Descomplicado
No encuentran antídoto contra lo Moreira.
No saben siquiera con cuál de los dos.
O si los dos.
Un jerarca panista me dijo:
-Tienen el control absoluto el estado.
Pregunté:
-¿Para ganar?
-Sí.
Información suficiente tendrán Ricardo Anaya y sus colaboradores.
Por ahora analizan nombres y, aunque usted no lo crea y escuche el discurso incendiario de su dirigente, el Partido Acción Nacional (PAN) no encuentra un cuadro de peso para enfrentar la maquinaria moreirista.
He aquí su escenario:
Hace meses se reunieron en Saltillo los aspirantes y entre todos, con el respaldo del comité directivo estatal, acordaron postular al mejor posicionado para sepultar ambiciones desmedidas.
Hoy ése es el ex senador Guillermo Anaya, mejor identificado como el primer compadre del país por ser muy, pero muy cercano a Felipe Calderón, pero con muchos déficits políticos.
Suficientes para haber perdido hace seis años con Rubén Moreira a pesar del gran apoyo brindado desde el gobierno federal calderonista con sus ataques frontales a Humberto y la deuda de Coahuila.
También aspira Luis Fernando Salazar, enemigo jurado de un panista de pedigrí, Jorge Zermeño, y quien pidió licencia en el Senado para contender por la sucesión de Rubén Moreira.
Un tercer aspirante es el alcalde de Saltillo, Isidro López Villarreal, conocido no por su fuerza política –La Laguna jamás le daría el triunfo por eso del regionalismo- sino por sus alianzas empresariales.
Y los empresarios, corazón financiero del PAN, presionan fuerte.
Desfile de aspirantes con Humberto Moreira
En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la lectura es distinta.
El entorno de Humberto Moreira Valdez presume de una verdad: nadie lo ha llamado, ni desde el gobierno federal ni desde la cúpula priísta, para convocarlo a la disciplina y frenar sus aspiraciones políticas.
En Insurgentes Norte el tema es candente.
De una parte, hay una percepción absoluta del poder político de los Moreira, Humberto por delante, y de su peso específico en toda la estructura, desde colonias populares hasta los comités distritales, municipales y el estatal.
Esto se traduce en un hecho evidente: nadie gana sin el respaldo de los Moreira.
Tal vez por ello todos los priístas –desde el ex subsecretario de Desarrollo Social Javier Guerrero hasta el alcalde de Torreón, Miguel Ángel Riquelme, candidato del gobernador– han desfilado por la casa de Humberto Moreira en Cuernavaca.
¿Para qué?
Para pedirle apoyo.
Y, vistas las cosas así, Coahuila no cambiaría sin el poder de los Moreira.
Sobre todo de Humberto, quien ya alista su candidatura para diputado local y desde el Congreso de Coahuila rehabilitarse nacionalmente con una posición en 2018, sea senador o diputado federal.
Gobernadores panistas con actitud priísta
Tanto ataque en campaña, tantas críticas a la corrupción, tantas amenazas de cárcel a los ex gobernadores priístas, dieron al PAN de Ricardo Anaya siete de 12 gubernaturas en liza.
Y hoy, cuando casi todos han tomado posesión, su único clamor es: más recursos.
Más de 20 mil millones en Veracruz, decenas de millones en Chihuahua, dos mil en Durango… o chichi federal o más deuda.
¿Para eso pelearon?
No hay cambio: pareciera el mismo partido (PRI), los mismos gobernantes y unos panista incapaces de ofrecer algo nuevo.
Hay denuncias de irregularidades en contratos, asignaciones directas, cobros indebidos…
En el paquete está Perro Rojo Films, una sociedad anónima beneficiada para el documental Mexicanos de Bronce pese a haber salido del aire.
La investigación avanza.