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Cae presunto feminicida en la alcaldía Álvaro Obregón en CDMX
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de abril de 2017.- Un informe de un organismo de vigilancia del gobierno de Estados Unidos halló fallas en múltiples agencias en una serie de investigaciones a traficantes de armas realizadas en el estado de Texas en 2010, difundió el Centro de Investigación de Crimen Organizado, Insight Crime.
Lo anterior derivó en fatales consecuencias por errores de organismos estadounidenses en investigaciones de tráfico de armas hacia México, basado en el análisis de las redes de tráfico de armas de fuego de las organizaciones criminales de los hermanos Otilio y Rafael Osorio y Manuel Barba, refiere un informe de la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia.
Según en análisis de Insight Crime, el informe de la OIG ofrece un estudio detallado de la manera como los traficantes de armas abastecen a los grupos criminales mexicanos mediante el «tráfico hormiga», una práctica de compra legal de armas en pequeños números por parte de pequeños compradores, y el paso de operaciones de contrabando relativamente pequeñas por la frontera.
“En lugar de comprar en grandes volúmenes, los agentes dicen que los grupos criminales usan este método de tráfico hormiga para cubrir sus necesidades”, reveló la fundación dedicada al estudio de la principal amenaza para la seguridad nacional y ciudadana en América Latina y el Caribe: el crimen organizado.
En el informe de la OIG, los traficantes compran armas en pequeñas cantidades todos a la vez, de diversas fuentes distribuidas en muchos cientos de kilómetros.
“Cuando se reunieron las armas para el envío, había por lo menos dos docenas en el momento, no cientos ni miles”, dio a conocer InSight Crime.
El Centro de Investigación de Crimen Organizado sostuvo que esta estrategia reduce la posibilidad de interrupciones importantes en los flujos de armas ilícitas. “Los organismos de orden público, por ejemplo, tienen menos probabilidades de identificar un patrón de compras ilegales de una empresa”, indica.
En forma colectiva, organismos compilan varias piezas de evidencia concretas que indican que la organización maneja una red de tráfico de armas a gran escala, apunta.
Dado que los cargamentos son pequeños, los decomisos de las autoridades solo afectan una pequeña parte del tráfico total, reitera el informe.
Insight Crime considera que la industria de armamento no es diferente al negocio de la droga, aunque puede ser aún más resistentes a las medidas del gobierno para contrarrestarla.
La OIG se centra en errores de detalle de los organismos de investigación, así como en la amplia evidencia de vacíos en las leyes estadounidenses sobre armas, las cuales sustentan el mercado ilegal de armas en México.
De manera más clara, el informe muestra la facilidad con la que los traficantes pueden adquirir legalmente armas de asalto poderosas, incluyendo rifles calibre 0,50, AR-15 y AK-47 montados.
“Los agentes de la ATF que siguieron a los hermanos González cuando compraron ocho AK-47 asumieron atinadamente que estaban destinados para los grupos criminales mexicanos, pero las compras en sí eran legales”, recalca el informe.