Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
En Palacio Nacional hay mucha furia.
No ha sido asimilado, ni lo asumirá jamás, el revés opositor al intento presidencial de regresar 60 años y recuperar el monopolio eléctrico, cuanto eso signifique.
¿Por qué el enojo?
Porque durante meses, de octubre de 2021 a la votación del 17 de abril, la cúpula del PRI se mecía en la incertidumbre, entre el apoyo y el rechazo.
En esas condiciones, el gobierno utilizó a varios intermediarios –Ignacio Mier en la Cámara de Diputados, Adán Augusto en negociaciones externas– para conseguir los 57 votos.
Eran los indispensables para legitimar en San Lázaro –en el Senado esperaba una oposición más férrea con Miguel Ángel Osorio Chong, Dante Delgado, Julien Rementería y Miguel Mancera– una ley imposible.
En el alto gobierno hay una versión:
El coordinador parlamentario en San Lázaro, Rubén Moreira, avalaba declaraciones públicas con promesas privadas de dividir a la fracción priísta y así lo reportó el grupo de Ignacio Mier.
-Ya casi está. El (Rubén) ya nos dijo: “Yo te doy 36 votos de la alianza -Va por México-, tú consigue los demás”. Con 21 más estamos del otro lado…
ALITO TOMA EL GUANTE
Todavía el domingo del desenlace -17 de abril- Rubén Moreira se reunió con sus copartidarios.
-Nos pidió ir a un debate de mucho respeto –narran diputados priístas–. Nada de atacar al presidente. En el pleno vamos a ver cuántos propuestas nuestras son incorporadas y debemos ser muy prudentes.
Pero en el debate subió a tribuna Alejandro Moreno, Alito, rodeado de priístas, panistas, perredistas y algunos emecistas, asumió el liderazgo del frente y se lanzó contra la política presidencial para azoro de Moreira.
Las imágenes son elocuentes.
Ahí explotó el enojo.
De inmediato vino la campaña de la dupla gobierno/Morena para acusar de traidores a la patria a quienes usaron su libertad y su conciencia.
Se amenazó a Alito –“tenemos pruebas contra ti y no te la vas a acabar”– y se ordenó endurecer las campañas electorales.
La víctima mayor es Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira y contra quien se la lanzado hasta el hermano de éste, Humberto Moreira.
Así se pasó a la venganza luego de una supuesta cesión de Hidalgo a cambio del voto tricolor y de una competencia no avalada por las encuestas.
MENCHACA TOMA VUELO
¿Quién gana en esto?
Quien arrancó al frente con 24 puntos y ha ampliado su ventaja a 32 según la media demoscópica: el senador con licencia Julio Menchaca.
Del apoyo central no hay duda: es el primer candidato al cual acudieron los cuatro presidenciables: Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.
En recompensa a su gran ventaja, Menchaca se perfila para ser el coordinador de los gobernadores del partido oficial, lo cual es un mensaje de Palacio para México.
Semana a semana se levantan reportes de los seis estados donde habrá elecciones en dos domingos y, con los números a su favor, Menchaca ha pasado a compromisos específicos.
El principal: convertir a Hidalgo en potencia económica, reto nada fácil porque según su análisis es el estado con más retroceso en competitividad, el cuarto con mayor tasa de informalidad (75.3%) y con “las peores condiciones para trabajar”.