El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Televisa, AMLO, Quintero, Jessica de la Madrid: Tiempo de pagar cuentas
Por: José Luis Camacho Acevedo
En los días iniciales del septiembre de 2017 recibí en mi celular dos llamadas que no consignaban el nombre de quien me buscaba.
Era el clásico número desconocido.
Contesté la segunda llamada y una voz medio termblorosa me dijo: “Te recomiendo que no te vuelvas a meter con Alejandro Quintero o atente a las consecuencias.”
Días más tarde Federico Arreola me comentó que recibió también llamadas anónimas que lo prevenían de no meterse con Quintero.
Le dije a Arreola: Yo he trabajado con gente que no amenaza, actúa. Y estos no parecen de esa categoría.
Finalmente me llamaron de un teléfono que era de la oficina de Alejandro Quintero para dejarme el mismo recado. Yo le contesté que quería hablar con Quintero y ya se dejaran de esas infantiles amenazas.
Arreola me dijo que sería conveniente que viera al entonces sub secretario de derechos humanos de la SEGOB, mi amigo Roberto Campa Cifrián.
Solicité una audiencia con Campa. Acudí la fecha que me indicaron. Estaban una representante de la CNDH encargada de las amenazas a periodistas, un funcionario de la PGR que tenía la misma misión con respecto de los comunicadores.
Le mostré al grupo reunido por Campa los registros de las llamadas anónimas y el número que presuntamente era de la oficina de Alejandro Quintero.
Campa llamó y le dijeron que efectivamente era la oficina de Quintero, pero que no se encontraba localizable.
Ya casi al finalizar el mes Campa me dijo que le llamaron de Los Pinos para decirle que ya no le moviera al asunto de Arreola, Camacho y Quintero.
El representante de la PGR me sugirió que iniciara una denuncia por amenazas contra quien resultara responsable.
Arreola y yo acordamos no denunciar ya que Quintero se ostentaba como el cerebro gris de Los Pinos.
Nuestra denuncia no iría muy lejos.
Ya en campaña por la presidencia, alguien desde allí, Los Pinos, mandó a Quintero a la campaña de José Antonio Meade como estratega de imagen.
Los resultados de su trabajo están a la vista.
La truculenta y negra historia de Alejandro Quintero es bien conocida en el medio.
Alejandro Quintero fue vicepresidente de Comercialización y Ventas de Televisa hasta diciembre de 2014. Su salida de la televisora fue señalada a que altos ejecutivos de ésta (empresa) supuestamente lo inculparon por realizar una denuncia anónima ante la Comisión de Valores y Cambios de Estados Unidos, en la que detallaba cómo es que esa empresa realizaba el delito de lavado de dinero.
El periodista Raymundo Riva Palacio apuntó en su portal Eje Central lo siguiente:
“…el ex ejecutivo de la televisora, Alejandro Quintero, podría ser el “topo” con información privilegiada de Alfonso de Angoitia, principal señalado en el texto anónimo.
Riva Palacio continúa su columna: “Si así fuera, él no tendría acceso a toda la información privada contenida en la carta. No hay nadie con ese tipo de acceso, como Alejandro Quintero, el arquitecto de los convenios de publicidad política, que fue despedido de una muy mala manera por De Angoitia. ¿Es el topo? No se sabe. Pero el pleito es tan grande que quien decidió tomarlo deberá tener claro por dónde es la ruta de escape”, añade.
“El objetivo más atacado en la denuncia es De Angoitia, el cerebro financiero de la empresa, sobre quien abundan los detalles personales, como las cuentas de los dos bancos estadounidenses donde, afirma el denunciante anónimo, depositó dinero mal habido –para configurar el delito de lavado de dinero–, los números de su credencial de elector y cédula profesional, y hasta los nombres de sus cuatro guardaespaldas. Es decir, el mensaje es que los conocen perfectamente. ¿Quién puede ser?“, se preguntaba Riva Palacio.
El 12 de junio, Reforma señaló que Quintero revendía espacios publicitarios a través de TV Promo, información revelada por la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) en un reporte:
«TV Promo actúa como licenciatura de Televisa para el uso y explotación de ciertas imágenes y/o marcas registradas de programas y telenovelas producidas por Televisa, y produce campañas promocionales y eventos para Televisa y para algunos de sus clientes», explica el informe. (…) «Estas empresas pagan tarifas aplicables a anunciantes que compran servicios de publicidad disponibles no vendidos, que son más bajas que las tarifas que pagan los anunciantes que compran espacios por adelantado o con tarifas regulares».
Entonces, ¿qué ocurre? El periodista Jenaro Villamil explicó que las irregularidades en las operaciones de TV Promo podrían atraer la atención de la SEC para iniciar una investigación. Esta situación tendría muy enfadados a los inversionistas de Televisa en Estados Unidos, entorpeciendo los planes de Azcárraga para ganar terreno en dicho país a través de sus operaciones con Univisión -empresa de la cual posee 5% de las acciones desde 2010-.
En TV Promo Quintero contaba con la colaboración de la publirrelacionista Jéssica de la Madrid.
Ayer El Financiero publicó una nota que parece ser la punta de una madeja de corrupción y de intrigas contra Andrés Manuel López Obrador:
Van tras Quintero
EL JUEVES EN votación unánime el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal ordenó una amplia investigación sobre el financiamiento ilegal y violación del modelo de comunicación electoral con relación a la serie “Populismo en América”. Pésima noticia para el Consejo Mexicano de Negocios, que preside Alejandro Ramírez, pues estuvo montado en esa campaña negra contra Andrés Manuel López Obrador. Pero peor noticia para Alejandro Quintero, estratega del war room de José Antonio Meade, y a quien el mismo ahora presidente señaló como autor intelectual de la serie que habría tenido un costo de 160 millones de pesos y que no quisieron transmitir Televisa de Emilio Azcárraga, TV Azteca de Benjamín Salinas, Imagen Televisión de Olegario Vázquez Aldir y Netflix de Reed Hasting. El único que accedió fue Amazon. Por cierto, dicen que Quintero ya trae abogado y que ya se fue de México.
No cabe duda que para Quintero ha llegado la hora de pagar sus cuentas pendientes.