Descomplicado
La pretensión superior era acallar rumores.
Pero las especulaciones sobre la sucesión presidencial y los cambios en el gabinete se multiplicaban conforme se hacían las modificaciones a los Estatutos y a sus autores sólo les resta el discurso de Enrique Peña en la clausura de la Asamblea Nacional para avizorar el fin de sexenio y el retrato del ungido.
Es decir, viene la bufalada.
Este deporte favorito del mexicano se alimentará en torno al quinto informe de gobierno, días antes, días después, cuando se darán los ajustes en el gabinete para marcar el declive del sexenio y desatar el tropel en busca de acomodo con tal o cual candidato, pues al fin ya no distinción entre priísta puro o simpatizante.
Porque aunque conjeturen con José Antonio Meade como objetivo de la eliminación de los candados, el titular de Hacienda y Crédito Público tiene antecedentes familiares y acciones de simpatía: como secretario de Estado ha asistido prácticamente a todos los actos del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Y si quieren leer más, y no necesariamente para darlo por abanderado priísta, vaya otro dato: jamás asistió a evento alguno del Partido Acción Nacional (PAN) mientras fue alto funcionario e inclusive responsable de las finanzas nacionales en la administración de Felipe Calderón.
Asambleístas y militantes simples especulan con nombres y posiciones, pero la baraja presidencial es amplia y destacan dos datos: primero debe decidirse la sucesión en el Banco de México (Banxico) por la salida de Agustín Carstens y luego vendrá lo demás: el relevo en el PRI y los ajustes al gabinete.
Pero la bufalada viene fuerte y abundaremos en su momento.
Más funciones y poder para Luis Serna
La olla también empieza a hervir en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Miguel Mancera ya decidió irse tras rendir su quinto informe en septiembre y cuando eso suceda –a más tardar en octubre– habrá dado dos pasos fundamentales: decidir el nombre de sucesor y negociar para conseguir los votos necesarios y su designación en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
No nada más ahí.
Dialoga con todos los sectores –el empresarial es fundamental– y el nombre más mencionado por sus interlocutores es Luis Serna Chávez, su secretario particular durante toda la administración y con lealtad probada.
Pero Mancera ha cruzado mucha información y sobre todo el nivel de interlocución lograda por Serna Chávez con los hombres de negocios, las áreas de gobierno, las propias y las federales, y en específico con el presidente Enrique Peña.
Al no ser un hombre exclusivo de agendas y antesalas, el jefe de Gobierno le ha confiado tejer y dar seguimiento a los acuerdos con todas las fuerzas políticas, grupos culturales, Presidencia de la República, secretarios de Estado.
Esto lo ha posicionado hacia dentro y hacia fuera, pues a menudo ha resuelto conflictos entre miembros del gabinete capitalino e inclusive corregido errores de los secretarios cuando han generado crisis.
Estos son los hechos.
La decisión la tomará Mancera en solitario y la negociará con quienes más inciden en la vida económica, política y social de la ciudad.
PRI: Peña palomeó el fin del chapulineo
1.- Enrique Peña no fe el único ganador en la Asamblea priísta.
Atendió el clamor de la militancia de frenar el salto –chapulineo, le llama ésta- de plurinominales de cámara en cámara sin pasar por la criba de las urnas.
Cosas de la vida, éste requisito fue borrado en la Asamblea de Puebla con Roberto Madrazo.
Y 2.- siga de cerca de Alejandro Moreno, Alito.
El gobernador de Campeche ha sido estrella de la semana y pronto lo será más: rindió su segundo informe, anunció multitud de obras, al día siguiente recibió –hecho no común– al presidente Enrique Peña y puso la sede para cambiar los Estatutos del PRI.