaqueño se defenderá:
-Llegaré hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y les voy a ganar. A mí no me importa dirigir al partido, sino su reestructuración -me dijo Ulises ayer.
Será un proceso largo, tortuoso, con la suma de otros actores tanto para ser acusados como para respaldar a los inconformes.
Lo mismo sucederá con Nayeli Gutiérrez, socia de Ruiz en el movimiento actual y de otros compañeros de lucha contra el Comité actual
-No estamos contra Alito, sino contra lo que representan él y todos quienes a su lado, Rubén Moreira, Carolina Viggiano y los demás, se repartieron los cargos en contra de la militancia.
Pero hay otro frente.
Patrimonialismo y derrotas
Al margen de ellos hay muchos inconformes.
Ex dirigentes nacionales, líderes estatales, ex gobernadores, ex dirigentes de sectores, ex diputados, ex senadores y aun legisladores actuales.
Los nombres ya circulan de boca en boca:
Roberto Madrazo, José Ramón Martell, José Encarnación Alfaro, Héctor Yunes Landa, José Antonio González Kuri, Manuel Ángel Núñez Soto…
Ellos y muchos más -agregue usted a los candidatos perdedores de las pasadas elecciones, todos abandonados a su suerte- cruzan información.
Es un movimiento silencioso, producto de la cultura de un priismo nacido, crecido y marginado por la actual cúpula tricolor.
Si logran vertebrarse, exigirán cuentas en muchos sentidos: en lo político por las ocho gubernaturas perdidas en junio y en lo económico por los 800 millones de prerrogativas dilapidadas.
En privado, ninguno ve posibilidades de dialogar con Alejandro Moreno y su gente, pero sí de exigir una Asamblea Nacional, hacer una reforma a fondo, democratizar al PRI y, hacia afuera, enjuiciar al actual gobierno.
La incubación está en marcha.
Las burlas con las encuestas
1.- Ricardo Monreal tiene razón.
Las encuestas no son ni pueden decidir las candidaturas en el partido de Estado, como las sufrió él en 2017 para la Ciudad de México y Marcelo Ebrard en 2011 para la Presidencia.
En ambos casos el caudillo pidió a ambos participar, los alentó con la promesa de jugar abierto y limpio y al final él impuso su voluntad.
Es una historia con suficientes detalles para proporcionarlos en otra ocasión porque es les dobló con amenazas y ellos, disciplinados, aceptaron el resultado.
Y 2.- aquí lo anunciamos la semana pasada: el caudillo ya decidió postular a la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, para candidata a gobernadora de Quintana Roo.
Ayer recibió un nuevo impulso: antes de irse de Hacienda Arturo Herrera destacó al municipio de Benito Juárez en el buen manejo del presupuesto.
Lo ubicó en tercer lugar en ese rubro, debajo de Veracruz y Morelia.
Vaya este dato por si algún lector duda si Palacio Nacional está metido desde ahora en las elecciones del año próximo.