Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Sobre los gobernadores hay muchas historias.
Cuando uno los evoca, se remite a personajes calaña Fidel Herrera, Guillermo Padrés, Javier Duarte o Roberto Borge.
Es su historia y desempeño personal.
Pero hay un conglomerado bajo sospecha: la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).
Es una historia larga.
Cuando Ernesto Zedillo, hubo mandatarios estatales interesados en formar un frente para presionar al Gobierno federal a fin de hacerse de poderes y recursos.
Al frente estuvieron el zacatecano Ricardo Monreal, el sudcaliforniano Leonel Cota, varios panistas y el priísta oaxaqueño José Murat, quienes transformaron una incipiente asociación en confederación.
Esa Conago fue instrumento de exigencia para Ernesto Zedillo, medio funcionó con Vicente Fox y Felipe Calderón, pero hoy con Enrique Peña ha pasado a ente decorativo.
Un botón de muestra:
A la integración de la comisión de seguridad, asunto del mayor interés para todo el país, sólo asistieron unos cuantos mandatarios.
¡Ocho!
Y pasa con las demás comisiones, a donde no mandan siquiera representantes a firmar acuerdos.
Es la decadencia de la Conago cuando mayor representación necesitan los estados y la nación urge de unidad a fin de presentarse fuerte ante la crisis y el gobierno de Donald Trump.
Convenios multilaterales abandonados
En la cancillería hay alarma.
Dispone de miles de millones para impulsar la colaboración entre los gobiernos estatales con el extranjero en múltiples aspectos pero… ¡nadie los reclama!
El desinterés absoluto.
El turno correspondió ayer a Quintana Roo.
El gobernador Carlos Joaquín fue llamado porque durante años sus antecesores -Roberto Borge, Félix González Canto- ignoraron convenios bilaterales con varios países.
No es cosa menor, si se analizan las condiciones de inseguridad imperantes en esa entidad: acuerdos con la Gendarmería Francesa y los Carabineros de Chile para formar policías, por ejemplo.
O proyectos educativos con Chile e intercambios médicos –sobre todo oftalmológicos– con Venezuela y tampoco nada.
Si fuera el único caso uno pensaría en unas cuantas malas administraciones quintanarroenses y ya, pero involucra a otras entidades: Guanajuato, San Luis Potosí, Nuevo León, Michoacán, Veracruz y Jalisco, por mencionar algunas.
Dinero perdido, proyectos abandonados, desarrollo postergado, miles de familias sin beneficio de recursos a la mano.
¡Qué desgracia!
Liconsa traslada apoyos a marginados
Muy al principio del sexenio, la entonces secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, me dio un dato sorprendente:
-La falta de transparencia en los padrones de asistencia lleva a multiplicidades. Hay familias en algunas ciudades cuyos beneficios les dan para vivir: pensiones para adultos mayores, a madres solteras, de Liconsa, Oportunidades…
Todo junto.
Se multiplican apoyos a cargo del erario.
Esta historia es actual porque Liconsa ha decidido trasladar los padrones de beneficiarios de las grandes urbes y colonias con ingresos adecuados a lugares más necesitados.
Explicó su director Héctor Pablo Ramírez Puga: ahora esos beneficios van a marginados indígenas y de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y otros lugares, quienes reciben ese producto “por primera vez en 70 años de vida de Liconsa”.
¿Las demás entidades federales se atreverían a hacer lo mismo?