La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Elba Esther Gordillo es una mujer feliz.
Su vida privada corre felizmente desde febrero pasado, cuando casó con el abogado Luis Antonio Lagunas en los bellos jardines de Santo Domingo, en Oaxaca.
Quienes la ven hablan de ella como una mujer muy enamorada.
Pero tal vez no satisfecha en el plano político, de donde fue separada abruptamente con su detención el 26 de febrero en el Aeropuerto Internacional de Toluca.
Le arrancaron el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cuando se disponía a encabezar su congreso en Guadalajara para oponerse a la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.
Muchas cosas han pasado desde entonces.
La vi operar en 2012 en la campaña presidencial precisamente por Peña Nieto cuando la encomienda era impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Por eso le dolió mucho su detención, consignación y los procesos a los cuales fue sometida, aunque al final salió vencedora con la ayuda de un gran equipo de abogados, entre ellos Marco del Toro y su hoy esposo.
UN SNTE SIN FISURAS
A mediados de 2017 dimos la primicia:
Elba Esther Gordillo había llegado a un acuerdo con Andrés Manuel López Obrador para sumar sus bases magisteriales y amigos políticos a fin de ganar el poder federal al año siguiente.
-En 2006 la encomienda que me dieron era impedir el triunfo de López Obrador; hoy tengo la orden contraria: trabajar para llevarlo a Palacio Nacional -me dijo entonces su yerno Fernando González.
Lo consiguieron y simultáneamente se le dieron los triunfos judiciales.
Seguramente La Maestra esperaba recompensas o acaso recuperar el gremio docente, manejado en el sexenio pasado por Juan Díaz de la Torre y éste por Alfonso Cepeda.
No encontró fisuras para penetrar.
López Obrador y Esteban Moctezuma decidieron dar respaldo pleno a Cepeda porque, me explicó un día el entonces secretario de Educación Pública y hoy embajador, “todo está en paz, el SNTE es el titular del contrato colectivo y es nuestro aliado. ¿Para qué cambiar?”.
LA OTRA EDUCACIÓN
Hoy hay incertidumbres.
La enseñanza pública ha sido puesta en manos de una maestra, Leticia Ramírez, cuya docencia concluyó a mediados de los ochenta y conocida por ser integrante del ala radical, la CNTE.
Su nombramiento llevó a la reaparición de Elba Esther Gordillo con una descalificación: “Como maestra realmente con todo lo que ha pasado me hace sentir pena”.
En Palacio Nacional hubo alertas y se desatendieron gestiones para conceder una entrevista a La Maestra.
Gente de gran confianza tiene para buscar ese encuentro: el canciller Marcelo Ebrard, el embajador Esteban Moctezuma, el ex consejero jurídico Julio Scherer Ibarra…
En sus tiempos de gran poder ella tenía acceso instantáneo con los presidentes -excepto Ernesto Zedillo– e inclusive Vicente Fox y Felipe Calderón la consintieron con instituciones ajenas al sector, como el ISSSTE y la Lotería Nacional.
Ahora requiere gestores para el encuentro y fueron desatendidos porque hoy la docencia básica tiene otros destinos, otros intereses y en ellos no caben quienes se oponen al nuevo ensayo.
Un proyecto con mucha ideología y menos pedagogía con cargo a 26 millones de educandos y al futuro de la patria.